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POR MARCO BONILLA –
Estamos a un año de las elecciones del 2024.
Elegiremos Presidente de la República y se renovará el total de integrantes del Congreso de la Unión, el poder legislativo.
En Chihuahua además elegiremos a integrantes del congreso local y los gobiernos municipales.
Por ahora lo que está en el foco de atención es la presidencia de la república.
Sabemos que López Obrador no puede reelegirse, nada más eso faltaba.
Pero si se ve con claridad, porque lo ha dicho, que quieren imponer a alguien que le sea incondicional y siga su mismo modelo de gobierno.
Por lo tanto, de lo que se trata no es de elegir a quien ocupe la presidencia de la república, sino que en realidad vamos a escoger entre dos opciones: continuidad o cambio.
Hoy en México nos encontramos inmersos en un ambiente polarizado, donde las etiquetas de "fifis" y "chairos" parecen definir nuestras posturas y determinar nuestras relaciones.
Pero ¿es esto lo que realmente nos conviene?
La división entre el norte y el sur, entre aquellos que usamos sombrero y los que no, solo nos aleja de la posibilidad de construir un país unido y fuerte.
Estoy convencido de que es hora de mirar más allá de nuestras diferencias regionales y comprender que nuestra diversidad es nuestra mayor riqueza.
En equipo, podemos superar cualquier obstáculo y forjar un futuro prometedor para todos.
Por su parte, López Obrador ha hecho todo lo posible por polarizarnos, además de anular el modelo en el que los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial se equilibran.
Él quiere mandar sobre legisladores y sobre jueces, quiere dar instrucciones y que lo obedezcan.
Por eso, si alguien de su equipo quiere darle continuidad a ese modelo, es muy grave.
Porque cuando una sola persona manda, hay abusos, hay excesos, se impone la visión de una sola persona o grupo a toda la sociedad, que es ya muy plural.
Debemos cambiar al equilibrio, a los pesos y contrapesos.
Debemos recordar que las instituciones, Como el Instituto Nacional Electoral, son pilares fundamentales de nuestra democracia, que garantizan la estabilidad y el bienestar de la sociedad.
En lugar de destruirlas, debemos trabajar en fortalecerlas y exigir rendición de cuentas.
Y luego hay una lista de políticas públicas que muchos pensamos totalmente equivocadas.
Por ejemplo, la inseguridad jurídica para invertir y generar empleos.
Todo el sexenio ha sido amenazar con expropiar, detener grandes inversiones, pasar actividades al Gobierno; ese es un mal modelo de gobierno, y continuarlo solamente nos llevará a una gran crisis como país.
Algunos podrán decir, “es que el país va bien, la economía va bien”.
Pero es muy diferente decir que nuestro país es muy grande y tiene una economía fuerte, empresas muy sólidas, buenas condiciones geográficas y de oportunidad, que pueden soportar un mal sexenio, a decir que eso puede sostenerse otro sexenio más.
Continuidad o cambio.
Ya es hora de decir las cosas claramente y sin darle vueltas.
Estamos ante el enorme peligro de un sexenio fallido más, un sexenio para consolidar el autoritarismo, el poder de una persona, las políticas populistas que han llevado a la ruina a tantos hermanos, y esa no puede ser la opción para México.
Necesitamos el cambio.
Hoy les pregunto: ¿de qué lado de la historia como ciudadanos quieren estar? Podemos seguir enfrascados en disputas estériles y divisiones infundadas, o podemos unirnos en torno a los valores que nos definen como sociedad.
Es hora de que nuestra conciencia ciudadana prevalezca sobre las diferencias y los prejuicios.
Llamemos a la reflexión, al diálogo constructivo y al respeto mutuo.
Desafiemos los estereotipos y las barreras que nos separan.
En equipo, podemos construir un México donde la diversidad sea celebrada, donde las instituciones sean sólidas y justas, y donde las aspiraciones de cada individuo se conviertan en una realidad.
POR MARCO BONILLA –
Estamos a un año de las elecciones del 2024.
Elegiremos Presidente de la República y se renovará el total de integrantes del Congreso de la Unión, el poder legislativo.
En Chihuahua además elegiremos a integrantes del congreso local y los gobiernos municipales.
Por ahora lo que está en el foco de atención es la presidencia de la república.
Sabemos que López Obrador no puede reelegirse, nada más eso faltaba.
Pero si se ve con claridad, porque lo ha dicho, que quieren imponer a alguien que le sea incondicional y siga su mismo modelo de gobierno.
Por lo tanto, de lo que se trata no es de elegir a quien ocupe la presidencia de la república, sino que en realidad vamos a escoger entre dos opciones: continuidad o cambio.
Hoy en México nos encontramos inmersos en un ambiente polarizado, donde las etiquetas de "fifis" y "chairos" parecen definir nuestras posturas y determinar nuestras relaciones.
Pero ¿es esto lo que realmente nos conviene?
La división entre el norte y el sur, entre aquellos que usamos sombrero y los que no, solo nos aleja de la posibilidad de construir un país unido y fuerte.
Estoy convencido de que es hora de mirar más allá de nuestras diferencias regionales y comprender que nuestra diversidad es nuestra mayor riqueza.
En equipo, podemos superar cualquier obstáculo y forjar un futuro prometedor para todos.
Por su parte, López Obrador ha hecho todo lo posible por polarizarnos, además de anular el modelo en el que los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial se equilibran.
Él quiere mandar sobre legisladores y sobre jueces, quiere dar instrucciones y que lo obedezcan.
Por eso, si alguien de su equipo quiere darle continuidad a ese modelo, es muy grave.
Porque cuando una sola persona manda, hay abusos, hay excesos, se impone la visión de una sola persona o grupo a toda la sociedad, que es ya muy plural.
Debemos cambiar al equilibrio, a los pesos y contrapesos.
Debemos recordar que las instituciones, Como el Instituto Nacional Electoral, son pilares fundamentales de nuestra democracia, que garantizan la estabilidad y el bienestar de la sociedad.
En lugar de destruirlas, debemos trabajar en fortalecerlas y exigir rendición de cuentas.
Y luego hay una lista de políticas públicas que muchos pensamos totalmente equivocadas.
Por ejemplo, la inseguridad jurídica para invertir y generar empleos.
Todo el sexenio ha sido amenazar con expropiar, detener grandes inversiones, pasar actividades al Gobierno; ese es un mal modelo de gobierno, y continuarlo solamente nos llevará a una gran crisis como país.
Algunos podrán decir, “es que el país va bien, la economía va bien”.
Pero es muy diferente decir que nuestro país es muy grande y tiene una economía fuerte, empresas muy sólidas, buenas condiciones geográficas y de oportunidad, que pueden soportar un mal sexenio, a decir que eso puede sostenerse otro sexenio más.
Continuidad o cambio.
Ya es hora de decir las cosas claramente y sin darle vueltas.
Estamos ante el enorme peligro de un sexenio fallido más, un sexenio para consolidar el autoritarismo, el poder de una persona, las políticas populistas que han llevado a la ruina a tantos hermanos, y esa no puede ser la opción para México.
Necesitamos el cambio.
Hoy les pregunto: ¿de qué lado de la historia como ciudadanos quieren estar? Podemos seguir enfrascados en disputas estériles y divisiones infundadas, o podemos unirnos en torno a los valores que nos definen como sociedad.
Es hora de que nuestra conciencia ciudadana prevalezca sobre las diferencias y los prejuicios.
Llamemos a la reflexión, al diálogo constructivo y al respeto mutuo.
Desafiemos los estereotipos y las barreras que nos separan.
En equipo, podemos construir un México donde la diversidad sea celebrada, donde las instituciones sean sólidas y justas, y donde las aspiraciones de cada individuo se conviertan en una realidad.
Osvaldo
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