Una Historia de Chihuahua Comparte

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Como docente universitario siempre tienes retos constantes para adaptar lo contenido en los planes de estudio con aspectos prácticos que cada estudiante identifique en su entorno, de forma fácil y que sea cotidiano, para garantizar mayormente el aprendizaje y facilitar la enseñanza.
De ser posible, vincular los contenidos temáticos con cuestiones de aplicación inmediata, más allá de dinámicas o reportes, si no a través de proyectos que permitan la supervisión de avances hasta llegar al propósito de aprendizaje.

Así, este cuatrimestre enero-abril me tocó impartir la asignatura de “Habilidades Organizacionales” a dos grupos de quinto cuatrimestre de la ingeniería aeronáutica de la Universidad Politécnica de Chihuahua, con poco más de 30 estudiantes, con quienes abordaría los temas de: visión organizacional, comunicación y liderazgo, unidades que marca el programa de dicha materia.

Dada la naturaleza de los temas, además de compartirles mi experiencia en puestos a nivel directivo, junto con los conceptos fundamentales de cada tema que se los mostré con materiales que tenía elaborados al impartir talleres de este tipo a personas dedicadas al emprendimiento y a las micro, pequeñas y medianas empresas, quise ligarlo con una actividad que se prestaba bastante y cuya finalidad sería el bien común, esto a través del programa Chihuahua Comparte, que realizan Cáritas de Chihuahua y el Banco de Alimentos Regional, para apoyar a las familias chihuahuenses que se encuentren en situación de vulnerabilidad alimentaria, principalmente en la Sierra Tarahumara.

De esta forma, a través del desarrollo de dicha asignatura se fue trabajando hasta conseguir una meta común de 500 kilos de arroz y frijol, que se consiguieron por medio de la aplicación directa de los temas, unidad tras unidad, presentando evidencia de los avances de cada una.
Desde la planeación estratégica, en la que además de proponer su filosofía organizacional de cada equipo, también hicieron el diagnóstico, establecieron objetivos, así como estrategias con metas e indicadores; hasta pasar con la comunicación del proyecto de forma individual y organizacional, para llegar al liderazgo positivo ejercido de cada integrante de los cuatro equipos con la conclusión de la entrega de la media tonelada de alimentos.

La meta fue posible gracias a la serie de actividades que cada equipo programó en su planeación estratégica y que difundieron por medio de su plan de comunicación, por lo que llevaron a cabo, dentro de la universidad y fuera de esta, algunas acciones como centros de acopio en estéticas o negocios, rifas, venta de alimentos, entre otras que combinaron con sus demás tareas y proyectos de sus otras seis asignaturas que llevan como carga normal.

El programa de Chihuahua Comparte, es un programa muy noble que se basa en algo indispensable para el ser humano: la alimentación.
El garantizarle a una familia un plato de comida por un tiempo, por las circunstancias adversas por las que atraviese, ya sea por no tener empleo, cuente con un ingreso insuficiente, por enfermedad, discapacidad o cualquier infortunio, es una gran causa, que se refleja en esta alianza intersectorial que inició el año pasado y que ya ha acopiado 40 mil kilos de alimentos, apoyando a más de 18 mil personas en distintas comunidades de mayor vulnerabilidad en el estado.

Mi agradecimiento al apoyo decidido de las y los estudiantes de ambos grupos de la ingeniería aeronáutica, cuyo ejemplo permeará en la comunidad universitaria y chihuahuense, por haber aceptado y apoyado tan noble labor y combinando de la mejor manera con su aprendizaje.
Y ojalá seamos más los que nos sumemos a apoyare esta causa tan sentida y bastante beneficio.

¡Estoy para ayudar!

Redes sociales:

*Facebook Eduardo Barbosa Sáenz: /BarbosaSaenzEduardo

*Twitter: @EBarbosaSaenz

Como docente universitario siempre tienes retos constantes para adaptar lo contenido en los planes de estudio con aspectos prácticos que cada estudiante identifique en su entorno, de forma fácil y que sea cotidiano, para garantizar mayormente el aprendizaje y facilitar la enseñanza.
De ser posible, vincular los contenidos temáticos con cuestiones de aplicación inmediata, más allá de dinámicas o reportes, si no a través de proyectos que permitan la supervisión de avances hasta llegar al propósito de aprendizaje.

Así, este cuatrimestre enero-abril me tocó impartir la asignatura de “Habilidades Organizacionales” a dos grupos de quinto cuatrimestre de la ingeniería aeronáutica de la Universidad Politécnica de Chihuahua, con poco más de 30 estudiantes, con quienes abordaría los temas de: visión organizacional, comunicación y liderazgo, unidades que marca el programa de dicha materia.

Dada la naturaleza de los temas, además de compartirles mi experiencia en puestos a nivel directivo, junto con los conceptos fundamentales de cada tema que se los mostré con materiales que tenía elaborados al impartir talleres de este tipo a personas dedicadas al emprendimiento y a las micro, pequeñas y medianas empresas, quise ligarlo con una actividad que se prestaba bastante y cuya finalidad sería el bien común, esto a través del programa Chihuahua Comparte, que realizan Cáritas de Chihuahua y el Banco de Alimentos Regional, para apoyar a las familias chihuahuenses que se encuentren en situación de vulnerabilidad alimentaria, principalmente en la Sierra Tarahumara.

De esta forma, a través del desarrollo de dicha asignatura se fue trabajando hasta conseguir una meta común de 500 kilos de arroz y frijol, que se consiguieron por medio de la aplicación directa de los temas, unidad tras unidad, presentando evidencia de los avances de cada una.
Desde la planeación estratégica, en la que además de proponer su filosofía organizacional de cada equipo, también hicieron el diagnóstico, establecieron objetivos, así como estrategias con metas e indicadores; hasta pasar con la comunicación del proyecto de forma individual y organizacional, para llegar al liderazgo positivo ejercido de cada integrante de los cuatro equipos con la conclusión de la entrega de la media tonelada de alimentos.

La meta fue posible gracias a la serie de actividades que cada equipo programó en su planeación estratégica y que difundieron por medio de su plan de comunicación, por lo que llevaron a cabo, dentro de la universidad y fuera de esta, algunas acciones como centros de acopio en estéticas o negocios, rifas, venta de alimentos, entre otras que combinaron con sus demás tareas y proyectos de sus otras seis asignaturas que llevan como carga normal.

El programa de Chihuahua Comparte, es un programa muy noble que se basa en algo indispensable para el ser humano: la alimentación.
El garantizarle a una familia un plato de comida por un tiempo, por las circunstancias adversas por las que atraviese, ya sea por no tener empleo, cuente con un ingreso insuficiente, por enfermedad, discapacidad o cualquier infortunio, es una gran causa, que se refleja en esta alianza intersectorial que inició el año pasado y que ya ha acopiado 40 mil kilos de alimentos, apoyando a más de 18 mil personas en distintas comunidades de mayor vulnerabilidad en el estado.

Mi agradecimiento al apoyo decidido de las y los estudiantes de ambos grupos de la ingeniería aeronáutica, cuyo ejemplo permeará en la comunidad universitaria y chihuahuense, por haber aceptado y apoyado tan noble labor y combinando de la mejor manera con su aprendizaje.
Y ojalá seamos más los que nos sumemos a apoyare esta causa tan sentida y bastante beneficio.

¡Estoy para ayudar!

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