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Por: Fernando Sandoval Salinas
El 17 de diciembre de 1958 se declaró formalmente inaugurada la Escuela de Trabajo Social en esta capital.
Inició con un alumnado de 38 jovencitas bajo la dirección de la maestra Guadalupe Sánchez de Araiza acompañada de un cuerpo de docentes de lujo: María Elena Campos, José Concepción Fuentes, Agustín Méndez Rosas, Carlos Urquidi, Agustín Medina, Alberto Ramírez y Jesús Lujan.
El tiempo mostró que la apertura de la escuela fue una decisión importante porque sus egresados han cumplido su responsabilidad profesional favoreciendo el desarrollo, la cohesión y la transformación social de las comunidades donde han desempeñado su trabajo, siempre priorizando a los grupos vulnerables y convirtiéndose en campo de estudio y acción vinculado con varias tareas y ramas de las ciencias sociales, las humanidades y la intervención comunitaria.
Gracias a esto, en Chihuahua la población ha recibido de las y los trabajadores sociales egresados de la escuela hoy llamada “Guadalupe S.
de Araiza” en honor a su fundadora, beneficios relacionados con la justicia social, los derechos humanos, la diversidad, el respeto y la equidad, entre otros.
Desafortunadamente en un mundo en el que priva la ganancia inmediata, el mercado mundial, la inequidad, y por qué no, el egoísmo, la escuela y sus egresados no son aprovechados en tareas que evidentemente requieren atención inmediata.
Sólo a manera de ejemplo comento algunas áreas con urgencia de intervención:
Ante los problemas de seguridad es importante que se considere a la prevención, entendida como la posibilidad de anticipar las posibles causas de conflictos tanto individuales como colectivos.
En esta tarea, tanto organizaciones públicas y privadas encuentran en los trabajadores sociales el profesional adecuado para proyectos de intervención que permitan conocer el contexto poblacional y las situaciones de riesgo social que se presentan, así como las carencias y necesidades del mismo contexto, esto pensando, por ejemplo, en los miles de jóvenes susceptibles de ser reclutados por el crimen organizado
Otros aspectos serían la planificación y diseño de intervenciones de programas y la organización de servicios sociales para promover la inserción social, así como tareas de docencia, supervisión, evaluación, investigación y mucho más.
Esto no significa que no lo hagan, de hecho, la escuela permanentemente actúa sobre los aspectos que son de relevancia para el futuro de la profesión y su importante aplicación en los distintos contextos sociales y por ello, desde inicios de septiembre ha programado actividades relacionadas con su identidad y desarrollo.
Se trata de distinguir el Día del Trabajador Social, acontecido el 21 de agosto pasado y el Día del Gerontólogo, que se celebra el 1 de septiembre.
En el caso de la escuela en mención se ofrecen ambas carreras y para ello se han programado conferencias de alto nivel académico, talleres y otras actividades.
Felicidades a la comunidad de Trabajo Social y adelante en su labor profesional.
Por: Fernando Sandoval Salinas
El 17 de diciembre de 1958 se declaró formalmente inaugurada la Escuela de Trabajo Social en esta capital.
Inició con un alumnado de 38 jovencitas bajo la dirección de la maestra Guadalupe Sánchez de Araiza acompañada de un cuerpo de docentes de lujo: María Elena Campos, José Concepción Fuentes, Agustín Méndez Rosas, Carlos Urquidi, Agustín Medina, Alberto Ramírez y Jesús Lujan.
El tiempo mostró que la apertura de la escuela fue una decisión importante porque sus egresados han cumplido su responsabilidad profesional favoreciendo el desarrollo, la cohesión y la transformación social de las comunidades donde han desempeñado su trabajo, siempre priorizando a los grupos vulnerables y convirtiéndose en campo de estudio y acción vinculado con varias tareas y ramas de las ciencias sociales, las humanidades y la intervención comunitaria.
Gracias a esto, en Chihuahua la población ha recibido de las y los trabajadores sociales egresados de la escuela hoy llamada “Guadalupe S.
de Araiza” en honor a su fundadora, beneficios relacionados con la justicia social, los derechos humanos, la diversidad, el respeto y la equidad, entre otros.
Desafortunadamente en un mundo en el que priva la ganancia inmediata, el mercado mundial, la inequidad, y por qué no, el egoísmo, la escuela y sus egresados no son aprovechados en tareas que evidentemente requieren atención inmediata.
Sólo a manera de ejemplo comento algunas áreas con urgencia de intervención:
Ante los problemas de seguridad es importante que se considere a la prevención, entendida como la posibilidad de anticipar las posibles causas de conflictos tanto individuales como colectivos.
En esta tarea, tanto organizaciones públicas y privadas encuentran en los trabajadores sociales el profesional adecuado para proyectos de intervención que permitan conocer el contexto poblacional y las situaciones de riesgo social que se presentan, así como las carencias y necesidades del mismo contexto, esto pensando, por ejemplo, en los miles de jóvenes susceptibles de ser reclutados por el crimen organizado
Otros aspectos serían la planificación y diseño de intervenciones de programas y la organización de servicios sociales para promover la inserción social, así como tareas de docencia, supervisión, evaluación, investigación y mucho más.
Esto no significa que no lo hagan, de hecho, la escuela permanentemente actúa sobre los aspectos que son de relevancia para el futuro de la profesión y su importante aplicación en los distintos contextos sociales y por ello, desde inicios de septiembre ha programado actividades relacionadas con su identidad y desarrollo.
Se trata de distinguir el Día del Trabajador Social, acontecido el 21 de agosto pasado y el Día del Gerontólogo, que se celebra el 1 de septiembre.
En el caso de la escuela en mención se ofrecen ambas carreras y para ello se han programado conferencias de alto nivel académico, talleres y otras actividades.
Felicidades a la comunidad de Trabajo Social y adelante en su labor profesional.
Análisis
Osvaldo