Sobre el estilo tardío, de Edward Said

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Por: Mario Saavedra

Celebrado crítico y teórico literario y musical, el palestino Edward Said (Jerusalén, 1935–Nueva York, de 2003) fue además un activista comprometido con distintas causas justas del mundo que le tocó vivir y sufrir, entre otras ––y en primer lugar–– lo que hizo por su pueblo desde dentro y desde fuera del Consejo Nacional Palestino.
Dentro de una muy nutrida y diversa bibliografía, su medular gran obra Orientalismo constituye sin duda su estudio más ambicioso y difundido, como punta de lanza de una nueva línea crítica de análisis poscolonialistas que han desenmascarado los muchos prejuicios y lugares comunes presentes en las más tradicionales posturas pro occidentalistas y eurocéntricas.

Políglota, como experto en la materia sabía que los aparatos lingüísticos ya concentran en su vocabulario y en sus formas muchos de esos desvíos y atavismos erráticos, malformaciones culturales que sólo propician acercamientos miopes y equivocados para desentrañar y entender como es debido otros pueblos y culturas.
Toda una autoridad, "Orientalismo" fue entonces el concepto neurálgico por él acuñado para desencadenar todas esas nuevas teorías poscolonialistas y subalternas basadas en la observación de un sinfín de falsos prejuicios presentes en las muchas actitudes occidentales de cara a la Otredad, centradas en el exotismo, cuando no en un cargado sentimiento de superioridad.

En el arte de Euterpe, otro de sus grandes saberes y pasiones, Edward Said tenía de igual modo una no menos sólida formación técnica y leía muy bien música, pues tocaba el piano con bastante buen oficio.
Crítico por muchos años de la revista estadounidense The Nation, escribió extraordinarios libros como Elaboraciones musicales: ensayos sobre música clásica, Paralelismos y paradojas: reflexiones sobre música y sociedad (donde dialoga con el notable pianista y director judío argentino Daniel Barenboim, con quien creó la Fundación Pública Andaluza y la West Eastern Divan Orchestra) y el que ahora nos ocupa Sobre el estilo tardío: música y literatura a contracorriente.

Hombre de amplios saberes, esta última era la obra en la que trabajaba cuando lo alcanzó la muerte víctima de la leucemia con la cual luchaba desde una década atrás.
Destacan aquí las reflexiones sobre algunas óperas de Mozart, sobre la obra del autor maldito francés Jean Genet, sobre Beethoven y sus últimas obras a partir de las cuales su maestro Theodor Adorno acuñó precisamente el término de “estilo tardío” (nadie mejor que Said para desentrañar los difíciles conceptos del gran fisósofo y musicólogo alemán miembro de la Escuela de Frankfurt), sobre Thomas Mann y su Doktor

Faustus, sobre el sabio arte pianístico del canadiense Glenn Gould, sobre Giuseppe Tomasi di Lampedusa y el acercamiento cinematográfico de Visconti a su novela El gatopardo, sobre Richard Strauss y la preponderancia del siglo XVIII en muchas de sus óperas, sobre el poeta griego Constantino Cavafis y su fascinación por la vida y por la muerte (Eros y Thanatos, y en tensión con estas dos antípodas, el exilio), sobre los trágicos griegos y la humanización del más “tardío” Eurípides, sobre la obra lírica no menos radicalmente inflexiva del británico Benjamin Britten sobre todo de su manniana Muerte en Venecia.

Por: Mario Saavedra

Celebrado crítico y teórico literario y musical, el palestino Edward Said (Jerusalén, 1935–Nueva York, de 2003) fue además un activista comprometido con distintas causas justas del mundo que le tocó vivir y sufrir, entre otras ––y en primer lugar–– lo que hizo por su pueblo desde dentro y desde fuera del Consejo Nacional Palestino.
Dentro de una muy nutrida y diversa bibliografía, su medular gran obra Orientalismo constituye sin duda su estudio más ambicioso y difundido, como punta de lanza de una nueva línea crítica de análisis poscolonialistas que han desenmascarado los muchos prejuicios y lugares comunes presentes en las más tradicionales posturas pro occidentalistas y eurocéntricas.

Políglota, como experto en la materia sabía que los aparatos lingüísticos ya concentran en su vocabulario y en sus formas muchos de esos desvíos y atavismos erráticos, malformaciones culturales que sólo propician acercamientos miopes y equivocados para desentrañar y entender como es debido otros pueblos y culturas.
Toda una autoridad, "Orientalismo" fue entonces el concepto neurálgico por él acuñado para desencadenar todas esas nuevas teorías poscolonialistas y subalternas basadas en la observación de un sinfín de falsos prejuicios presentes en las muchas actitudes occidentales de cara a la Otredad, centradas en el exotismo, cuando no en un cargado sentimiento de superioridad.

En el arte de Euterpe, otro de sus grandes saberes y pasiones, Edward Said tenía de igual modo una no menos sólida formación técnica y leía muy bien música, pues tocaba el piano con bastante buen oficio.
Crítico por muchos años de la revista estadounidense The Nation, escribió extraordinarios libros como Elaboraciones musicales: ensayos sobre música clásica, Paralelismos y paradojas: reflexiones sobre música y sociedad (donde dialoga con el notable pianista y director judío argentino Daniel Barenboim, con quien creó la Fundación Pública Andaluza y la West Eastern Divan Orchestra) y el que ahora nos ocupa Sobre el estilo tardío: música y literatura a contracorriente.

Hombre de amplios saberes, esta última era la obra en la que trabajaba cuando lo alcanzó la muerte víctima de la leucemia con la cual luchaba desde una década atrás.
Destacan aquí las reflexiones sobre algunas óperas de Mozart, sobre la obra del autor maldito francés Jean Genet, sobre Beethoven y sus últimas obras a partir de las cuales su maestro Theodor Adorno acuñó precisamente el término de “estilo tardío” (nadie mejor que Said para desentrañar los difíciles conceptos del gran fisósofo y musicólogo alemán miembro de la Escuela de Frankfurt), sobre Thomas Mann y su Doktor

Faustus, sobre el sabio arte pianístico del canadiense Glenn Gould, sobre Giuseppe Tomasi di Lampedusa y el acercamiento cinematográfico de Visconti a su novela El gatopardo, sobre Richard Strauss y la preponderancia del siglo XVIII en muchas de sus óperas, sobre el poeta griego Constantino Cavafis y su fascinación por la vida y por la muerte (Eros y Thanatos, y en tensión con estas dos antípodas, el exilio), sobre los trágicos griegos y la humanización del más “tardío” Eurípides, sobre la obra lírica no menos radicalmente inflexiva del británico Benjamin Britten sobre todo de su manniana Muerte en Venecia.

Osvaldo

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