La actriz Reyna Álvarez expone las adversidades que conlleva ser muxe ante el mundo; sin embargo, también esta orgullosa de pertenecer a esta comunidad.
La actriz Reyna Álvarez expone las adversidades que conlleva ser muxe ante el mundo; sin embargo, también esta orgullosa de pertenecer a esta comunidad.
Por Diana Manzo.
Para Reyna Álvarez reencontrarse con su sentido de pertenencia es sentirse orgullosamente muxe zapoteca y para lograrlo viajó miles de kilómetros de su natal Tehuantepec, Oaxaca, hasta Londres, en donde participa en el Congreso Internacional de Estudios de Performance.
Llegar hasta el viejo continente es una larga historia, dice con picardía Reyna, muxe actriz de teatro, que emigró primeramente a Canadá, en donde después de varias dificultades logró ingresar a la universidad, en donde obtuvo el pase para asistir a dicho Congreso Internacional.
“Vengo de un largo proceso, ya no soy la persona que yo era antes y lo descubrí durante el encierro por Covid-19, ahí entendí que era racismo disfrazado de clasismo, porque tenía una homofobia interiorizada, aspiraba a una vida que no necesariamente era para mí, hasta que me propuse a investigar sobre mi propia experiencia.
Me reencontré, emigré a Canadá y ahora ando en Londres”, comparte.
De cabello largo y rizado, Álvarez se ha abierto a una vida más libre, donde el racismo no tenga cabida y mucho menos la discriminación.
“Me siento muy orgullosa de quien soy, me di cuenta que la muxeidad -como dice Lukas Avendaño- es un ecosistema cultural propio, que permite existir, y eso fue lo que propuse en la universidad, rechazar la construcción masculina y abrazar la identidad indígena, porque ahí encontré el lugar de existir”.
La joven que actualmente estudia en la Universidad de Alberta en Canadá señala que, además de participar en Londres, volverá a su natal Tehuantepec para continuar con su investigación para colectar información entrevistando a las “antiguas”, como se les llama a las muxes adultas mayores.
Recuerda que llegar a Canadá no fue fácil, porque llegó como migrante, trabajó limpiando casas, y por fortuna un primo le ofreció comida y casa.
Más tarde quiso trabajar en construcción pero fue rechazado, y finalmente decidió estudiar.
“En este reencuentro que tengo conmigo misma, me llegan las memorias de la infancia, ser muxe no es sencillo, porque es un mundo especial y único”.
Por último, Reyna recalca que estar en Londres significa contar su experiencia y que sigue existiendo el rechazo social y familiar.
“Acá haré unas escenas de la obra, estoy muy contenta de reafirmar mi orgullo muxe, de encontrar el sentido de pertenencia que tanto rechacé por muchos años, hoy soy otra, hoy son Reyna Álvarez”.
