Reconciliación nacional: la ruta hacia un futuro compartido

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México dió un voto de confianza al actual gobierno federal y mientras los ganadores festejaban el triunfo contundente sin contrapesos, los mercados temieron que un cambio de reglas en las instituciones limite el desarrollo y la certeza de las inversiones.
Todo esto, justo en medio de un momento único para México, en el que hay condiciones globales para afianzarse como el principal aliado de Estados Unidos y crear una ruta hacia el progreso.

Es importante reconocer que existe un país desigual y continúan problemas como la inseguridad, la corrupción y un deterioro de la clase política, ya que el 61% de votantes no corresponde con el gran “interés” que había generado la contienda.

¿Cómo aprovechar la oportunidad del país de crecer aceleradamente? ¿Cómo alcanzar nuestra plenitud cuando hay visiones tan opuestas? Todos buscamos el bienestar pero mientras unos creen que es por medio de un estado fuerte otros creen que es por medio de equilibrios, instituciones ciudadanas y un sector privado promotor del desarrollo que requiere mayor apertura económica para crear infraestructura y condiciones para crecer.

Hoy, más que nunca, debemos recordar que México es uno y que el progreso o fracaso de unos es también de los otros.
Barack Obama dijo que la paz comienza cuando se “aprende a estar en la piel del otro y a ver a través de sus ojos”.
Los líderes políticos, económicos y sociales tenemos la responsabilidad de construir la reconciliación nacional y existen tres actitudes que nos pueden ayudar.

1.
- La empatía para escuchar y hacer propios los sentimientos de los demás antes de defender nuestras posiciones.
Todos los actores debemos dialogar con quienes piensan distinto, sin buscar imponer sino antes comprender y después de una pausa, replantear nuestros paradigmas sin renunciar a nuestros principios y anhelos.

2.
- El pragmatismo para maximizar las oportunidades con acciones claras para eliminar la desigualdad, la corrupción y la inseguridad e impulsar un dinamismo económico para crecer más del 1% o 2%, como lo han logrado países emergentes exitosos.
El pragmatismo implica acordar con inteligencia, basándose en datos duros, sin posiciones ideológicas radicales y encontrando el interés común para llegar a acuerdos.

3.
Foco en el bien común manteniendo la mira en la creación de condiciones de desarrollo para todos y buscar la felicidad y plenitud auténtica.
Es vital hacer esto con una perspectiva a largo plazo, sin comprometer a las próximas generaciones, cuidando los recursos del país y fomentando la armonía democrática y el trabajo en equipo.

Existe una agenda amplia de iniciativas que pueden fortalecer el tejido empresarial y fomentar la equidad e igualdad social y crear una ruta de desarrollo que beneficie a todos.
Por ejemplo el apoyo a las mipymes, que generan el 67% del empleo, fortalecer la educación y promover la formalidad de la economía.

Esperamos que la nueva mayoría mantenga la prudencia y sea cautelosa en su ejercicio de gobierno, actuando con templanza, conscientes del impacto de sus decisiones en el fomento al empleo, la competitividad, la confianza internacional, la división de poderes, la calidad de vida de las personas, y la protección de nuestra democracia.

Como ciudadanos debemos mantener el diálogo y el monitoreo ante las decisiones que se tomen y poder reconocer los aciertos y apoyar las buenas iniciativas sin dejar de insistir en mantener la libertad económica con responsabilidad social.
Finalmente como empresarios debemos trabajar cada vez más por crear mejores condiciones de vida desde los empleos que generamos.

Ing.
Industrial, Presidente de Canacintra en Chihuahua

México dió un voto de confianza al actual gobierno federal y mientras los ganadores festejaban el triunfo contundente sin contrapesos, los mercados temieron que un cambio de reglas en las instituciones limite el desarrollo y la certeza de las inversiones.
Todo esto, justo en medio de un momento único para México, en el que hay condiciones globales para afianzarse como el principal aliado de Estados Unidos y crear una ruta hacia el progreso.

Es importante reconocer que existe un país desigual y continúan problemas como la inseguridad, la corrupción y un deterioro de la clase política, ya que el 61% de votantes no corresponde con el gran “interés” que había generado la contienda.

¿Cómo aprovechar la oportunidad del país de crecer aceleradamente? ¿Cómo alcanzar nuestra plenitud cuando hay visiones tan opuestas? Todos buscamos el bienestar pero mientras unos creen que es por medio de un estado fuerte otros creen que es por medio de equilibrios, instituciones ciudadanas y un sector privado promotor del desarrollo que requiere mayor apertura económica para crear infraestructura y condiciones para crecer.

Hoy, más que nunca, debemos recordar que México es uno y que el progreso o fracaso de unos es también de los otros.
Barack Obama dijo que la paz comienza cuando se “aprende a estar en la piel del otro y a ver a través de sus ojos”.
Los líderes políticos, económicos y sociales tenemos la responsabilidad de construir la reconciliación nacional y existen tres actitudes que nos pueden ayudar.

1.
- La empatía para escuchar y hacer propios los sentimientos de los demás antes de defender nuestras posiciones.
Todos los actores debemos dialogar con quienes piensan distinto, sin buscar imponer sino antes comprender y después de una pausa, replantear nuestros paradigmas sin renunciar a nuestros principios y anhelos.

2.
- El pragmatismo para maximizar las oportunidades con acciones claras para eliminar la desigualdad, la corrupción y la inseguridad e impulsar un dinamismo económico para crecer más del 1% o 2%, como lo han logrado países emergentes exitosos.
El pragmatismo implica acordar con inteligencia, basándose en datos duros, sin posiciones ideológicas radicales y encontrando el interés común para llegar a acuerdos.

3.
Foco en el bien común manteniendo la mira en la creación de condiciones de desarrollo para todos y buscar la felicidad y plenitud auténtica.
Es vital hacer esto con una perspectiva a largo plazo, sin comprometer a las próximas generaciones, cuidando los recursos del país y fomentando la armonía democrática y el trabajo en equipo.

Existe una agenda amplia de iniciativas que pueden fortalecer el tejido empresarial y fomentar la equidad e igualdad social y crear una ruta de desarrollo que beneficie a todos.
Por ejemplo el apoyo a las mipymes, que generan el 67% del empleo, fortalecer la educación y promover la formalidad de la economía.

Esperamos que la nueva mayoría mantenga la prudencia y sea cautelosa en su ejercicio de gobierno, actuando con templanza, conscientes del impacto de sus decisiones en el fomento al empleo, la competitividad, la confianza internacional, la división de poderes, la calidad de vida de las personas, y la protección de nuestra democracia.

Como ciudadanos debemos mantener el diálogo y el monitoreo ante las decisiones que se tomen y poder reconocer los aciertos y apoyar las buenas iniciativas sin dejar de insistir en mantener la libertad económica con responsabilidad social.
Finalmente como empresarios debemos trabajar cada vez más por crear mejores condiciones de vida desde los empleos que generamos.

Ing.
Industrial, Presidente de Canacintra en Chihuahua

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