¿Qué es lo que aspiramos?

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Por: Mario Góngora H.

Sí, necesitamos ser aspiracionistas, totalmente contrarios a lo que pretende el tal “obrador”.
La sociedad actual carece de personas que saben realmente lo que quieren, y abundan los que sólo desean lo que otros tienen.
Cuando se asoman a sí mismos, si se atreven a hacerlo, se encuentran vacíos.

Todo ese universo que llevamos dentro es el que realmente cuenta, pues de él toma su color el mundo que cada quien vive.
Y si somos observadores reconocemos que las esperanzas y visión de cada cual, son el resultado de sus aspiraciones, y de sus metas.
Pero da la impresión que muchas personas en nuestra sociedad viajan en un automóvil, de noche, con las luces apagadas, de reversa y sin saber a dónde van.

Actualmente la mayor parte de los motivadores o de las múltiples técnicas de superación personal como la Programación Neurolingïística, la Psicocibernética, el Método Silva de Control Mental, la Meditación Tumo, El Secreto, etc.
, afirman que, de lo que uno cree y cómo lo cree, depende lo que uno puede lograr, lo que podemos convertir en una realidad.

La falta de un ideal , de una aspiración, de una meta personal, enferma al ser humano.
Y a veces hasta lo mata, cuando decide tomar los ideales y las metas de otros, de los que obtienen el dinero fácil robando, estafando, a punta de becas o envenenando a la sociedad.

Una meta para la vida bien definida hace más por la felicidad que lo que la lógica ha logrado.
Es el ideal de nuestra meta lo que produce una realidad.
Si algo queremos con profundo deseo, a nuestro lado encontraremos lo que buscamos.
Sin embargo, dicho encuentro no es espontáneo, no llega solo y gratis estando sentados, sólo esperando un milagro.
Cada visión debe madurar en acciones para volverla una realidad.

Sin sueños, sin, aspiraciones, no tendríamos suficiente aliento para sobrevivir las crisis.
Sin ellos, toda lucha sería abandonada.
Cuando no los tenemos y sólo vive en nosotros la ambición por el poder y el dinero, nos volvemos animales, como de hecho lo hemos visto en los acontecimientos diarios en nuestra ciudad.

La verdad es que “los impulsos más nobles y las verdades más grandes sólo pueden ser nuestros cuando les abrimos nuestra alma para darles entrada” dijo un autor desconocido hace años.

En la actualidad, hemos separado la ciencia del espíritu, y siendo realistas, la ciencia apenas representa una fracción de la realidad del mundo, y con frecuencia es la parte menos importante.

Pienso que debemos querer ser algo más que hombres arrastrados por las corrientes de moda en el río de la vida.
Podemos ser como el agua, que puede convertirse en rocío, en océanos, en cataratas, en un bello arco iris, en generadora de energía y sobre todo, proporcionado vida con la facultad de brindar satisfacción a todos los seres humanos.

Por: Mario Góngora H.

Sí, necesitamos ser aspiracionistas, totalmente contrarios a lo que pretende el tal “obrador”.
La sociedad actual carece de personas que saben realmente lo que quieren, y abundan los que sólo desean lo que otros tienen.
Cuando se asoman a sí mismos, si se atreven a hacerlo, se encuentran vacíos.

Todo ese universo que llevamos dentro es el que realmente cuenta, pues de él toma su color el mundo que cada quien vive.
Y si somos observadores reconocemos que las esperanzas y visión de cada cual, son el resultado de sus aspiraciones, y de sus metas.
Pero da la impresión que muchas personas en nuestra sociedad viajan en un automóvil, de noche, con las luces apagadas, de reversa y sin saber a dónde van.

Actualmente la mayor parte de los motivadores o de las múltiples técnicas de superación personal como la Programación Neurolingïística, la Psicocibernética, el Método Silva de Control Mental, la Meditación Tumo, El Secreto, etc.
, afirman que, de lo que uno cree y cómo lo cree, depende lo que uno puede lograr, lo que podemos convertir en una realidad.

La falta de un ideal , de una aspiración, de una meta personal, enferma al ser humano.
Y a veces hasta lo mata, cuando decide tomar los ideales y las metas de otros, de los que obtienen el dinero fácil robando, estafando, a punta de becas o envenenando a la sociedad.

Una meta para la vida bien definida hace más por la felicidad que lo que la lógica ha logrado.
Es el ideal de nuestra meta lo que produce una realidad.
Si algo queremos con profundo deseo, a nuestro lado encontraremos lo que buscamos.
Sin embargo, dicho encuentro no es espontáneo, no llega solo y gratis estando sentados, sólo esperando un milagro.
Cada visión debe madurar en acciones para volverla una realidad.

Sin sueños, sin, aspiraciones, no tendríamos suficiente aliento para sobrevivir las crisis.
Sin ellos, toda lucha sería abandonada.
Cuando no los tenemos y sólo vive en nosotros la ambición por el poder y el dinero, nos volvemos animales, como de hecho lo hemos visto en los acontecimientos diarios en nuestra ciudad.

La verdad es que “los impulsos más nobles y las verdades más grandes sólo pueden ser nuestros cuando les abrimos nuestra alma para darles entrada” dijo un autor desconocido hace años.

En la actualidad, hemos separado la ciencia del espíritu, y siendo realistas, la ciencia apenas representa una fracción de la realidad del mundo, y con frecuencia es la parte menos importante.

Pienso que debemos querer ser algo más que hombres arrastrados por las corrientes de moda en el río de la vida.
Podemos ser como el agua, que puede convertirse en rocío, en océanos, en cataratas, en un bello arco iris, en generadora de energía y sobre todo, proporcionado vida con la facultad de brindar satisfacción a todos los seres humanos.

Osvaldo

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