Punto y aparte | Nuevas edades para ser diputado o secretario 

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Alejandro Rueda Moreno

“Cada edad tiene su razón”

Boileau -

En la pasada temporada de vacaciones de Semana Santa nuestros finos legisladores federales aprobaron, por mayoría calificada, modificar la Constitución para reducir la edad de quienes pretendan ocupar un cargo público, estableciendo en el artículo 55 que para ser diputado ya no se requieren 21 años cumplidos sino 18 (mayoría de edad en nuestro país) y en el artículo 91 que para ser secretario de Estado se requiere, aparte de ser mexicano por nacimiento, una edad de 25 años, lo cual representa una disminución de cinco años sobre los 30 que aún se piden.
Esta aprobación ahora pasará a la Cámara de Senadores para su revisión, así como a los congresos locales para que hagan lo propio.

Esta aprobación obedeció a la iniciativa de diferentes grupos políticos que buscan respetar los principios de no discriminación y de igualdad que establece la Constitución política, ya que el segmento de la población que abarca ese margen de diferencia de edades entre las actuales y las propuestas conforman un 30%

En nuestro país a los 18 años los jóvenes pueden contraer matrimonio, abrir empresas, trabajar con las obligaciones del pago de impuestos respectivos y en épocas de elecciones emitir su sufragio, pero no pueden ser votados.
Aquí la cuestión que se presenta es si realmente a la juventud le interesará ocupar un cargo público de esta gran responsabilidad; ¿Tendrán en cuenta el compromiso que esto significa?, de ser así brindémosle entonces la confianza ya que gran parte de la clase política ha dejado mucho que desear desde hace tiempo.

Apatía, inmadurez, incapacidad y desinterés son adjetivos calificativos que seguramente pasan por la mente de muchos al preguntarles su opinión sobre la juventud hoy en día en la política y es probable que algunos chicos y chicas sí quepan en este contexto, pero para un servidor que tengo la oportunidad de darle clases a jóvenes universitarios, me doy cuenta que hay mentes dispuestas a buscar un mejor futuro para el país, muchachos que no toman la situación a la ligera y que están deseosos de conocimiento para emplearlo en favor de la sociedad, a ellos, hay que brindarles las facilidades para que lo logren paulatinamente, como debe de ser, su éxito será el de todos.

Sin lugar a dudas esta reforma brinda una ventana de oportunidades para que la creatividad de los chavos se ponga en marcha en la búsqueda de soluciones modernas ante los diversos problemas que tiene nuestra nación, aunque también es cierto que el ser diputado, independientemente de si fue por elección popular o no, requiere de conocimiento y capacitación que llevan implícito recorrer un camino custodiado por las bases del derecho porque la creación de leyes no es un tema menor y requiere de muchos elementos que van más allá de ser joven o no.

De llegar jóvenes a la cámara baja del Congreso esperamos que tengan todo lo necesario para que sus decisiones no se vean influenciadas por otro tipo de intereses más que el de velar por México.
Si, es verdad que representan el futuro de nuestro país, pero las cosas bien hechas se hacen paso a paso y de forma meditada.
Ande pues.

Alejandro Rueda Moreno

“Cada edad tiene su razón”

Boileau -

En la pasada temporada de vacaciones de Semana Santa nuestros finos legisladores federales aprobaron, por mayoría calificada, modificar la Constitución para reducir la edad de quienes pretendan ocupar un cargo público, estableciendo en el artículo 55 que para ser diputado ya no se requieren 21 años cumplidos sino 18 (mayoría de edad en nuestro país) y en el artículo 91 que para ser secretario de Estado se requiere, aparte de ser mexicano por nacimiento, una edad de 25 años, lo cual representa una disminución de cinco años sobre los 30 que aún se piden.
Esta aprobación ahora pasará a la Cámara de Senadores para su revisión, así como a los congresos locales para que hagan lo propio.

Esta aprobación obedeció a la iniciativa de diferentes grupos políticos que buscan respetar los principios de no discriminación y de igualdad que establece la Constitución política, ya que el segmento de la población que abarca ese margen de diferencia de edades entre las actuales y las propuestas conforman un 30%

En nuestro país a los 18 años los jóvenes pueden contraer matrimonio, abrir empresas, trabajar con las obligaciones del pago de impuestos respectivos y en épocas de elecciones emitir su sufragio, pero no pueden ser votados.
Aquí la cuestión que se presenta es si realmente a la juventud le interesará ocupar un cargo público de esta gran responsabilidad; ¿Tendrán en cuenta el compromiso que esto significa?, de ser así brindémosle entonces la confianza ya que gran parte de la clase política ha dejado mucho que desear desde hace tiempo.

Apatía, inmadurez, incapacidad y desinterés son adjetivos calificativos que seguramente pasan por la mente de muchos al preguntarles su opinión sobre la juventud hoy en día en la política y es probable que algunos chicos y chicas sí quepan en este contexto, pero para un servidor que tengo la oportunidad de darle clases a jóvenes universitarios, me doy cuenta que hay mentes dispuestas a buscar un mejor futuro para el país, muchachos que no toman la situación a la ligera y que están deseosos de conocimiento para emplearlo en favor de la sociedad, a ellos, hay que brindarles las facilidades para que lo logren paulatinamente, como debe de ser, su éxito será el de todos.

Sin lugar a dudas esta reforma brinda una ventana de oportunidades para que la creatividad de los chavos se ponga en marcha en la búsqueda de soluciones modernas ante los diversos problemas que tiene nuestra nación, aunque también es cierto que el ser diputado, independientemente de si fue por elección popular o no, requiere de conocimiento y capacitación que llevan implícito recorrer un camino custodiado por las bases del derecho porque la creación de leyes no es un tema menor y requiere de muchos elementos que van más allá de ser joven o no.

De llegar jóvenes a la cámara baja del Congreso esperamos que tengan todo lo necesario para que sus decisiones no se vean influenciadas por otro tipo de intereses más que el de velar por México.
Si, es verdad que representan el futuro de nuestro país, pero las cosas bien hechas se hacen paso a paso y de forma meditada.
Ande pues.

Osvaldo

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