Punto y aparte | Adiós, ingeniero

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Alejandro Rueda Moreno

A la memoria de Carlos Riojas

Alberto Cortés cantaba que cuando un amigo se va deja un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo y es que en nuestro plano terrenal todos somos únicos e irrepetibles, con defectos y virtudes que nos hacen diferentes a otros y con los cuales somos identificados, es decir, de nosotros depende cómo seremos recordados al momento de nuestra partida física.

Desde que tuve la grata ocurrencia de aceptar ser parte de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua, el ingeniero José Carlos Riojas Bernal (socio fundador de la misma) me brindó su buen trato que con el tiempo se convirtió en una bonita y sincera amistad.
En aquellos entonces el Ingeniero derramaba tinta en este prestigiado rotativo y siempre estaba al tanto del tema educativo (fue delegado de educación en el estado).
Nació en Monclova, Coahuila, en el mes de noviembre de 1935, año en el que Lázaro Cárdenas presidía nuestro país y en el que también llegaron a este mundo el presidente uruguayo José Mujica, Armando Manzanero, Elvis Presley y Woody Allen.

El Inge Riojas cursó su carrera profesional como Ingeniero Químico en la Universidad Nacional Autónoma de México, fue director del Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez y dentro de la Asociación de Editorialistas fungió como tesorero y como integrante de la Comisión de Honor y Justicia.
Fue el Rector fundador de la Universidad Tecnológica de Chihuahua (UTCh) en el año 2000, en donde se le reconoce por la puesta en marcha del reglamento para el ingreso, promoción y permanencia del personal académico y bajo su segundo periodo (2004-2008) recibió el reconocimiento de excelencia académica de la Secretaría de Educación Pública.

En la sesión solemne de la AECHIH celebrada el sábado pasado realizada en el lobby de la UTCh y bajo el aviso de una posible nevada, varios compañeros editorialistas, entre ellos quien ahora escribe, y maestros de la propia escuela recordamos buenas anécdotas y experiencias al lado del Ing.
Riojas.
Desde luego que Kamel Athié en su calidad de rector actual brindó su esperado mensaje, así como el maestro Javier Jacquez, subdirector de Educación, quien representó a la gobernadora del estado y fue amigo del homenajeado.
Por su parte Soledad Limas y Antonio Ríos, integrantes de la mesa directiva de la AECHIH, entregaron a la señora Rosario de Riojas un recuerdo de la sesión con la firma de los editorialistas y la parte más emotiva del evento estuvo a cargo de cuatro simpáticas nietas del Inge Riojas, que con lágrimas en los ojos dijeron todo lo que su abuelo representó para ellas.
Luis Carlos Riojas cerró el homenaje a nombre de la familia y antes de despedirnos se escuchó de fondo “La puerta negra”, canción de Los Tigres del Norte favorita de nuestro amigo, quien desde donde se encuentre seguramente la entonó a todo pulmón como él sabía hacerlo.

Sólo se mueren los olvidados y por supuesto que el recuerdo del Ingeniero Riojas seguirá con nosotros, extrañaré ser el segundo en llegar a las tempranas sesiones con los editorialistas y tomarme el primer café del día con él, nunca le pude ganar en llegar primero, si alguien era puntual era nuestro querido compañero, quien hoy se encuentra en un mejor lugar que nosotros; para él y su familia mis respetos.

Alejandro Rueda Moreno

A la memoria de Carlos Riojas

Alberto Cortés cantaba que cuando un amigo se va deja un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo y es que en nuestro plano terrenal todos somos únicos e irrepetibles, con defectos y virtudes que nos hacen diferentes a otros y con los cuales somos identificados, es decir, de nosotros depende cómo seremos recordados al momento de nuestra partida física.

Desde que tuve la grata ocurrencia de aceptar ser parte de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua, el ingeniero José Carlos Riojas Bernal (socio fundador de la misma) me brindó su buen trato que con el tiempo se convirtió en una bonita y sincera amistad.
En aquellos entonces el Ingeniero derramaba tinta en este prestigiado rotativo y siempre estaba al tanto del tema educativo (fue delegado de educación en el estado).
Nació en Monclova, Coahuila, en el mes de noviembre de 1935, año en el que Lázaro Cárdenas presidía nuestro país y en el que también llegaron a este mundo el presidente uruguayo José Mujica, Armando Manzanero, Elvis Presley y Woody Allen.

El Inge Riojas cursó su carrera profesional como Ingeniero Químico en la Universidad Nacional Autónoma de México, fue director del Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez y dentro de la Asociación de Editorialistas fungió como tesorero y como integrante de la Comisión de Honor y Justicia.
Fue el Rector fundador de la Universidad Tecnológica de Chihuahua (UTCh) en el año 2000, en donde se le reconoce por la puesta en marcha del reglamento para el ingreso, promoción y permanencia del personal académico y bajo su segundo periodo (2004-2008) recibió el reconocimiento de excelencia académica de la Secretaría de Educación Pública.

En la sesión solemne de la AECHIH celebrada el sábado pasado realizada en el lobby de la UTCh y bajo el aviso de una posible nevada, varios compañeros editorialistas, entre ellos quien ahora escribe, y maestros de la propia escuela recordamos buenas anécdotas y experiencias al lado del Ing.
Riojas.
Desde luego que Kamel Athié en su calidad de rector actual brindó su esperado mensaje, así como el maestro Javier Jacquez, subdirector de Educación, quien representó a la gobernadora del estado y fue amigo del homenajeado.
Por su parte Soledad Limas y Antonio Ríos, integrantes de la mesa directiva de la AECHIH, entregaron a la señora Rosario de Riojas un recuerdo de la sesión con la firma de los editorialistas y la parte más emotiva del evento estuvo a cargo de cuatro simpáticas nietas del Inge Riojas, que con lágrimas en los ojos dijeron todo lo que su abuelo representó para ellas.
Luis Carlos Riojas cerró el homenaje a nombre de la familia y antes de despedirnos se escuchó de fondo “La puerta negra”, canción de Los Tigres del Norte favorita de nuestro amigo, quien desde donde se encuentre seguramente la entonó a todo pulmón como él sabía hacerlo.

Sólo se mueren los olvidados y por supuesto que el recuerdo del Ingeniero Riojas seguirá con nosotros, extrañaré ser el segundo en llegar a las tempranas sesiones con los editorialistas y tomarme el primer café del día con él, nunca le pude ganar en llegar primero, si alguien era puntual era nuestro querido compañero, quien hoy se encuentra en un mejor lugar que nosotros; para él y su familia mis respetos.

Osvaldo

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