¿Por qué se creyó por tanto tiempo que una estrella gigante explotaría y afectaría a la Tierra?

Desde 2019 la estrella Betelgeuse, en la constelación de Orión, comenzó a tener un comportamiento extraño e inusual que sorprendió a los astrónomos debido a que se pensó que explotaría como supernova y afectaría a la Tierra. Ahora, un grupo de científicos desmiente esta hipótesis a partir de nuevas observaciones.

Desde 2019 la estrella Betelgeuse, en la constelación de Orión, comenzó a tener un comportamiento extraño e inusual que sorprendió a los astrónomos debido a que se pensó que explotaría como supernova y afectaría a la Tierra.
Ahora, un grupo de científicos desmiente esta hipótesis a partir de nuevas observaciones.

Una de las características esenciales del pensamiento científico radica en su capacidad para corregir sus propios errores cuando, por ejemplo, una hipótesis no coincide con algún fenómeno que se esté intentando explicar y comprender.

Un claro ejemplo de este maravilloso mecanismo de la ciencia para autocorregirse (esto es justamente lo que la hace avanzar), sucedió recientemente a raíz de que un grupo de astrónomos consiguió plantear una explicación convincente al hecho de por qué Betelgeuse, la novena estrella más brillante del firmamento, disminuyera su brillo desde 2019.

La hipótesis que actualmente es considerada como la más consistente afirma que Betelgeuse -la cual es una supergigante roja situada en la constelación de Orión a unos 642 años luz- se ha hecho más obscura debido a los efectos producidos por nubes de polvo y gas.
Aunque también los científicos lo atribuyen a una mancha fría similar a las que se producen en el Sol.
Estas manchas suelen ser menos luminosas debido a que son mucho más frías que las áreas que se encuentran a su alrededor.

Antes de que esta nueva hipótesis viera la luz, muchos astrónomos atribuyeron el fenómeno de la disminución del brillo de Betelgeuse a que ésta, en cualquier momento, podía explotar y convertirse en una supernova.
Por lo que, si esto hubiese sucedido, quizá los cielos nocturnos de la Tierra se hubiesen visto distintos debido a que -para sorpresa de muchos- un punto extremadamente brillante habría aparecido repentinamente.

En el pasado ya ha habido explosiones de supernovas que han sido visibles desde la Tierra.
La más representativa de éstas ocurrió en el año 1604 de nuestra era cuando la estrella SN 1604 -también conocida como estrella de Kepler porque fue el astrónomo Johannes Kepler quien la estudió con mayor profundidad-, situada a 20,000 años luz en nuestra propia galaxia, explotó sin mayores consecuencias.

No obstante, muchos investigadores coinciden en que la explosión de una supernova cerca de nuestro planeta podría traer consecuencias realmente catastróficas ya que ello supondría cambios y daños atmosféricos que estarían asociados a la llegada de fotones altamente energéticos que ionizarían la materia.
Cuando la materia es ionizada por fotones de luz, se produce radiación que tiende a dañar el ADN que se encuentra en las células de los seres vivos.
 

Otra de las consecuencias de estas gigantescas explosiones podría ser la pérdida de gran parte del ozono, lo que se traduciría en un aumento de la radiación ultravioleta que llega a la superficie de la Tierra.
Este tipo de radiación suele asociarse con el envejecimiento prematuro y el cáncer de piel.

También mencionaron que, a raíz de sus observaciones, una de las explicaciones de por qué Betelgeuse disminuyó su brillo es que las estrellas gigantes como ésta, cuya masa oscila entre 8 y 35 veces la masa del Sol, experimentan una pérdida sustancial de su masa conforme transcurre su vida.
Y la pérdida de masa y la posterior expulsión de ésta hacia el espacio, haría que ésta se enfriase para luego condensarse y finalmente convertirse en polvo.
Y una vez que este polvo rodease a Betelgeuse, desde la perspectiva de la Tierra la estrella se vería mucho menos luminosa.

Ahora bien, con respecto a la hipótesis que recientemente ha sido planteada, y que apareció publicada en la revista Monthly Notices Letters de la Universidad de Oxford, los astrónomos, dirigidos por Julien Drevon, Florentin Millour y Pierre Cruzalebes de la Universidad Costa Azul en Francia, lograron obtener imágenes de alta resolución de la estrella tanto de antes, como durante y después del oscurecimiento.

Las imágenes han demostrado, entre otras cosas, la presencia de un compuesto químico llamado monóxido de silicio, el cual podría actuar para que se produzca la formación de granos de polvo.
Estos granos eclipsarían la luz que de Betelgeuse llega a la Tierra.

Por si fuera poco, los investigadores también observaron cambios importantes en la estructura de la fotósfera.
La fotósfera es la superficie visible de todas las estrellas; es gaseosa y tiene la capacidad de absorber y emitir radiación.

Y, según Drevon y su equipo, tanto los cambios en la fotósfera, como la presencia de monóxido de silicio, “son consistentes tanto con la formación de una mancha fría en la superficie del astro como con la eyección de una nube de polvo”, dijeron en un comunicado.

Con respecto a la posibilidad de que los astrónomos logren algún día realizar predicciones certeras sobre cuándo una estrella cercana a la Tierra se convertirá en supernova, esto aún no es posible a pesar de que nuestra civilización está provista de avanzados telescopios que escudriñan el cielo desde distintos ángulos.

Ello se debe, en gran parte, a que muchos de los fenómenos astronómicos son impredecibles.
O, si pueden predecirse, muchas veces son otros los motivos por los cuales las predicciones no se pueden realizar como, por ejemplo, cuando existe una mala interpretación de los datos y de las observaciones.

Como cuando se creyó que Betelgeuse podría convertirse en supernova y finalmente no lo hizo.
Por ahora el asunto de si es inminente que explote o no ya está cerrado.
Al menos eso es lo que nos dicen los científicos a través de sus más recientes investigaciones.

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