Plagio, ética y sociedad 

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Por: Antonio Ríos Ramírez

A raíz de la “denuncia” pública de plagio por parte de una funcionaria del poder judicial en nuestro país, surgen charlas, platicas, reflexiones y opiniones sobre el tema.
La verdad es que el hecho volvió a sacar a la luz las practicas deshonestas y los perfiles de personajes que gobiernan al país.
Y no quiero dejar fuera al sector privado, en el cual también hemos sido testigos de estas prácticas de comportamiento.

El diccionario de la lengua española define como plagio la “acción de copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Independientemente de que haya sido antes o después, que haya sido hace muchos años, que se encuentre en una posición alta dentro del poder judicial o que busque una posición mayor, el hecho es que ante una evidencia contundente de plagio se destapa un problema, que durante muchos años ha sido parte de la cultura de nuestro país y que las universidades han solapado y siguen solapando desde los niveles de un examen, hasta plagiar una tesis requisito para obtener un título.
Ante este hecho, surge el fundamento base, la ética, relacionado con el elemento moral que guían la conducta humana, y que es producto de comportamientos de la sociedad.
Estas reglas que definen qué está bien y que está mal en los comportamientos de los individuos de una sociedad y la sociedad misma, son vistos y definidos primeramente por las leyes y reglamentos en todas las áreas.
Pero más allá de las leyes, está la sociedad que estamos formando a partir de la definición de “lo bueno” y lo malo”; la verdad, la honestidad, la justicia, etc.
son parte de estos principios que regulan, de alguna manera, nuestra forma de actuar y de tomar decisiones.
En este caso, el plagio es una falta de ética y contribuye en la definición de cultura de una sociedad.
Desde los primeros elementos de formación en las escuelas primarias, hasta los posgrados, agregando la formación en las familias, tenemos la obligación de ir aportando en esa formación de los elementos de la sociedad ¿Qué estoy haciendo yo en la formación ética de mi familia, de mis compañeros de trabajo, de mis amigos? Es triste ver que aproximadamente un quince por ciento de la población universitaria (y la verdad se me hace bajo), de alguna manera ha cometido actos no éticos para sacar adelante un examen o un trabajo o una tesis.
Es triste ver que somos de los países más corruptos del mundo y esto denota los comportamientos antiéticos de un gran porcentaje de la población.
Algo tan común, como la mentira, es practicado día a día por individuos en la sociedad, hasta el ejecutivo, hasta los representantes del legislativo y ahora vemos que hasta el poder judicial.

Cada uno de nosotros debemos de ser parte de la construcción de una sociedad ética, principalmente porque nos garantiza puntos de referencia basados en principios que nos permitan utilizar la libertad de elegir ante una situación dada.
Mediante el uso de la razón vamos adquiriendo criterio y juicio propio.

Independientemente del resultado del análisis del evidente plagio en el caso en cuestión, debemos de ser partícipes de aportar hacia una sociedad ética y esto es con nuestro comportamiento del día a día, ante cada situación, cada decisión, cada comentario, pero más aun, cada pensamiento.
El ejemplo de comportamiento ético que mostremos a los demás que nos rodean, será el primer elemento en la aportación de cada uno de nosotros.
Podemos empezar respetando las leyes y reglamentos, continuar con decisiones basadas en principios, practicando la libertad de elegir ante una situación que se presente.
Adicional al respeto practiquemos enseñar, promover y resaltar comportamientos éticos que nos conduzcan a una mejor sociedad.
Como dicen, predicar con el ejemplo.

email: antonio.
rios@tec.
mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

Por: Antonio Ríos Ramírez

A raíz de la “denuncia” pública de plagio por parte de una funcionaria del poder judicial en nuestro país, surgen charlas, platicas, reflexiones y opiniones sobre el tema.
La verdad es que el hecho volvió a sacar a la luz las practicas deshonestas y los perfiles de personajes que gobiernan al país.
Y no quiero dejar fuera al sector privado, en el cual también hemos sido testigos de estas prácticas de comportamiento.

El diccionario de la lengua española define como plagio la “acción de copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Independientemente de que haya sido antes o después, que haya sido hace muchos años, que se encuentre en una posición alta dentro del poder judicial o que busque una posición mayor, el hecho es que ante una evidencia contundente de plagio se destapa un problema, que durante muchos años ha sido parte de la cultura de nuestro país y que las universidades han solapado y siguen solapando desde los niveles de un examen, hasta plagiar una tesis requisito para obtener un título.
Ante este hecho, surge el fundamento base, la ética, relacionado con el elemento moral que guían la conducta humana, y que es producto de comportamientos de la sociedad.
Estas reglas que definen qué está bien y que está mal en los comportamientos de los individuos de una sociedad y la sociedad misma, son vistos y definidos primeramente por las leyes y reglamentos en todas las áreas.
Pero más allá de las leyes, está la sociedad que estamos formando a partir de la definición de “lo bueno” y lo malo”; la verdad, la honestidad, la justicia, etc.
son parte de estos principios que regulan, de alguna manera, nuestra forma de actuar y de tomar decisiones.
En este caso, el plagio es una falta de ética y contribuye en la definición de cultura de una sociedad.
Desde los primeros elementos de formación en las escuelas primarias, hasta los posgrados, agregando la formación en las familias, tenemos la obligación de ir aportando en esa formación de los elementos de la sociedad ¿Qué estoy haciendo yo en la formación ética de mi familia, de mis compañeros de trabajo, de mis amigos? Es triste ver que aproximadamente un quince por ciento de la población universitaria (y la verdad se me hace bajo), de alguna manera ha cometido actos no éticos para sacar adelante un examen o un trabajo o una tesis.
Es triste ver que somos de los países más corruptos del mundo y esto denota los comportamientos antiéticos de un gran porcentaje de la población.
Algo tan común, como la mentira, es practicado día a día por individuos en la sociedad, hasta el ejecutivo, hasta los representantes del legislativo y ahora vemos que hasta el poder judicial.

Cada uno de nosotros debemos de ser parte de la construcción de una sociedad ética, principalmente porque nos garantiza puntos de referencia basados en principios que nos permitan utilizar la libertad de elegir ante una situación dada.
Mediante el uso de la razón vamos adquiriendo criterio y juicio propio.

Independientemente del resultado del análisis del evidente plagio en el caso en cuestión, debemos de ser partícipes de aportar hacia una sociedad ética y esto es con nuestro comportamiento del día a día, ante cada situación, cada decisión, cada comentario, pero más aun, cada pensamiento.
El ejemplo de comportamiento ético que mostremos a los demás que nos rodean, será el primer elemento en la aportación de cada uno de nosotros.
Podemos empezar respetando las leyes y reglamentos, continuar con decisiones basadas en principios, practicando la libertad de elegir ante una situación que se presente.
Adicional al respeto practiquemos enseñar, promover y resaltar comportamientos éticos que nos conduzcan a una mejor sociedad.
Como dicen, predicar con el ejemplo.

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mar Ene 3 , 2023
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