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Por: Eduardo Fernández Armendáriz
Ucrania celebró el 24 de agosto pasado la conmemoración de su independencia al cumplir seis meses de ser invadida por Rusia y con el 20 por ciento de su territorio ocupado por las tropas de este país.
Para evitar más víctimas las autoridades ucranianas cancelaron los festejos tradicionales y sólo exhibieron en las calles de Kiev vehículos blindados capturados a los rusos.
La guerra no declarada le ha costado a Ucrania bastantes pérdidas humanas y materiales, las que al parecer continuarán pues no se perciben indicios de que se pueda llegar a una paz negociada o cuando menos a una tregua de las acciones bélicas.
De acuerdo a la ONU, más de cinco mil civiles han fallecido en este periodo, aunque la organización reconoce que pudieran ser decenas de miles.
Los ucranianos estimaron que los civiles asesinados por los rusos eran más de 29 mil, cantidad que puede aumentar, desde luego.
Los bombardeos rusos han causado la destrucción de más de 130 mil edificaciones, la mayoría casas particulares y departamentos.
Los daños materiales se calculan en más de 113 mil millones de dólares, por lo que la reconstrucción del país costará cuando menos unos 200 mil millones de dólares, de los cuales tienen la promesa de recibir como ayuda unos 83 mil millones de dólares.
La tragedia ucraniana para su población civil ha sido documentada diariamente por los noticiarios internacionales, como la emigración de más de 6 millones de personas y el desplazamiento interno de otros 7 millones de ucranianos.
En cuanto a bajas militares los dos países en pugna no han dado datos oficiales, pero se considera por parte de analistas extranjeros que han fallecido unos 9 mil soldados ucranianos y unos 25 mil rusos en un frente de 2 mil 400 kilómetros.
El avance ruso ha sido lento, pero efectivo, pues en la actualidad ya controlan el 20 por ciento del territorio ucraniano, aunque aún no han podido tomar completamente la región del Donbás y mucho menos algunas de las ciudades más importantes.
Los estragos para la agricultura ucraniana son vastos, pues se estima que los productores agrícolas han perdido unos 23 mil millones de dólares debido a la destrucción de sus campos e instalaciones, así como al bloqueo a la comercialización de sus cosechas, sobre todo de granos.
Ucrania es una nación devastada que se mantiene no obstante en pie defendiendo su soberanía de Rusia desde que se independizó en 1991.
La intención de Putin es recuperar este rico territorio para demostrar el poderío militar ruso y amedrentar a las otras naciones limítrofes para que no se afilien a la OTAN, sobre todo a las que pertenecieron a la URSS.
La guerra en Ucrania es la de mayor confrontación en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, por lo que continúa siendo un peligroso foco que amenaza no sólo a este continente, sino al mundo entero.
Los efectos negativos de este enfrentamiento bélico han afectado no sólo a los países europeos que han recibido a los refugiados ucranianos, sino a la economía mundial, sobre todo a la de los países más dependientes de las exportaciones rusas y ucranianas.
La dependencia europea del gas ruso tendrá su prueba de fuego en este invierno al no contar con este combustible, mientras que países africanos padecerán la falta de granos ucranianos, pues apenas a mediados de agosto se permitió la exportación ucraniana por el mar Negro.
Toda guerra es negativa y repudiable, pero la invasión rusa lo es aún más pues ha sido sin justificación válida alguna y está enfocada más a causar terror que a conquistar territorios.
Es una tragedia humana diaria que continuará como un estigma más para toda la humanidad.
Por: Eduardo Fernández Armendáriz
Ucrania celebró el 24 de agosto pasado la conmemoración de su independencia al cumplir seis meses de ser invadida por Rusia y con el 20 por ciento de su territorio ocupado por las tropas de este país.
Para evitar más víctimas las autoridades ucranianas cancelaron los festejos tradicionales y sólo exhibieron en las calles de Kiev vehículos blindados capturados a los rusos.
La guerra no declarada le ha costado a Ucrania bastantes pérdidas humanas y materiales, las que al parecer continuarán pues no se perciben indicios de que se pueda llegar a una paz negociada o cuando menos a una tregua de las acciones bélicas.
De acuerdo a la ONU, más de cinco mil civiles han fallecido en este periodo, aunque la organización reconoce que pudieran ser decenas de miles.
Los ucranianos estimaron que los civiles asesinados por los rusos eran más de 29 mil, cantidad que puede aumentar, desde luego.
Los bombardeos rusos han causado la destrucción de más de 130 mil edificaciones, la mayoría casas particulares y departamentos.
Los daños materiales se calculan en más de 113 mil millones de dólares, por lo que la reconstrucción del país costará cuando menos unos 200 mil millones de dólares, de los cuales tienen la promesa de recibir como ayuda unos 83 mil millones de dólares.
La tragedia ucraniana para su población civil ha sido documentada diariamente por los noticiarios internacionales, como la emigración de más de 6 millones de personas y el desplazamiento interno de otros 7 millones de ucranianos.
En cuanto a bajas militares los dos países en pugna no han dado datos oficiales, pero se considera por parte de analistas extranjeros que han fallecido unos 9 mil soldados ucranianos y unos 25 mil rusos en un frente de 2 mil 400 kilómetros.
El avance ruso ha sido lento, pero efectivo, pues en la actualidad ya controlan el 20 por ciento del territorio ucraniano, aunque aún no han podido tomar completamente la región del Donbás y mucho menos algunas de las ciudades más importantes.
Los estragos para la agricultura ucraniana son vastos, pues se estima que los productores agrícolas han perdido unos 23 mil millones de dólares debido a la destrucción de sus campos e instalaciones, así como al bloqueo a la comercialización de sus cosechas, sobre todo de granos.
Ucrania es una nación devastada que se mantiene no obstante en pie defendiendo su soberanía de Rusia desde que se independizó en 1991.
La intención de Putin es recuperar este rico territorio para demostrar el poderío militar ruso y amedrentar a las otras naciones limítrofes para que no se afilien a la OTAN, sobre todo a las que pertenecieron a la URSS.
La guerra en Ucrania es la de mayor confrontación en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, por lo que continúa siendo un peligroso foco que amenaza no sólo a este continente, sino al mundo entero.
Los efectos negativos de este enfrentamiento bélico han afectado no sólo a los países europeos que han recibido a los refugiados ucranianos, sino a la economía mundial, sobre todo a la de los países más dependientes de las exportaciones rusas y ucranianas.
La dependencia europea del gas ruso tendrá su prueba de fuego en este invierno al no contar con este combustible, mientras que países africanos padecerán la falta de granos ucranianos, pues apenas a mediados de agosto se permitió la exportación ucraniana por el mar Negro.
Toda guerra es negativa y repudiable, pero la invasión rusa lo es aún más pues ha sido sin justificación válida alguna y está enfocada más a causar terror que a conquistar territorios.
Es una tragedia humana diaria que continuará como un estigma más para toda la humanidad.
Osvaldo
Osvaldo