Pahuirachi, el pueblo prehispánico inundado por una presa que resurgió ante la sequía

Ante el bajo nivel de agua de la presa Abraham González en el municipio de Guerrero, el antiguo cementerio de la comunidad salió a la vista

El pueblo de Pahuirachi en el municipio de Guerrero, vuelve a ser noticia ante el hallazgo de antiguas tumbas que por décadas estuvieron sumergidas en el agua del río Papigochi que alimentan la presa Abraham González ubicada en la cabecera municipal de Guerrero, sin embargo, no es la primera vez que se registra el avistamiento de las reliquias que datan de finales del siglo XIX, ya que en anteriores ocasiones la sequía ha permitido resurgir el antiguo cementerio del viejo Pahuirachi.

Información proporcionada a El Heraldo de Chihuahua, por el reconocido historiador, Fernando Peña Vázquez, cronista del municipio de Guerrero, señala que Pahuirachi corresponde a una comunidad indígena prehispánica que existió desde antes de la llegada de los españoles, quienes conforme avanzaba en su tarea de evangelizar a las comunidades indígenas, obligaron a los comuneros a emigrar a otras zonas de la región serrana, dando pie al mestizaje en la zona.

Gracias a ello se conformó la Misión de la Purísima Concepción del Papigochi en el año 1648, convirtiéndose Pahuirachi en el primer pueblo en el que se dio inicio con la tarea de convertir la religión politeísta de los Tarahumaras a la religión católica.

El historiador destacó que Pahuirachi fue uno de los pueblos más importantes del municipio de Guerrero, el cual se enfocaba en la agricultura y fruticultura, con la producción de frijol, maíz y manzana, pasando de ser una comunidad indígena a una mestiza a partir del siglo XIX.

Al estar ubicada en las orillas del río Papigochi, se vio la necesidad de establecer nuevas alternativas para la garantía de la producción agrícola, para lo cual, a principios del siglo XX, para ser precisos en la década de 1920, surgió el proyecto de construir una presa, idea propuesta por un ingeniero de apellidos Montero Dozal, quien presentó el proyecto al Gobierno de la República que encabezó Plutarco Elías Calles.

Sin embargo, la propuesta fue rechazada por el Ejecutivo Federal, por lo que fue hasta el año de 1956 cuando se retomó el proyecto, el cual se consolidó con la creación de la presa Abraham González, esto en el año de 1961, obra que inicia oficialmente en el año de 1958, motivando la creación del Nuevo Pahuirachi.

Al aumentar el espejo de la presa Abraham González, gracias a las constantes precipitaciones pluviales, el poblado de Pahuiricahi quedó sumergido en el agua, lo que por años fue considerado un atractivo turístico al contar con imágenes de los templos de San Ignacio y San Cayetano, está ultima destino de peregrinaciones que partían de municipios como Ocampo y Yepachi.

Sin embargo, al estar construidas de adobe y estar por décadas sumergidas en la presa Abraham González, estas terminaron por desaparecer, mientras que el cementerio, el cual se ubica en una parte más elevada del sector, aun conserva lápidas que datan de mediado del siglo XIX (1850) hasta las primeras tres décadas del siglo XX.

Fernando Peña indicó que no es la primera ocasión que se da el hallazgo de las lápidas, recordando que en el año 2010 se registró una sequía similar a la del año 2023, situación que es preocupante al reducir de manera importante el nivel de agua de la citada presa.

El pueblo de Pahuirachi en el municipio de Guerrero, vuelve a ser noticia ante el hallazgo de antiguas tumbas que por décadas estuvieron sumergidas en el agua del río Papigochi que alimentan la presa Abraham González ubicada en la cabecera municipal de Guerrero, sin embargo, no es la primera vez que se registra el avistamiento de las reliquias que datan de finales del siglo XIX, ya que en anteriores ocasiones la sequía ha permitido resurgir el antiguo cementerio del viejo Pahuirachi.

Información proporcionada a El Heraldo de Chihuahua, por el reconocido historiador, Fernando Peña Vázquez, cronista del municipio de Guerrero, señala que Pahuirachi corresponde a una comunidad indígena prehispánica que existió desde antes de la llegada de los españoles, quienes conforme avanzaba en su tarea de evangelizar a las comunidades indígenas, obligaron a los comuneros a emigrar a otras zonas de la región serrana, dando pie al mestizaje en la zona.

Gracias a ello se conformó la Misión de la Purísima Concepción del Papigochi en el año 1648, convirtiéndose Pahuirachi en el primer pueblo en el que se dio inicio con la tarea de convertir la religión politeísta de los Tarahumaras a la religión católica.

El historiador destacó que Pahuirachi fue uno de los pueblos más importantes del municipio de Guerrero, el cual se enfocaba en la agricultura y fruticultura, con la producción de frijol, maíz y manzana, pasando de ser una comunidad indígena a una mestiza a partir del siglo XIX.

Al estar ubicada en las orillas del río Papigochi, se vio la necesidad de establecer nuevas alternativas para la garantía de la producción agrícola, para lo cual, a principios del siglo XX, para ser precisos en la década de 1920, surgió el proyecto de construir una presa, idea propuesta por un ingeniero de apellidos Montero Dozal, quien presentó el proyecto al Gobierno de la República que encabezó Plutarco Elías Calles.

Sin embargo, la propuesta fue rechazada por el Ejecutivo Federal, por lo que fue hasta el año de 1956 cuando se retomó el proyecto, el cual se consolidó con la creación de la presa Abraham González, esto en el año de 1961, obra que inicia oficialmente en el año de 1958, motivando la creación del Nuevo Pahuirachi.

Al aumentar el espejo de la presa Abraham González, gracias a las constantes precipitaciones pluviales, el poblado de Pahuiricahi quedó sumergido en el agua, lo que por años fue considerado un atractivo turístico al contar con imágenes de los templos de San Ignacio y San Cayetano, está ultima destino de peregrinaciones que partían de municipios como Ocampo y Yepachi.

Sin embargo, al estar construidas de adobe y estar por décadas sumergidas en la presa Abraham González, estas terminaron por desaparecer, mientras que el cementerio, el cual se ubica en una parte más elevada del sector, aun conserva lápidas que datan de mediado del siglo XIX (1850) hasta las primeras tres décadas del siglo XX.

Fernando Peña indicó que no es la primera ocasión que se da el hallazgo de las lápidas, recordando que en el año 2010 se registró una sequía similar a la del año 2023, situación que es preocupante al reducir de manera importante el nivel de agua de la citada presa.

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