El nombre y la edad del campeón más joven de la historia moderna de los Juegos Olímpicos se ha perdido; se sabe que compitió y ganó la medalla de oro en el par de remos con timonel de París 1900, un disciplina discontinuada, en un bote en el que compitieron un francés y un holandés. Cuatro años antes, en Atenas, ganó el bronce el griego Dimitrius Loundrous a los diez años, en la gimnasia.
El nombre y la edad del campeón más joven de la historia moderna de los Juegos Olímpicos se ha perdido; se sabe que compitió y ganó la medalla de oro en el par de remos con timonel de París 1900, un disciplina discontinuada, en un bote en el que compitieron un francés y un holandés.
Cuatro años antes, en Atenas, ganó el bronce el griego Dimitrius Loundrous a los diez años, en la gimnasia.
Mauricio Mejía
A Kirén Miret, con cariño por su club de navegantes
Parece un misterio de Lewis Carroll, o del conejo de Alicia o, mejor, del gato Chesire, para el que allá es todos los lugares y aquí ninguno, irse es quedarse y estar una suerte de nunca haber llegado, hacia dónde fue, cuándo, estará en algún lado, quizá…
La fotografía de París 1900 demuestra que estuvo, que esa mañana en verdad sucedió o tal vez ya no era tan de mañana, quizá ya tarde, mediodía de sol o nublado, pero tampoco tan tarde porque la luz, las ropas y los zapatos mojados como si hubiera bajado de un barco, bueno no, no de un barco sí de una lancha o de un navío, sí, como de un navío que no fue lejos porque de otra forma la lancha sería enorme, y ésta, la de la foto, parece, si se la mira bien, pequeña, está él y los dos medallistas de bigotes y pantaloncillos cortos y blancos…él en medio, alto, bueno como de diez años, más o menos, y ese gorrillo que lo delata como travieso que brinca de un bote a otro, y luego a quién sabe a dónde, cuándo…
Luego dijeron que se perdió o que los remeros lo olvidaron en el embarcadero cuando se fueron al centro de París para festejar el triunfo, después del retrato ninguno de los dos se acordó del compañero -que era capitán y pirata al mismo tiempo- cuando los de la prensa preguntaron qué había pasado, él ya estaba lejos, o cerca, o no tan lejos ni tan cerca, sólo no estaba, quizá sí, pero ya nadie lo reconocía, ¿era este o aquel, o los otros de allá? tan parecido a los amigos que nadie supo si -digamos, Astucia- fuera uno entre todos, pero al mismo tiempo ninguno, Astucia, parece un buen nombre para quien se ha escapado, como diablura, del registro de los libros de campeones y héroes olímpicos modernos, dicen que es el más chico de entre todos, porque Astucia no ha venido a quien para decir que todo es mentira, pero…
Cabe la posibilidad, remota pero no incierta, de que Astucia -digamos- no estuviera allí en ese momento, que fuera aquel u otro, incluso de que todos se lo hubieran inventado a él o al otro, como personaje de Carroll o de Dickens, pero la fotografía dice lo contrario, lo delata, claro que era él y no otro u otros, pero quién, cómo, cuándo, dónde, ¿a dónde se habría ido, en todo caso? si en verdad fuera Astucia -digamos-, el niño que se subió en aquel barco, bueno bote, ¿qué hizo después? ¿por qué huyo? ¿o siguió jugando a saltar entre aquí y allá como los niños de su edad, bueno a esa edad? seguro no se enteró de nada, bueno de que era campeón olímpico en París, y que por falta de datos aparece hoy como desconocido, como si cualquiera o nadie, por eso Astucia, digamos…
Por la foto, Astucia -digamos- sigue siendo un misterio, un nombre y una edad que estuvo, bueno, sigue siendo un récord, aunque a medias porque solamente está el momento con ellos, con los campeones, pero nada más, nada de sus padres, abuelos, tíos o amigos con los que compartía un fragmento de vida que sirviera para un relato, quizá ellos con él en el muelle mientras no había Juegos Olímpicos en París o tal vez después de que los Juegos se fueron para siempre, como seguramente él porque no se supo nada de lo que hizo después de esa mañana, o bueno ya tarde pero no tan tarde, no de noche porque la ropa y los zapatos, por qué razón no recibió el oro olímpico en el par de remos y sí Francois Antoine Brandt y Rheon Klein, de Francia y de Holanda, quienes después fueron a sus casas y a quienes les escribieron notas de festejo en los diarios y hoy están aquí en el libro de los récords, pero no él, Astucia, digamos, no el niño de más o menos diez años que fue el campeón olímpico más niño o más…
Por ejemplo, se sabe que el griego Dimitrius Loundrous ganó medalla de bronce en las barras paralelas en Atenas 1896, a los 10 años y 218 días; que la italiana Luigina Giavotta ganó medalla de plata en la gimnasia de Amsterdam 1928, con 11 años 302 días; que, a los 12 años y 24 días, la danesa Inge Sorensen ganó el bronce en los 200 pecho de Berlín 36 y que el adolescente alemán Klaus Zerta se convirtió en campeón olímpico más joven (si no fuera por Astucia) en Roma 1960, y en el par de remos…
Sí parece un cuento a lo Carroll, o al gato Chesire en el que todos los lugares parecen allá y ninguno aquí y en donde el protagonista es un fantasma o lo que una fotografía dejó como muestra de la presencia de un fantasma…que es de un niño que tiene diez años, más o menos…
Sí que se parece.