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En México, la ley dicta que solo se pueden formar partidos políticos nacionales el año inmediato posterior a la elección presidencial.
En lo estatal, es en el año inmediato posterior a la elección a la gubernatura.
Es muy evidente que el 2024 será un punto de inflexión bastante radical en materia de partidos políticos.
Varios podrían perder el registro y además, las alianzas formadas será muy complicado que las puedan volver a separar, por lo que se abren nuevos nichos de mercado con sectores en los que sus demandas no son representadas por ninguno de los que competirán el próximo año.
El tener una amplia variedad de partidos no tiene nada de malo e incluso se podría decir que es positivo, cuando estos realmente hacen su chamba de representar sectores o agendas específicas.
El problema es que en México estamos hartos de tanto gasto, porque existen partidos que solo son rémoras de otros y en realidad no representan a nadie.
Siempre que un país gira un poco a la izquierda, la derecha reacciona de manera más drástica.
Lo mismo sucede en el sentido contrario.
Ahora que el PAN se acercó más al centro poniendo a Xochitl Galvez como precandidata y uniéndose con el PRI y el PRD, dejó de representar el espacio de la ultraderecha.
Nunca son buenos los extremos, pero tristemente, aún hay gente radical en nuestro país.
Es claro que nacerá un partido político a la derecha del PAN.
Un espacio de ultraderecha que solo afectará la tranquilidad que se vive teniendo partidos más al centro ideológico.
Viva México, será ese partido que encabeza el actor catolico Eduardo Verastegui y a donde muy pronto se sumará Lily Tellez como respuesta a su enojo por no obtener la candidatura presidencial por la alianza.
Esta es una mala noticia para el país porque reaccionarán por el otro lado y veremos también algún partido comunista.
Esas luchas ideológicas hacen que la democracia se vuelva más lenta, radical y polarizante.
Sumado a esto, nacerá otro partido con la gente que siente y sentirá excluida, tanto en espacios, como ideológicamente, con la alianza del Frente.
Todos los que han renunciado que no encuentren cobijo en MC o Morena, van a terminar formando un nuevo partido que, junto a Viva México, termina por comerse lo que quedara del PRI y PAN.
El escenario que tendremos después del 2024, será muy diferente al actual y el ajedrez se tendrá que jugar de otra manera.
Por eso es importante que valoremos el momento en el que estamos donde la derecha no es radical, ni la izquierda es comunista.
Estamos en un espectro ideológico muy centrado con las tendencias de cada partido a su lado, como debe de ser, pero sin tocar extremos.
Esto ayuda mucho al desarrollo de un país porque se logran consensos de forma más sencilla.
Menciono la palabra valorar porque las ideas que se siembren en esta campaña, serán las semillas que germinen nuevos partidos.
Es importante que la lucha se dé con el conocimiento de que no estamos tan mal como otras democracias donde los radicales hacen imposible avanzar.
Que no nos demos cuenta de lo que teníamos, cuando lo perdimos.
En México, la ley dicta que solo se pueden formar partidos políticos nacionales el año inmediato posterior a la elección presidencial.
En lo estatal, es en el año inmediato posterior a la elección a la gubernatura.
Es muy evidente que el 2024 será un punto de inflexión bastante radical en materia de partidos políticos.
Varios podrían perder el registro y además, las alianzas formadas será muy complicado que las puedan volver a separar, por lo que se abren nuevos nichos de mercado con sectores en los que sus demandas no son representadas por ninguno de los que competirán el próximo año.
El tener una amplia variedad de partidos no tiene nada de malo e incluso se podría decir que es positivo, cuando estos realmente hacen su chamba de representar sectores o agendas específicas.
El problema es que en México estamos hartos de tanto gasto, porque existen partidos que solo son rémoras de otros y en realidad no representan a nadie.
Siempre que un país gira un poco a la izquierda, la derecha reacciona de manera más drástica.
Lo mismo sucede en el sentido contrario.
Ahora que el PAN se acercó más al centro poniendo a Xochitl Galvez como precandidata y uniéndose con el PRI y el PRD, dejó de representar el espacio de la ultraderecha.
Nunca son buenos los extremos, pero tristemente, aún hay gente radical en nuestro país.
Es claro que nacerá un partido político a la derecha del PAN.
Un espacio de ultraderecha que solo afectará la tranquilidad que se vive teniendo partidos más al centro ideológico.
Viva México, será ese partido que encabeza el actor catolico Eduardo Verastegui y a donde muy pronto se sumará Lily Tellez como respuesta a su enojo por no obtener la candidatura presidencial por la alianza.
Esta es una mala noticia para el país porque reaccionarán por el otro lado y veremos también algún partido comunista.
Esas luchas ideológicas hacen que la democracia se vuelva más lenta, radical y polarizante.
Sumado a esto, nacerá otro partido con la gente que siente y sentirá excluida, tanto en espacios, como ideológicamente, con la alianza del Frente.
Todos los que han renunciado que no encuentren cobijo en MC o Morena, van a terminar formando un nuevo partido que, junto a Viva México, termina por comerse lo que quedara del PRI y PAN.
El escenario que tendremos después del 2024, será muy diferente al actual y el ajedrez se tendrá que jugar de otra manera.
Por eso es importante que valoremos el momento en el que estamos donde la derecha no es radical, ni la izquierda es comunista.
Estamos en un espectro ideológico muy centrado con las tendencias de cada partido a su lado, como debe de ser, pero sin tocar extremos.
Esto ayuda mucho al desarrollo de un país porque se logran consensos de forma más sencilla.
Menciono la palabra valorar porque las ideas que se siembren en esta campaña, serán las semillas que germinen nuevos partidos.
Es importante que la lucha se dé con el conocimiento de que no estamos tan mal como otras democracias donde los radicales hacen imposible avanzar.
Que no nos demos cuenta de lo que teníamos, cuando lo perdimos.
Osvaldo
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