Llama Iglesia Católica a vivir las bienaventuranzas

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos

Las bienaventuranzas son el programa de vida del cristiano, señaló monseñor Constancio Miranda Weckmann, Arzobispo de Chihuahua al presidir la Santa Misa del cuarto domingo del tiempo ordinario, donde exhortó a los feligreses católico a vivir el espíritu de las bienaventuranzas para encontrar la felicidad que el Señor promete.

“Las bienaventuranzas son la puerta de entrada al reino de Dios”, enfatizó el jerarca de la Iglesia Católica a los feligreses reunidos en la Catedral Metropolitana de Chihuahua, donde les recomendó ser misericordiosos, rectos y sinceros para alcanzar la salvación.

Las bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo y describen su caridad; expresan la vocación de los fieles asociados a la gloria de su Pasión y de su Resurrección; iluminan las acciones y las actitudes características de la vida cristiana.

En la reflexión dominical mencionó que las bienaventuranzas hacen evidente un nuevo orden, aquel que surge del plan de Dios; las bienaventuranzas revelan el amor de Dios, su voluntad salvífica, lo que pasa en cada persona cuando acepta el reinado de Dios en su vida.

Señaló que esta nueva ley de Jesús no es una lista de obligaciones, sino que es la invitación a que sigan el estilo de vida de Jesús, “En nuestro mundo que es tan contrario a las leyes de Jesús, necesitamos la luz y la fuerza del Espíritu Santo para comprenderlas, asimilarlas y vivirlas”.

Monseñor Miranda mencionó que son dichosos los que sufren, los misericordiosos, los no violentos, los que tienen hambre y sed de justicia, los limpios de corazón y que buscan el bien, bienaventuranzas que marcan el camino al que los cristianos están llamados.

Comentó que el mundo catalogaría a las bienaventuranzas como los deseos de Jesús, pero para los cristianos son la fuente de la alegría y el primer fruto de ellas es buscar la presencia de Dios vivo para hacer el bien.

Destacó que hay muchas personas que comparten con el necesitado, que tienen una vida luminosa, una vida transparente, que son solidarios, que entregan su vida por el reino de Dios y su justicia, que están del lado de los oprimidos.

Exhortó a los presentes a preguntarse si viven las bienaventuranzas, a la vez que elevaron una plegaria a María, madre de Jesús, quien las vivió plenamente.

Este domingo en la oración comunitaria pidieron por los que ejercen el gobierno en sus comunidades, para que el Señor les concedas sabiduría y fortaleza para trabajar a favor del bien común, especialmente en medio de las comunidades más vulnerables.

Por quienes tienen hambre y sed de justicia, los perseguidos por causa de la justicia, los que trabajan por la paz: que todos se vean fortalecidos y animados para seguir buscando el bien con decisión y valentía.

Además por la comunidad, para que viva el espíritu de las Bienaventuranzas, de manera especial, obrando con limpieza de corazón y con misericordia.

Las bienaventuranzas son el programa de vida del cristiano, señaló monseñor Constancio Miranda Weckmann, Arzobispo de Chihuahua al presidir la Santa Misa del cuarto domingo del tiempo ordinario, donde exhortó a los feligreses católico a vivir el espíritu de las bienaventuranzas para encontrar la felicidad que el Señor promete.

“Las bienaventuranzas son la puerta de entrada al reino de Dios”, enfatizó el jerarca de la Iglesia Católica a los feligreses reunidos en la Catedral Metropolitana de Chihuahua, donde les recomendó ser misericordiosos, rectos y sinceros para alcanzar la salvación.

Las bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo y describen su caridad; expresan la vocación de los fieles asociados a la gloria de su Pasión y de su Resurrección; iluminan las acciones y las actitudes características de la vida cristiana.

En la reflexión dominical mencionó que las bienaventuranzas hacen evidente un nuevo orden, aquel que surge del plan de Dios; las bienaventuranzas revelan el amor de Dios, su voluntad salvífica, lo que pasa en cada persona cuando acepta el reinado de Dios en su vida.

Señaló que esta nueva ley de Jesús no es una lista de obligaciones, sino que es la invitación a que sigan el estilo de vida de Jesús, “En nuestro mundo que es tan contrario a las leyes de Jesús, necesitamos la luz y la fuerza del Espíritu Santo para comprenderlas, asimilarlas y vivirlas”.

Monseñor Miranda mencionó que son dichosos los que sufren, los misericordiosos, los no violentos, los que tienen hambre y sed de justicia, los limpios de corazón y que buscan el bien, bienaventuranzas que marcan el camino al que los cristianos están llamados.

Comentó que el mundo catalogaría a las bienaventuranzas como los deseos de Jesús, pero para los cristianos son la fuente de la alegría y el primer fruto de ellas es buscar la presencia de Dios vivo para hacer el bien.

Destacó que hay muchas personas que comparten con el necesitado, que tienen una vida luminosa, una vida transparente, que son solidarios, que entregan su vida por el reino de Dios y su justicia, que están del lado de los oprimidos.

Exhortó a los presentes a preguntarse si viven las bienaventuranzas, a la vez que elevaron una plegaria a María, madre de Jesús, quien las vivió plenamente.

Este domingo en la oración comunitaria pidieron por los que ejercen el gobierno en sus comunidades, para que el Señor les concedas sabiduría y fortaleza para trabajar a favor del bien común, especialmente en medio de las comunidades más vulnerables.

Por quienes tienen hambre y sed de justicia, los perseguidos por causa de la justicia, los que trabajan por la paz: que todos se vean fortalecidos y animados para seguir buscando el bien con decisión y valentía.

Además por la comunidad, para que viva el espíritu de las Bienaventuranzas, de manera especial, obrando con limpieza de corazón y con misericordia.

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