La oposición testimonial 

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Para la gran mayoría de nosotras, estas semanas han sido de festejos, el proyecto funciona y está en su etapa de relevo.
Para la minoría, han sido días de una difícil resaca.
La desaparición del PRD, la disminución del PAN y la crisis que enfrenta el partido más longevo del país, son el indicativo más fehaciente de que los tiempos han cambiado ante la, aún, mirada atónita de estos partidos que no conformes con hacer una campaña testimonial, parece que serán una oposición testimonial.

El golpe de realidad que supuso la arrolladora victoria del proyecto de la Cuarta Transformación, ha sido entendido por al menos la mitad de los opinadores de este país, incluidos aquellos carentes de toda objetividad.
Todos y todas hacen un llamado a la cordura, al análisis frío de los dirigentes de estos partidos, pero ninguno de ellos parece darse cuenta de lo que está pasando, demostrando, una vez más, la falta de conexión con las personas y la realidad de México.

La actuación de estos partidos, no de ahora, no de hace tres años, sino sus resultados en décadas de gobierno, es el primer lugar donde deberían buscar el fracaso de estas elecciones para ellos; el cinismo de sus dirigentes que se dan baños de pureza afuera y por dentro el fango los ciega; sus discursos hipócritas que se vuelven silencios cuando actúan lo contrario a lo que pregonan; su “renovación” solo de dientes para afuera porque hacerlo en realidad, significaría renunciar a sus puestos de poder.
Todo esto es lo que hay detrás de su fracaso, que es para ellos y solo de ellos.

Después de su falso triunfalismo el 2 de junio, no había pasado siquiera un día y ya estaban culpándose los unos a los otros, y en una demostración más de mezquindad, el presidente del PAN regañaba a su candidata por haber reconocido el triunfo de la Dra.
Sheinbaum a través de una llamada telefónica; las caras de una hora antes cuando salieron a decir que habían ganado en 5 o 6 estados y que además había claras evidencias de que también habían ganado la presidencia, se desvanecieron casi súbitamente cuando las tendencias decían exactamente lo contrario.

En “estrategias” como esas, falsas, insidiosas, mezquinas, penosas, encontraran otro motivo por el cual la gran mayoría de la población los despreció de esa manera el 2 de junio.
Solo que hay que tener honestidad para poder verlo y todos ellas y ellos no han llegado a ese punto.
Ahí están los presidentes del PRIAN, muy quitados de la pena porque a pesar de los míseros resultados en sus partidos, ellos tienen seguro su lugar en las Cámaras, y ni aún así, permiten a sus huestes recomponerse y verdaderamente analizar sus errores, no, ya anunciaron que continuarán al frente de sus respectivos partidos.

Que difícil les está resultando ser una oposición honesta, congruente y verdaderamente preocupada por las y los mexicanos.
Aún no pueden salir de su burbuja, esa que los mantenía en el poder y en el privilegio, y así como pinta el panorama, parece que no lo van a lograr.
Y es que, hay que saber ser oposición, nosotros lo hicimos, y lo hicimos muy bien, por eso hoy, junto al presidente López Obrador y con la presidenta electa, la Dra.
Claudia Sheinbaum, refrendamos y cosechamos años, décadas de trabajo.

Un consejo para ellas y ellos: una oposición no se construye a base de calumnias porque éstas, como las mentiras, tienen patas cortas.
Sería un buen momento para que reconocieran que su interés no es por el bienestar de las personas, sino un interés de grupo y que todo el mudo ya lo sabe, menos ellos.
Cuidado, las cúpulas se comen a los partidos, si no pregúntenle a Zambrano.

Para la gran mayoría de nosotras, estas semanas han sido de festejos, el proyecto funciona y está en su etapa de relevo.
Para la minoría, han sido días de una difícil resaca.
La desaparición del PRD, la disminución del PAN y la crisis que enfrenta el partido más longevo del país, son el indicativo más fehaciente de que los tiempos han cambiado ante la, aún, mirada atónita de estos partidos que no conformes con hacer una campaña testimonial, parece que serán una oposición testimonial.

El golpe de realidad que supuso la arrolladora victoria del proyecto de la Cuarta Transformación, ha sido entendido por al menos la mitad de los opinadores de este país, incluidos aquellos carentes de toda objetividad.
Todos y todas hacen un llamado a la cordura, al análisis frío de los dirigentes de estos partidos, pero ninguno de ellos parece darse cuenta de lo que está pasando, demostrando, una vez más, la falta de conexión con las personas y la realidad de México.

La actuación de estos partidos, no de ahora, no de hace tres años, sino sus resultados en décadas de gobierno, es el primer lugar donde deberían buscar el fracaso de estas elecciones para ellos; el cinismo de sus dirigentes que se dan baños de pureza afuera y por dentro el fango los ciega; sus discursos hipócritas que se vuelven silencios cuando actúan lo contrario a lo que pregonan; su “renovación” solo de dientes para afuera porque hacerlo en realidad, significaría renunciar a sus puestos de poder.
Todo esto es lo que hay detrás de su fracaso, que es para ellos y solo de ellos.

Después de su falso triunfalismo el 2 de junio, no había pasado siquiera un día y ya estaban culpándose los unos a los otros, y en una demostración más de mezquindad, el presidente del PAN regañaba a su candidata por haber reconocido el triunfo de la Dra.
Sheinbaum a través de una llamada telefónica; las caras de una hora antes cuando salieron a decir que habían ganado en 5 o 6 estados y que además había claras evidencias de que también habían ganado la presidencia, se desvanecieron casi súbitamente cuando las tendencias decían exactamente lo contrario.

En “estrategias” como esas, falsas, insidiosas, mezquinas, penosas, encontraran otro motivo por el cual la gran mayoría de la población los despreció de esa manera el 2 de junio.
Solo que hay que tener honestidad para poder verlo y todos ellas y ellos no han llegado a ese punto.
Ahí están los presidentes del PRIAN, muy quitados de la pena porque a pesar de los míseros resultados en sus partidos, ellos tienen seguro su lugar en las Cámaras, y ni aún así, permiten a sus huestes recomponerse y verdaderamente analizar sus errores, no, ya anunciaron que continuarán al frente de sus respectivos partidos.

Que difícil les está resultando ser una oposición honesta, congruente y verdaderamente preocupada por las y los mexicanos.
Aún no pueden salir de su burbuja, esa que los mantenía en el poder y en el privilegio, y así como pinta el panorama, parece que no lo van a lograr.
Y es que, hay que saber ser oposición, nosotros lo hicimos, y lo hicimos muy bien, por eso hoy, junto al presidente López Obrador y con la presidenta electa, la Dra.
Claudia Sheinbaum, refrendamos y cosechamos años, décadas de trabajo.

Un consejo para ellas y ellos: una oposición no se construye a base de calumnias porque éstas, como las mentiras, tienen patas cortas.
Sería un buen momento para que reconocieran que su interés no es por el bienestar de las personas, sino un interés de grupo y que todo el mudo ya lo sabe, menos ellos.
Cuidado, las cúpulas se comen a los partidos, si no pregúntenle a Zambrano.

Osvaldo

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