La magia de las coincidencias

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¨Por: José Hernández

¿Cómo voy a gastar bien mi vida y a encontrar tranquilidad en los momentos de turbulencia? Creo que no estamos acostumbrados a disfrutar la paz; nos pasa desapercibida.
Nos angustiamos fácil ante la adversidad sin realizar que hasta el mismísimo oro sufre su mas grande prueba inmiscuido dentro del fuego.

Enderezar el camino; reencontrar el rumbo correcto.
Es la oportunidad de reencontrarse con uno mismo; el tiempo perfecto para convivir con uno mismo y encontrarse; mejorar en lo secreto.

Ayer por la tarde, durante clase, recordé con cariño una bonita anécdota de hace un par de semanas.
A pesar de que no he tenido los mejores días y el ánimo en ocasiones decaiga debido a la mente que se enfrasca en vivir en el pasado; también las vivencias pasadas tienen lindos recuerdos.

Me levantaba un poco apurado por la mañana; se me había hecho tarde por dormir un poco más.
Un poco apurado, pero llegaba a tiempo al trabajo, y justo llegando, me pidieron regresarme por mi cámara para poder cubrir un evento.
Entre que iba, venía, volvía, subía y bajaba del camión, seguro venía muy distraído; pues no me había dado cuenta de que se me había caído mi cartera.

Al cabo de un par de horas, me di cuenta de que algo me faltaba.
Requería mostrar una identificación y entonces sufrí un pequeño infarto al meter las manos en mis bolsas y no encontrar nada.
Sin identificaciones, sin tarjetas y sin dinero; todo lo había extraviado.

Al estar en plaza de armas tratando de relajarme, me encontré a unos amigos que me saludaron alegremente, y entonces, mi papá me llamó a mi celular;

¿Qué perdiste tu cartera? – Me preguntó mi papá.

¿Usted como sabe?

(Risas)

Por que me llamó un señor, preguntando por ti.

Mi papá me compartió el contacto y entonces me pude comunicar con Hugo, un señor que primero me hizo varias preguntas hasta comprobar mi identidad y después, accedió a visitarme a mi trabajo.

Justo antes de irme al evento, el señor me llamó, y me comentó que estaba afuera de mi oficina.

Hugo, un señor que me recordó mucho a un tío mío que falleció hace un par de años (realmente se parecía bastante) me esperaba afuera de la Presidencia Municipal para entregarme mi cartera; todo se encontraba en orden, mis tarjetas, mis identificaciones y mi dinero.
Nada me faltaba.

Hugo me comentó que mi cartera estaba tirada en el suelo, saliendo de la parada del camión, ahí en la estación Juárez.
Inclusive, que cuando la recogió, muchos pensaron que se la había robado, puesto que lo miraban sospechosamente.
No encontraba ningún teléfono de contacto, hasta que en mi licencia de conducir (vaya coincidencia, yo no manejo, pero tengo licencia) encontró el teléfono celular de mi señor padre.
Fue así como pudo encontrarme.

Quería relatar esta anécdota, pues la sentí muy mágica.
El extraño parecido con un familiar y la fortuna de regresarme mis pertenencias intactas, me dejó sorprendido.
La reflexión que me quedó a partir de este momento es la de vivir más enfocado y concentrado en el presente; no divagar ni perderse en los pensamientos, encontrarse presentes dentro del aquí y el ahora y aprender a tomar decisiones de forma consciente.
Por pensar en un mundo imaginario o en la infinidad de escenarios que se proyectan dentro de nuestra cabeza, nos perdemos de lo que acontece en el mundo real.

“Fíjese por dónde camina”

Gracias, Hugo; a esa última frase le he encontrado muchos significados.

Feliz cumpleaños, papá.

Te amo

¨Por: José Hernández

¿Cómo voy a gastar bien mi vida y a encontrar tranquilidad en los momentos de turbulencia? Creo que no estamos acostumbrados a disfrutar la paz; nos pasa desapercibida.
Nos angustiamos fácil ante la adversidad sin realizar que hasta el mismísimo oro sufre su mas grande prueba inmiscuido dentro del fuego.

Enderezar el camino; reencontrar el rumbo correcto.
Es la oportunidad de reencontrarse con uno mismo; el tiempo perfecto para convivir con uno mismo y encontrarse; mejorar en lo secreto.

Ayer por la tarde, durante clase, recordé con cariño una bonita anécdota de hace un par de semanas.
A pesar de que no he tenido los mejores días y el ánimo en ocasiones decaiga debido a la mente que se enfrasca en vivir en el pasado; también las vivencias pasadas tienen lindos recuerdos.

Me levantaba un poco apurado por la mañana; se me había hecho tarde por dormir un poco más.
Un poco apurado, pero llegaba a tiempo al trabajo, y justo llegando, me pidieron regresarme por mi cámara para poder cubrir un evento.
Entre que iba, venía, volvía, subía y bajaba del camión, seguro venía muy distraído; pues no me había dado cuenta de que se me había caído mi cartera.

Al cabo de un par de horas, me di cuenta de que algo me faltaba.
Requería mostrar una identificación y entonces sufrí un pequeño infarto al meter las manos en mis bolsas y no encontrar nada.
Sin identificaciones, sin tarjetas y sin dinero; todo lo había extraviado.

Al estar en plaza de armas tratando de relajarme, me encontré a unos amigos que me saludaron alegremente, y entonces, mi papá me llamó a mi celular;

¿Qué perdiste tu cartera? – Me preguntó mi papá.

¿Usted como sabe?

(Risas)

Por que me llamó un señor, preguntando por ti.

Mi papá me compartió el contacto y entonces me pude comunicar con Hugo, un señor que primero me hizo varias preguntas hasta comprobar mi identidad y después, accedió a visitarme a mi trabajo.

Justo antes de irme al evento, el señor me llamó, y me comentó que estaba afuera de mi oficina.

Hugo, un señor que me recordó mucho a un tío mío que falleció hace un par de años (realmente se parecía bastante) me esperaba afuera de la Presidencia Municipal para entregarme mi cartera; todo se encontraba en orden, mis tarjetas, mis identificaciones y mi dinero.
Nada me faltaba.

Hugo me comentó que mi cartera estaba tirada en el suelo, saliendo de la parada del camión, ahí en la estación Juárez.
Inclusive, que cuando la recogió, muchos pensaron que se la había robado, puesto que lo miraban sospechosamente.
No encontraba ningún teléfono de contacto, hasta que en mi licencia de conducir (vaya coincidencia, yo no manejo, pero tengo licencia) encontró el teléfono celular de mi señor padre.
Fue así como pudo encontrarme.

Quería relatar esta anécdota, pues la sentí muy mágica.
El extraño parecido con un familiar y la fortuna de regresarme mis pertenencias intactas, me dejó sorprendido.
La reflexión que me quedó a partir de este momento es la de vivir más enfocado y concentrado en el presente; no divagar ni perderse en los pensamientos, encontrarse presentes dentro del aquí y el ahora y aprender a tomar decisiones de forma consciente.
Por pensar en un mundo imaginario o en la infinidad de escenarios que se proyectan dentro de nuestra cabeza, nos perdemos de lo que acontece en el mundo real.

“Fíjese por dónde camina”

Gracias, Hugo; a esa última frase le he encontrado muchos significados.

Feliz cumpleaños, papá.

Te amo

Osvaldo

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