La incómoda Xóchitl 

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En menos de un mes, la virtual candidata del Frente Amplio por México se desvanece, se pierde entre la corrupción, mentiras y falsas expectativas.
La decepción es tan evidente, que los mismos que ayer la defendían a capa y espada, hoy solo hacen muecas ante la caída tempranera de quien, ingenuos, en algún momento creyeron que podría ser siquiera una fuerte contrincante.
Lástima porque su evidente arrepentimiento ya no tiene solución, y nos dirigimos hacia unas elecciones que contundentemente volverá a ganar este proyecto y hasta me atrevo a pronosticarlo, la ventaja será de más de 10 puntos.

Estas últimas semanas han sido una pesadilla para el PRI, el PAN y el PRD, y aquellos empresarios que apostaron a esa “oposición” que no es tal, porque para serlo se necesitan cuadros, personalidades que sean capaces de contender por el cargo más importante de un país, y como vimos, a esta oposición es lo que más le falta.
Y es normal, apenas gobiernan menos de 10 estados del país, carecen de personas capaces y eso obviamente dio como resultado tener una candidata que fue elegida no como la mejor opción sino como la menos peor.

La senadora Gálvez es un personaje, sí, pero no uno que está a la altura de la encomienda de ser candidata a la presidencia.
Estoy segura que muchas, pero muchas personas ubican a la senadora panista no por su desempeño sino por su tan elocuente manera de hablar y de expresarse, solo por eso.
Pocos saben que fue la Comisionada Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en el gobierno de Fox, que fue delegada de la Miguel Hidalgo, y senadora, y ya, esa es su carrera política con la que pretende competir por la presidencia de México.

Su salto a la fama se lo debe al presidente López Obrador cuando se dio una situación al pretender acudir a una conferencia mañanera, así que podríamos decir que le debe un tanto su actual encargo.
Tan flaca está la “caballada” en la oposición, que un “pleito” así la puso en la mira de sus aliados, quienes al no tener mejores opciones, se cargaron a la senadora pensando que podrían alargar el efecto “Xóchitl”, pero jamás pensaron que pasaría todo lo contrario, pues a menos de un año, su candidata dicharachera se les cae a pedazos.

De un día a otro, afloró primero la corrupción en la ocupación de la que hoy llaman la “Casa Roja”, inmueble aparentemente adquirido a menor precio del mercado por la senadora y que carece de la licencia de uso y ocupación.
Los supuestos son muchos y la senadora Gálvez no ha tenido a bien proporcionar la información necesaria para demostrar lo contrario y solo se ha dedicado a victimizarse.
La segunda corruptela se dio al descubrirse que al menos el 30 por ciento de su tesis para titulación como Ingeniera por la UNAM es plagiada.
A la senadora se le olvidó citar y presentó como suyos varios párrafos que no le pertenecen.
¿Y qué hizo primero? Victimizarse de nuevo para terminar luego admitiendo que había sido un “error” no haber citado debidamente.
Y claro, errores los podemos tener cualquiera de nosotras, pero es cuando una se debe preguntarse: ¿es esta la persona que queremos tener como presidenta? Los rostros de los panistas, priistas y perredistas dicen que no, pero que no hay mucho que hacer ya.

Penosa resulta hoy la situación para estos partidos que se han puesto en manos de alguien que los puede llevar a la tumba electoral y a su desaparición de la vida pública.
La preocupación en los bunkers del PRI y el PRD debe ser grave y desoladora, mientras que el PAN debe estarse preparando para recoger los pedazos en los que la senadora Gálvez los dejará en el 2024.

La otrora empresaria “exitosa”, versión femenina del empresario refresquero que llegó a ser presidente de México, creyó que el 2024 es el 2000.
Qué gran equivocación, que malos los cálculos de la oposición, que falta de tacto político de ellos y los empresarios que los rodean.
Ojalá aprendan su lección y les quede claro de una vez por todas que el país y la gente ha cambiado.

Cada vez será más difícil defender a la senadora, y ante el próximo descubrimiento de corrupción, porque seguro lo habrá, las muecas y gestos de sus pares se volverán ausencias y silencios, veremos hasta dónde llega la incomodidad que la senadora ya despierta entre los suyos.

En menos de un mes, la virtual candidata del Frente Amplio por México se desvanece, se pierde entre la corrupción, mentiras y falsas expectativas.
La decepción es tan evidente, que los mismos que ayer la defendían a capa y espada, hoy solo hacen muecas ante la caída tempranera de quien, ingenuos, en algún momento creyeron que podría ser siquiera una fuerte contrincante.
Lástima porque su evidente arrepentimiento ya no tiene solución, y nos dirigimos hacia unas elecciones que contundentemente volverá a ganar este proyecto y hasta me atrevo a pronosticarlo, la ventaja será de más de 10 puntos.

Estas últimas semanas han sido una pesadilla para el PRI, el PAN y el PRD, y aquellos empresarios que apostaron a esa “oposición” que no es tal, porque para serlo se necesitan cuadros, personalidades que sean capaces de contender por el cargo más importante de un país, y como vimos, a esta oposición es lo que más le falta.
Y es normal, apenas gobiernan menos de 10 estados del país, carecen de personas capaces y eso obviamente dio como resultado tener una candidata que fue elegida no como la mejor opción sino como la menos peor.

La senadora Gálvez es un personaje, sí, pero no uno que está a la altura de la encomienda de ser candidata a la presidencia.
Estoy segura que muchas, pero muchas personas ubican a la senadora panista no por su desempeño sino por su tan elocuente manera de hablar y de expresarse, solo por eso.
Pocos saben que fue la Comisionada Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en el gobierno de Fox, que fue delegada de la Miguel Hidalgo, y senadora, y ya, esa es su carrera política con la que pretende competir por la presidencia de México.

Su salto a la fama se lo debe al presidente López Obrador cuando se dio una situación al pretender acudir a una conferencia mañanera, así que podríamos decir que le debe un tanto su actual encargo.
Tan flaca está la “caballada” en la oposición, que un “pleito” así la puso en la mira de sus aliados, quienes al no tener mejores opciones, se cargaron a la senadora pensando que podrían alargar el efecto “Xóchitl”, pero jamás pensaron que pasaría todo lo contrario, pues a menos de un año, su candidata dicharachera se les cae a pedazos.

De un día a otro, afloró primero la corrupción en la ocupación de la que hoy llaman la “Casa Roja”, inmueble aparentemente adquirido a menor precio del mercado por la senadora y que carece de la licencia de uso y ocupación.
Los supuestos son muchos y la senadora Gálvez no ha tenido a bien proporcionar la información necesaria para demostrar lo contrario y solo se ha dedicado a victimizarse.
La segunda corruptela se dio al descubrirse que al menos el 30 por ciento de su tesis para titulación como Ingeniera por la UNAM es plagiada.
A la senadora se le olvidó citar y presentó como suyos varios párrafos que no le pertenecen.
¿Y qué hizo primero? Victimizarse de nuevo para terminar luego admitiendo que había sido un “error” no haber citado debidamente.
Y claro, errores los podemos tener cualquiera de nosotras, pero es cuando una se debe preguntarse: ¿es esta la persona que queremos tener como presidenta? Los rostros de los panistas, priistas y perredistas dicen que no, pero que no hay mucho que hacer ya.

Penosa resulta hoy la situación para estos partidos que se han puesto en manos de alguien que los puede llevar a la tumba electoral y a su desaparición de la vida pública.
La preocupación en los bunkers del PRI y el PRD debe ser grave y desoladora, mientras que el PAN debe estarse preparando para recoger los pedazos en los que la senadora Gálvez los dejará en el 2024.

La otrora empresaria “exitosa”, versión femenina del empresario refresquero que llegó a ser presidente de México, creyó que el 2024 es el 2000.
Qué gran equivocación, que malos los cálculos de la oposición, que falta de tacto político de ellos y los empresarios que los rodean.
Ojalá aprendan su lección y les quede claro de una vez por todas que el país y la gente ha cambiado.

Cada vez será más difícil defender a la senadora, y ante el próximo descubrimiento de corrupción, porque seguro lo habrá, las muecas y gestos de sus pares se volverán ausencias y silencios, veremos hasta dónde llega la incomodidad que la senadora ya despierta entre los suyos.

Osvaldo

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