La democracia del voto universal desigual

Profesor de Investigación del CSIC

El principio ilustrado “todo para el pueblo, pero sin el pueblo” nació de una situación real: la incultura del pueblo. Tras siglos de poder abusivo la incultura generada fue el alibí para mantener discriminación. En la sociedad había aparecido una clase intermedia entre el poder y el pueblo llano: la burguesía dedicada a los negocios ajenos a la propiedad de la tierra; ésta fue perdiendo valor y sus propietarios poder económico aunque conservaran el poder social y político.

La vieja idea de igualdad de derechos de las personas por serlo, una idea de algunos utópicos se abrió paso en el S. XVII; explotó en el S. XVII con la independencia de las trece colonias de América y con la liberación de los franceses de su Rey. Acusado de traición le cortaron la cabeza como antes hicieran los ingleses con Carlos I. El SXIX Y XX vio desaparecer prácticamente a todas las monarquías siendo substituidas por Repúblicas democrática.

Tras la “Declaración de derechos del hombre y del ciudadano” Olimpia de Gouges, feminista, publicó la “Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana”. Antes había publicado “la esclavitud de los negros” por lo cual fue encarcelada en la Bastilla. Su espíritu libre, fue crítica con Robespierre y Marat, acabaría con ella en la guillotina. En el S. XIX se ilegalizó la esclavitud, ¡que aun hoy existe más o menos legalizada!, lo cual cambio muchas cosas. Aunque con respaldo popular, la revolución francesa no fue una revolución popular, sino burguesa que permitió, por vía matrimonial el pacto con la vieja aristocracia; y ahí estamos, en el mejor de los casos.

El pueblo recibió un “beneficio colateral”, Poco a poco el derecho a la igualdad mediante el derecho al voto progresó; gota a gota; no de sangre que esa fue vertida a chorros. En España sólo tenían derecho al voto quienes tenían cierto nivel de ingresos; a los intelectuales se les concedió ese derecho, aunque vivían de su trabajo cuyo salario no les daba para entrar en el grupo de los rentistas con derecho a voto. Al final el sufragio fue universal, pero dentro del universo de los varones. Olimpia de Gouges y los derechos de las mujeres y ciudadanas siguieron olvidados. Las sufragistas del S. XIX lograron su derecho en el S. XX. La II República Española se lo reconoció en 1931; en Francia no se les reconoció hasta 1947-

Pronto vio el “tio paco” con la rebaja, expresión que significa que la aplicación de las leyes permite una interpretación reaccionaria. 1978 fue un año de esperanza, pero la UCD organizó el TOCÓ MOCHO con el que engaño a una ciudadanía tan ansiosa de querer votar que ignoró el engaño. El voto era universal, pero no igual. Ya no había que hacer la trampa en el recuento de los votos, la trampa está en el art. 68.2 CE78: “la circunscripción electoral es la provincia. Las poblaciones de Ceuta y Melilla estarán representadas cada una de ellas por un Diputado. La ley distribuirá el número total de Diputados, asignando una representación mínima inicial a cada circunscripción y distribuyendo los demás en proporción a la población. Lo razonable fuera: o un solo distrito en todo el país, como en las elecciones al parlamento europeo o un distrito por Comunidad Autónoma, que es el sujeto político. El “TOCÓ MOCHO” constitucional está en asignar una representación mínima inicial a cada circunscripción” que la LOREG convirtió en dos diputados de clavo aunque no haya más que dos habitantes en una provincia. Ese fraude de ley, con apoyo constitucional significó la violación del art. 14 CE78, “todos somos iguales ante la ley sin discriminación por una condición personal o social” dando dos Diputados “de clavo” a cada provincia. C. El voto dejó así de ser igual en todos los distritos electorales. Un Diputado en Madrid necesita tres veces más votos que en Teruel. El voto de un madrileño vale un tercio del voto de un turolense. La estafa es aún mayor en el Senado, que más que un cementerio de elefantes, como dice la gente, es un pudridero; un Senador cuesta 500 veces más votos en Madrid que en la isla de El Hierro. El voto de un madrileño vale dos milésimas del de un herreño

¿Qué clase de democracia es ésa? La del Gatopardo: cambiemos todo para que todo siga igual. Coma ya hemos dicho, ya no se necesita falsear el recuento: la falsedad la legalizan la Ley Electoral y la corrupta interpretación del TC de la nula importancia constitucional de la violación del art. 14 CE78 Y para redondearla se exige un mínimo porcentaje de votos del 3 %.

Así, los partidos pequeños quedan excluidos aun en las ciudades grandes. ¿Por qué, si su peso sería mínimo?; porque “el objetivo de esta democracia es ADEMÁS impedir que hablen”. Es la esencia del ideal antidemocrático que teme el valor de la razón. Para evitar que razonen libremente los partidos menos democráticos no financian la educación pública donde los profesores tienen libertad de cátedra; financian la docencia privada. Negocio aparte, “hay que respetar la ideología del propietario”, Así, la libertad de cátedra desaparece legalmente. Lo más escandaloso es que eso ocurra en los centros concertados, un negocio privado “financiados con nuestros impuestos”. 

Es, mutatis mutandis, el derecho a la libertad de expresión de Herodes; encerró a Juan el Bautista para que no dijera lo que no le gustaba oír. Que le cortara el cuello después sólo fue por ser un rijoso. Hoy la ley mordaza y la de “Seguridad del Estado” que ahora se discute lo permite; y el derecho al asesinato consta en el art. 15CE78. Hoy hasta en el Congreso de los Diputados se limita el derecho a hablar.

 Eso pasa en el ámbito público pero también en el privado, como, p. ej., en el Ateneo. ¡Todo un síntoma! Bajo Fernando VII regía el Tribunal de la Inquisición, pero dentro del Ateneo el art. 13 “reconoce y protege el derecho a emitir cualquier idea por radical u opuesta que sea a las profesadas por los demás”. Fue su Presidente el Duque de Bailén, el General Castaños, cuando Fernando VII cerró el Ateneo. Toleraba que en el Ateneo se pensara pero no que se dijera en voz alta. Hasta su muerte no se pudo reabrir el Ateneo. Con Franco pasó lo mismo; en vez de cerrarlo lo secuestró; en los ochenta los socios lograron recuperar su derecho el voto.

Hoy la situación se ha invertido; en el Ateneo se viola el vigente art. 13 y los demás relativos a la libertad de expresión y aun de reunión. La tutela judicial efectiva tampoco existe. La que nos ofrecen las demoras en las demandas y aun en las querellas contra este comportamiento, apoyan esa violación; la tutela judicial es INEFECTIVA. Los poderes fácticos logran así que los hechos consumados se acumulen y los daños lleguen a ser de imposible reparación. Hitler derogó la Constitución de Weimar; en el Ateneo se quiere substituir la vigente por otra intrínsecamente antidemocrática. La clásica de dos artículos propia de toda dictadura: “1º: el jefe tiene siempre la razón; 2º si se demuestra que el jefe no tiene razón se aplicará el artículo primero”.

La Inquisición en el exterior está aumentando de la mano del capital que mueve los hilos de la política; ellos son los dueños de los medios de comunicación. Quedan sólo algunas web marginales, toleradas siempre que “que no se pasen” o serán vetadas. Eso ya ocurre en “you tube”. Nació como una opción internacional de libertad de expresión; es un “yo tuve” libertad de expresión. La esperanza de 1978 de prensa libre se esfuma. Los derechos fundamentales son menos fundamentales que la Seguridad Nacional.

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