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Por: Agustín Pérez Reynoso
Étienne de la Boétie, escritor y político francés del siglo XVI, nos advierte, con toda actualidad y a la luz del totalitarismo al que México se dirige con la ideología del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en su ensayo “Discurso sobre la servidumbre voluntaria” -Discours de la servitude volontaire-, de los peligros de concentrar en un individuo todo el poder: ”Hablando en conciencia, es una desgracia extrema el estar sujeto a un amo del cual no se puede estar nunca seguro que sea bueno, puesto que se encuentra siempre en potencia para ser malvado cuando quiera”.
Porque podemos otorgarle el beneficio de la duda al político más ejemplar que la humanidad haya conocido, pero tanto poder, a la larga, en manos de otros, sin duda destruirá sin contrapesos, lo poco o lo mucho de bueno que se logre construir: “Los tiranos más saquean, más exigen, más arruinan y destruyen, mientras más se les entrega y más se les sirve” y “es el pueblo el que se esclaviza, el que se corta el cuello, ya que, teniendo en sus manos el elegir estar sujeto o ser libre, abandona su independencia y toma el yugo, consiente en su mal o, más bien, lo persigue”.
El poder sustituye a la ética, a la humildad de ver los errores, y llevada la complacencia personal, por fuerza o de grado, a política de Estado, conduce a la pérdida de la libertad, por más confort que una cárcel tenga: “La libertad, la cual es, sin embargo, un bien tan grande y tan agradable que, una vez perdida, todos los males se hacen patentes, y los bienes mismos que aún duran pierden enteramente su gusto y su sabor, corrompidos por la esclavitud”.
El Estado “lo que tiene de más sobre todos vosotros son las prerrogativas que le habéis otorgado para que os destruya”.
Luego, nos preguntamos el por qué de que las políticas económicas no funcionen: “Sembráis vuestros frutos a fin de que él en vuestra presencia los devaste”.
Mientras, asistimos al espectáculo que adormece a los súbditos, a la crueldad que sufren los aduladores y que, con razón, nunca tarda, para tiranos y cómplices, el justo castigo porque “no hay nada tan contrario a Dios—tan liberal y generoso—, como la tiranía”.
La ideología pretende llegar a una conclusión definitiva con variables complejas, pero sólo los resultados definen si está en lo correcto.
Por: Agustín Pérez Reynoso
Étienne de la Boétie, escritor y político francés del siglo XVI, nos advierte, con toda actualidad y a la luz del totalitarismo al que México se dirige con la ideología del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en su ensayo “Discurso sobre la servidumbre voluntaria” -Discours de la servitude volontaire-, de los peligros de concentrar en un individuo todo el poder: ”Hablando en conciencia, es una desgracia extrema el estar sujeto a un amo del cual no se puede estar nunca seguro que sea bueno, puesto que se encuentra siempre en potencia para ser malvado cuando quiera”.
Porque podemos otorgarle el beneficio de la duda al político más ejemplar que la humanidad haya conocido, pero tanto poder, a la larga, en manos de otros, sin duda destruirá sin contrapesos, lo poco o lo mucho de bueno que se logre construir: “Los tiranos más saquean, más exigen, más arruinan y destruyen, mientras más se les entrega y más se les sirve” y “es el pueblo el que se esclaviza, el que se corta el cuello, ya que, teniendo en sus manos el elegir estar sujeto o ser libre, abandona su independencia y toma el yugo, consiente en su mal o, más bien, lo persigue”.
El poder sustituye a la ética, a la humildad de ver los errores, y llevada la complacencia personal, por fuerza o de grado, a política de Estado, conduce a la pérdida de la libertad, por más confort que una cárcel tenga: “La libertad, la cual es, sin embargo, un bien tan grande y tan agradable que, una vez perdida, todos los males se hacen patentes, y los bienes mismos que aún duran pierden enteramente su gusto y su sabor, corrompidos por la esclavitud”.
El Estado “lo que tiene de más sobre todos vosotros son las prerrogativas que le habéis otorgado para que os destruya”.
Luego, nos preguntamos el por qué de que las políticas económicas no funcionen: “Sembráis vuestros frutos a fin de que él en vuestra presencia los devaste”.
Mientras, asistimos al espectáculo que adormece a los súbditos, a la crueldad que sufren los aduladores y que, con razón, nunca tarda, para tiranos y cómplices, el justo castigo porque “no hay nada tan contrario a Dios—tan liberal y generoso—, como la tiranía”.
La ideología pretende llegar a una conclusión definitiva con variables complejas, pero sólo los resultados definen si está en lo correcto.
Osvaldo
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