Historia de una expropiación tras otra

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Por: Silvia González

En días pasados falleció Eloy Vallina Lagüera.
Su padre llegó a Chihuahua como empleado bancario y logró, con su estrategia natural y los dineros de las familias de bien de Chihuahua, hacer un banco que llegó a tener presencia nacional en el país, Banco Comermex, hasta la temible mañana en la que López Portillo se le ocurrió culpar de su mala administración a los bancos y los expropia.

Las expropiaciones a esta familia empezaron mucho antes.
Díaz Ordaz, alegando el reparto revolucionario de tierras, le expropió dos ranchos ganaderos -en plena producción y generando empleos- en Casas Grandes y Julimes.
Cosa irónica porque Eloy Vallina padre era todavía un mozo sin fortuna cuando sucedió la fratricida Revolución Mexicana, así que estaba lejos de ser un cacique.

En la década de los 70, Echeverría, que coqueteaba con el socialismo, mandó una comitiva a la empresa Celulosa de Chihuahua expropiando las tierras de donde se obtenía la madera para hacer el papel.
Se adueñó de toda la estructura de la empresa forestal chihuahuense: 250,000 hectáreas de bosque, dos aserraderos, un poblado con hospital, iglesia, escuela y casas para todos los trabajadores.

Me dan ganas de llorar.

El empresario escribe también sobre las otras expropiaciones, en carta publicada en El Heraldo de Chihuahua en 2018:

“Luis Echeverría… ni siquiera presentó un decreto expropiatorio, simplemente mandó a su secretario de Hacienda, Hugo B.
Margaín, para avisarnos que había comprado con recursos públicos todos los bonos quirografarios que Teléfonos de México había emitido… violando así la Ley General de Sociedades Mercantiles… esa empresa que diez años después el presidente Salinas privatizaría en favor de Carlos Slim”.

“José López Portillo… toma la ruta trazada por sus antecesores y escoge expropiar la pujante Banca Mexicana como un último acto de expiación por su fracaso económico y social… entre este acto estaba el Banco Comermex y sus filiales.
Así fuimos despojados de un patrimonio que generaba 55,000 empleos.

Eloy Vallina no volvió a ser dueño de la institución bancaria que fundó su progenitor.
Y nunca, hasta la fecha, habría un banco chihuahuense con representación nacional.

Amable lector, lectora, cuando se pregunte el porqué Chihuahua no avanza, en las expropiaciones hechas a este empresario tiene usted una gran respuesta.

Pero lo único cierto en la vida es la impermanencia, así que descanse en paz este hombre pionero y emprendedor, nacido en esta tierra que tanto hizo fructificar.

Silvia González Delgado

Por: Silvia González

En días pasados falleció Eloy Vallina Lagüera.
Su padre llegó a Chihuahua como empleado bancario y logró, con su estrategia natural y los dineros de las familias de bien de Chihuahua, hacer un banco que llegó a tener presencia nacional en el país, Banco Comermex, hasta la temible mañana en la que López Portillo se le ocurrió culpar de su mala administración a los bancos y los expropia.

Las expropiaciones a esta familia empezaron mucho antes.
Díaz Ordaz, alegando el reparto revolucionario de tierras, le expropió dos ranchos ganaderos -en plena producción y generando empleos- en Casas Grandes y Julimes.
Cosa irónica porque Eloy Vallina padre era todavía un mozo sin fortuna cuando sucedió la fratricida Revolución Mexicana, así que estaba lejos de ser un cacique.

En la década de los 70, Echeverría, que coqueteaba con el socialismo, mandó una comitiva a la empresa Celulosa de Chihuahua expropiando las tierras de donde se obtenía la madera para hacer el papel.
Se adueñó de toda la estructura de la empresa forestal chihuahuense: 250,000 hectáreas de bosque, dos aserraderos, un poblado con hospital, iglesia, escuela y casas para todos los trabajadores.

Me dan ganas de llorar.

El empresario escribe también sobre las otras expropiaciones, en carta publicada en El Heraldo de Chihuahua en 2018:

“Luis Echeverría… ni siquiera presentó un decreto expropiatorio, simplemente mandó a su secretario de Hacienda, Hugo B.
Margaín, para avisarnos que había comprado con recursos públicos todos los bonos quirografarios que Teléfonos de México había emitido… violando así la Ley General de Sociedades Mercantiles… esa empresa que diez años después el presidente Salinas privatizaría en favor de Carlos Slim”.

“José López Portillo… toma la ruta trazada por sus antecesores y escoge expropiar la pujante Banca Mexicana como un último acto de expiación por su fracaso económico y social… entre este acto estaba el Banco Comermex y sus filiales.
Así fuimos despojados de un patrimonio que generaba 55,000 empleos.

Eloy Vallina no volvió a ser dueño de la institución bancaria que fundó su progenitor.
Y nunca, hasta la fecha, habría un banco chihuahuense con representación nacional.

Amable lector, lectora, cuando se pregunte el porqué Chihuahua no avanza, en las expropiaciones hechas a este empresario tiene usted una gran respuesta.

Pero lo único cierto en la vida es la impermanencia, así que descanse en paz este hombre pionero y emprendedor, nacido en esta tierra que tanto hizo fructificar.

Silvia González Delgado

Osvaldo

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