Hechos y criterios | Trapitos al sol 

Post Content

Un fenómeno, entre muchos otros, ya se empieza a vislumbrar en las jornadas previas al proceso electoral del año entrante en nuestro suelo.
Se conoce como sacar los trapitos al sol, un dicho que hace referencia a uno o varios acontecimientos sobre el cual o los cuales las personas exponen cierta información que puede ser incómoda para aquel que se menciona.
Esa información puede o no ser falsa y a veces se utiliza para reprochar algo o sacar alguna ventaja.

No pocas veces quienes son candidatos a algún puesto de elección, en vez de efectuar propuestas de solución a los graves problemas de nuestro país se ocupan –ellos, sus partidarios o simpatizantes, o a veces otras personas- de hurgar en hechos del pasado o del presente de sus oponentes, sus contrincantes, sus adversarios, sus enemigos, o como quieran llamarles.

En tales casos, y no son pocos, salen a relucir asuntos que van de lo más sencillo y a veces intrascendente a lo más grave y que incluso, de ser cierto lo que se afirma, merece sanciones o señalamientos hasta de tipo penal.

Sin embargo, frente a esas manifestaciones hay que tener los ojos muy abiertos y distinguir si se trata sólo de maniobras para desviar la atención o de ataques arteros con o sin fundamento sobre los contrarios.
Distinguir así mismo si los hechos que se hacen del conocimiento de los posibles votantes o del pueblo en general sobre la actuación de tal o cual candidato, tienen que ver con el ámbito público o el privado.
Son cosas distintas que, en general, hay que tomar en cuenta.

Si los candidatos en cuestión realizaron hechos que se asumen como reprobables en alguna función pública, es claro que podrán señalarse, siempre y cuando existan pruebas fehacientes de tales acontecimientos y no se basen en dichos de terceros o sin bases.
Hay, por otra parte, situaciones de la vida privada de los candidatos que no tienen por qué revelarse al público, al menos que su trascendencia sea tal que influya en la vida pública.
Todos, casi sin excepción, tenemos algún hecho del pasado, sea cuando fuimos niños, adolescentes, jóvenes o personas maduras que de ningún modo queremos salga al conocimiento de los demás.
Y algunos, que sacan los trapitos al sol o los defectos de otros, tienen una cola muy larga que les pueden pisar.
Todos, también, seamos candidatos o simples mortales, tenemos derecho a la fama.

Si cometimos errores en algún momento de nuestra existencia y los reparamos o nos arrepentimos de ellos, no tienen los demás, en estricto derecho, por qué darlos a conocer, a menos que sus intenciones sean con doblez o para sacar ventaja, menos si hay tergiversaciones o verdades a medias.
Ojo pues sobre lo expuesto.
¿Lo ven?

Un fenómeno, entre muchos otros, ya se empieza a vislumbrar en las jornadas previas al proceso electoral del año entrante en nuestro suelo.
Se conoce como sacar los trapitos al sol, un dicho que hace referencia a uno o varios acontecimientos sobre el cual o los cuales las personas exponen cierta información que puede ser incómoda para aquel que se menciona.
Esa información puede o no ser falsa y a veces se utiliza para reprochar algo o sacar alguna ventaja.

No pocas veces quienes son candidatos a algún puesto de elección, en vez de efectuar propuestas de solución a los graves problemas de nuestro país se ocupan –ellos, sus partidarios o simpatizantes, o a veces otras personas- de hurgar en hechos del pasado o del presente de sus oponentes, sus contrincantes, sus adversarios, sus enemigos, o como quieran llamarles.

En tales casos, y no son pocos, salen a relucir asuntos que van de lo más sencillo y a veces intrascendente a lo más grave y que incluso, de ser cierto lo que se afirma, merece sanciones o señalamientos hasta de tipo penal.

Sin embargo, frente a esas manifestaciones hay que tener los ojos muy abiertos y distinguir si se trata sólo de maniobras para desviar la atención o de ataques arteros con o sin fundamento sobre los contrarios.
Distinguir así mismo si los hechos que se hacen del conocimiento de los posibles votantes o del pueblo en general sobre la actuación de tal o cual candidato, tienen que ver con el ámbito público o el privado.
Son cosas distintas que, en general, hay que tomar en cuenta.

Si los candidatos en cuestión realizaron hechos que se asumen como reprobables en alguna función pública, es claro que podrán señalarse, siempre y cuando existan pruebas fehacientes de tales acontecimientos y no se basen en dichos de terceros o sin bases.
Hay, por otra parte, situaciones de la vida privada de los candidatos que no tienen por qué revelarse al público, al menos que su trascendencia sea tal que influya en la vida pública.
Todos, casi sin excepción, tenemos algún hecho del pasado, sea cuando fuimos niños, adolescentes, jóvenes o personas maduras que de ningún modo queremos salga al conocimiento de los demás.
Y algunos, que sacan los trapitos al sol o los defectos de otros, tienen una cola muy larga que les pueden pisar.
Todos, también, seamos candidatos o simples mortales, tenemos derecho a la fama.

Si cometimos errores en algún momento de nuestra existencia y los reparamos o nos arrepentimos de ellos, no tienen los demás, en estricto derecho, por qué darlos a conocer, a menos que sus intenciones sean con doblez o para sacar ventaja, menos si hay tergiversaciones o verdades a medias.
Ojo pues sobre lo expuesto.
¿Lo ven?

Osvaldo

Cartones

Entrada siguiente

Empresas absorben recargos para poder entregar mercancías a tiempo: Canacintra

mar Oct 3 , 2023
Armando Gutiérrez, presidente de la Cámara en Chihuahua, señaló que con esto se están encareciendo el servicio, lo que impacta en los costos de operación

Puede que te guste

Generated by Feedzy