Hacia una cultura de paz – Cese al fuego

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La historia de la humanidad está repleta de historias de conflictos y guerras.
Cada vez estos fenómenos sorprenden más por el uso de nuevas y avanzadas tecnologías, que hacen del evento más atroz.
Durante la Primera Guerra Mundial, los soldados se escondían en trincheras y atacaban con metralletas, granadas y lanzallamas.
Ahora los ejércitos ya no toman “fusiles” y se avalancha a un combate de frente al otro.
Con la acelerada modernización de la industria militar, las armas se han sofisticado y los combatientes se sientan en la comodidad frente a una pantalla y a control remoto, dirigen drones que dejan caer las bombas encima de civiles, sin mancharse un solo dedo.
Pareciera un video que, hasta un niño diestro para usar un control, puede operar.

Las guerras y conflictos armados son extremadamente costosos.
A pesar de que las organizaciones internacionales como la ONU instan primero a utilizar la diplomacia y los medios alternos de solución de controversias como la mediación, el arbitraje, y la negociación, el uso de la violencia prevalece como el instrumento más efectivo para la extensión, la dominación y la protección del poder y resolver disputas.
Ejemplo de ellos son los actuales conflictos bélicos en Israel y la Franja de Gaza, y la invasión rusa a Ucrania.
Aunque hay más conflictos, estos son los más “populares” del momento.
Ambos tienen décadas de historia, y desde entonces, se ha fallado en conseguir una solución para alcanzar acuerdos que aseguren la paz.
Cada día mueren más personas asesinadas por los ataques y el primer paso para frenarlos, es reducir la violencia y poner “alto al fuego”, que es complejo.
De acuerdo con expertos en mediación en tiempos de guerra, poner fin al enfrentamiento, es el primer paso para la paz.
Ello implica restringir y mitigar la intensidad de los ataques para que terminen lo antes posible.
Cada cese al fuego es distinto, como un traje a la medida y constituye un paro “técnico” que requiere de la voluntad de las partes para “congelar las balas”.
Este paso da entrada a que posteriormente se puedan construir acuerdos políticos mediante algún medio pacífico que sea duradero que, que conduzca a una “normalización” donde los diálogos tengan lugar.
Esta etapa puede fracasar fácilmente, y de acuerdo a expertos, puede durar entre 9 a 36 meses.
De llevarse con éxito esta etapa, sigue la reconciliación, que es el máximo nivel en la resolución de conflictos.
Mientras esto último no suceda, se corre el peligro de que resurja la disputa con más fuerza y más agresión.

Para superar la crisis actual, es menester lograr una mediación de cese de fuego inmediato para proteger a los civiles.
Países como China y colectivos comunitarios en varias partes del mundo piden alto a los ataques.
La solución es política, pero las partes deben renunciar a suspostuas beligerantes mediante el diálogo y anteponiendo la seguridad de la sociedad civil.
Esperemos que el enfrentamiento no sea prolongado y por lo menos, terminen las matanzas.
Erika Susana Aguilar Silva, profesora con especialidad en Medio Oriente, indicó que “la única forma de ver el término de los ciclos de violencia, es vislumbrando el fin mismo de la ocupación”.
Esperemos suceda algo inédito y nos sorprenda al mundo entero saber que se ha llegado a un acuerdo.
A ver qué pasa el resto del año.

La historia de la humanidad está repleta de historias de conflictos y guerras.
Cada vez estos fenómenos sorprenden más por el uso de nuevas y avanzadas tecnologías, que hacen del evento más atroz.
Durante la Primera Guerra Mundial, los soldados se escondían en trincheras y atacaban con metralletas, granadas y lanzallamas.
Ahora los ejércitos ya no toman “fusiles” y se avalancha a un combate de frente al otro.
Con la acelerada modernización de la industria militar, las armas se han sofisticado y los combatientes se sientan en la comodidad frente a una pantalla y a control remoto, dirigen drones que dejan caer las bombas encima de civiles, sin mancharse un solo dedo.
Pareciera un video que, hasta un niño diestro para usar un control, puede operar.

Las guerras y conflictos armados son extremadamente costosos.
A pesar de que las organizaciones internacionales como la ONU instan primero a utilizar la diplomacia y los medios alternos de solución de controversias como la mediación, el arbitraje, y la negociación, el uso de la violencia prevalece como el instrumento más efectivo para la extensión, la dominación y la protección del poder y resolver disputas.
Ejemplo de ellos son los actuales conflictos bélicos en Israel y la Franja de Gaza, y la invasión rusa a Ucrania.
Aunque hay más conflictos, estos son los más “populares” del momento.
Ambos tienen décadas de historia, y desde entonces, se ha fallado en conseguir una solución para alcanzar acuerdos que aseguren la paz.
Cada día mueren más personas asesinadas por los ataques y el primer paso para frenarlos, es reducir la violencia y poner “alto al fuego”, que es complejo.
De acuerdo con expertos en mediación en tiempos de guerra, poner fin al enfrentamiento, es el primer paso para la paz.
Ello implica restringir y mitigar la intensidad de los ataques para que terminen lo antes posible.
Cada cese al fuego es distinto, como un traje a la medida y constituye un paro “técnico” que requiere de la voluntad de las partes para “congelar las balas”.
Este paso da entrada a que posteriormente se puedan construir acuerdos políticos mediante algún medio pacífico que sea duradero que, que conduzca a una “normalización” donde los diálogos tengan lugar.
Esta etapa puede fracasar fácilmente, y de acuerdo a expertos, puede durar entre 9 a 36 meses.
De llevarse con éxito esta etapa, sigue la reconciliación, que es el máximo nivel en la resolución de conflictos.
Mientras esto último no suceda, se corre el peligro de que resurja la disputa con más fuerza y más agresión.

Para superar la crisis actual, es menester lograr una mediación de cese de fuego inmediato para proteger a los civiles.
Países como China y colectivos comunitarios en varias partes del mundo piden alto a los ataques.
La solución es política, pero las partes deben renunciar a suspostuas beligerantes mediante el diálogo y anteponiendo la seguridad de la sociedad civil.
Esperemos que el enfrentamiento no sea prolongado y por lo menos, terminen las matanzas.
Erika Susana Aguilar Silva, profesora con especialidad en Medio Oriente, indicó que “la única forma de ver el término de los ciclos de violencia, es vislumbrando el fin mismo de la ocupación”.
Esperemos suceda algo inédito y nos sorprenda al mundo entero saber que se ha llegado a un acuerdo.
A ver qué pasa el resto del año.

Osvaldo

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