Elecciones primarias, urge regularlas

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Este fin de semana se terminó de formalizar la elección del Frente conformado por el PRI-PAN-PRD.
Hicieron la mejor elección que pudieron tener.
Eligieron a Xóchitl Gálvez, el personaje que nació como el ave fénix y que logró elevar la esperanza de mucha gente por su historia de vida, sus hazañas personales, su historial político y sobre todo, su personalidad.
Se fueron a lo más izquierda que se podía ir a la derecha y eso se aplaude.

Sin embargo, el proceso que se prometió llevar no se pudo cumplir.
Comprometieron una calendarización muy clara y hubo dos fallas; la primera, es que raramente decidieron adelantar los resultados de la encuesta que, en teoría, serían secretos y solo se revelarían el mismo día de la votación de la ciudadanía (ayer domingo).
Esto lo hicieron para tener una buena razón y obligar a Beatriz Paredes a declinar, quien unas horas antes había declarado que “Estarían jodidas si replicarán el mismo sistema patriarcal de antes” y por eso no declinaba.

El segundo y peor error de este proceso fue la cancelación de la elección.
Las verdaderas razones, obviamente, nunca serán confirmadas pero lo más probable es por la muy pequeña cantidad de personas que irían a emitir su voto realmente.
El registro total fue de poco menos de 1.
9 millones de personas y no creo que llegara ni al 15% de ellas la cantidad de votación, por lo que para no exhibir esa escasez de participantes tomaron la buena decisión de cancelar.
El problema es que fue una muy mala lección para la ciudadanía.
El proceso “inédito” no se dio por lo que se tuvo que recurrir “por causas de fuerza mayor” a los arreglos cupulares de siempre.

Reconozco de sobremanera la grata participación de Beatriz Paredes y repito, Xochitl es lo mejor que le pudo pasar al frente.

Del proceso que está viviendo MORENA mejor ni hablamos, porque ya sabemos cómo funciona ese juego.
Ganan personas que tienen muy baja popularidad y siempre acaban todos peleados.

Por todo lo anterior, urge legislar las elecciones primarias en nuestro país.
La ciudadanía poco sabe de este esquema para elegir a las personas candidatas a algún puesto público.
Hace muchos años se realizaban estos procesos por elección de los partidos políticos pero, poco a poco, fueron concentrando nuevamente el poder al grado que las nuevas generaciones no conocen el funcionamiento de estos esquemas.
Estos deberían ser la norma y no la excepción.
La ciudadanía debe tener el control sobre las personas que postulen los partidos para los puestos públicos.

Se debería regular la obligatoriedad para realizarlas, hacerlas el mismo día para todos los partidos y que sólo se pudiera participar en el proceso de uno ellos.
De igual manera, la ley debería estipular los tiempos de campaña para la presentación de las precandidaturas y las formas en las que se llevan a cabo las elecciones abiertas.
Además, el INE regulará en todo momento el proceso.
Esto sería un avance democrático real y daría a la gente el poder nuevamente.

Que lo sucedido nos sirva de lección para aprender a exigir procesos reales, regulados y arbitrados.
La democracia es el poder de la ciudadanía, no de los partidos.

Este fin de semana se terminó de formalizar la elección del Frente conformado por el PRI-PAN-PRD.
Hicieron la mejor elección que pudieron tener.
Eligieron a Xóchitl Gálvez, el personaje que nació como el ave fénix y que logró elevar la esperanza de mucha gente por su historia de vida, sus hazañas personales, su historial político y sobre todo, su personalidad.
Se fueron a lo más izquierda que se podía ir a la derecha y eso se aplaude.

Sin embargo, el proceso que se prometió llevar no se pudo cumplir.
Comprometieron una calendarización muy clara y hubo dos fallas; la primera, es que raramente decidieron adelantar los resultados de la encuesta que, en teoría, serían secretos y solo se revelarían el mismo día de la votación de la ciudadanía (ayer domingo).
Esto lo hicieron para tener una buena razón y obligar a Beatriz Paredes a declinar, quien unas horas antes había declarado que “Estarían jodidas si replicarán el mismo sistema patriarcal de antes” y por eso no declinaba.

El segundo y peor error de este proceso fue la cancelación de la elección.
Las verdaderas razones, obviamente, nunca serán confirmadas pero lo más probable es por la muy pequeña cantidad de personas que irían a emitir su voto realmente.
El registro total fue de poco menos de 1.
9 millones de personas y no creo que llegara ni al 15% de ellas la cantidad de votación, por lo que para no exhibir esa escasez de participantes tomaron la buena decisión de cancelar.
El problema es que fue una muy mala lección para la ciudadanía.
El proceso “inédito” no se dio por lo que se tuvo que recurrir “por causas de fuerza mayor” a los arreglos cupulares de siempre.

Reconozco de sobremanera la grata participación de Beatriz Paredes y repito, Xochitl es lo mejor que le pudo pasar al frente.

Del proceso que está viviendo MORENA mejor ni hablamos, porque ya sabemos cómo funciona ese juego.
Ganan personas que tienen muy baja popularidad y siempre acaban todos peleados.

Por todo lo anterior, urge legislar las elecciones primarias en nuestro país.
La ciudadanía poco sabe de este esquema para elegir a las personas candidatas a algún puesto público.
Hace muchos años se realizaban estos procesos por elección de los partidos políticos pero, poco a poco, fueron concentrando nuevamente el poder al grado que las nuevas generaciones no conocen el funcionamiento de estos esquemas.
Estos deberían ser la norma y no la excepción.
La ciudadanía debe tener el control sobre las personas que postulen los partidos para los puestos públicos.

Se debería regular la obligatoriedad para realizarlas, hacerlas el mismo día para todos los partidos y que sólo se pudiera participar en el proceso de uno ellos.
De igual manera, la ley debería estipular los tiempos de campaña para la presentación de las precandidaturas y las formas en las que se llevan a cabo las elecciones abiertas.
Además, el INE regulará en todo momento el proceso.
Esto sería un avance democrático real y daría a la gente el poder nuevamente.

Que lo sucedido nos sirva de lección para aprender a exigir procesos reales, regulados y arbitrados.
La democracia es el poder de la ciudadanía, no de los partidos.

Osvaldo

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