El primer monumento a Hidalgo en Chihuahua: “La Pirámide”

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Crónicas Urbanas de Chihuahua

violioscar@gmail.
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Hoy en día todos hemos apreciado en el centro de la ciudad de Chihuahua el monumento dedicado al Padre de la Patria, don Miguel Hidalgo y Costilla, así como a algunos de los héroes que lo acompañaron y que intervinieron en el conflicto Independentista de 1810 en la plaza que lleva el mismo nombre.
Escoltado por el Palacio de Gobierno (antiguo) hacia el norte; al sur, por la Rectoría de nuestra máxima casa de estudios; al este por el Palacio Héroes de Reforma (“La silla de King Kong”) y hacia el oeste, por algunos locales comerciales.
Sin embargo, hoy hablaremos de sus antecedentes y cómo se desarrolló el proyecto de edificación desde el antiguo monumento denominado “La Pirámide” hasta el que hoy en día conocemos.

Corría el año de 1811, momento determinante en la vida del país cuando en Chihuahua se llevaría a cabo el sacrificio y ejecución del Benemérito don Miguel Hidalgo y Costilla en el patio interior del antiguo Colegio Jesuita, hoy altar ubicado en el interior de Palacio de Gobierno, que se encontraba anexo a éste por su lado sur, entre el límite de la actual calle Aldama a la plaza Hidalgo, hasta la Escorza y su límite al Instituto Científico y Literario.
Esta enorme superficie constituía un solo solar donde estaba la llamada “plazuela” que era conocida con el nombre de la plaza de “Los Ejercicios” o de “San Felipe” y ahí, en esa importante extensión de terreno, serían fusilados algunos de los caudillos y compañeros del cura Hidalgo, los que serían exhibidos ante la mirada “atónita” de los ciudadanos en el caluroso escenario chihuahuense del 30 de julio de 1811.
Ahí, se expondría el cadáver decapitado del Padre de la Independencia Nacional, colocándolo sobre un tablado e instalado en el mismo sitio donde hoy se yergue el monumento a Miguel Hidalgo.

Santificada la antigua plaza de “Los Ejercicios” con los tristes sacrificios de los independentistas, quedaba como muda testigo y una vez alcanzada la victoria del conflicto en contra de España, el primer jefe político del estado de Chihuahua, Mariano Orcasitas (1823) y el Primer Congreso Constituyente de 1824, expedirían algunos decretos determinantes, ordenando la edificación de un modesto monumento de forma piramidal en el centro de la plaza de “Los Ejercicios” para dar así, cumplimiento a los artículos 15 y 16 del decreto del Congreso de la Unión con fecha del 19 de julio de 1823 que, textualmente decía: “Artículo 15: el terreno donde las víctimas fueron sacrificadas, se cerrará con verjas, se adornará con árboles y en su centro, se levantará una sencilla ‘pirámide’ que recuerde en la posteridad el nombre de sus primeros libertadores”.
El Artículo 16 mencionaba que, “los ayuntamientos cuidarían bajo la inspección de sus diputaciones provinciales, el cumplimiento de lo previsto en el artículo anterior, pudiendo sacar los gastos de los fondos propios y adquiridos por donaciones”.

En sesión ordinaria del Cabildo en la ciudad de Chihuahua del 16 de julio de 1823, tendría a bien decretar que por medio del Ayuntamiento Constitucional de la capital que a la brevedad posible como lo permitieran los fondos, se levantara “La Pirámide” que ordenaba el soberano Decreto del 19 de julio de 1823 y asimismo, motivara al vecindario “pudiente” de la ciudad a efecto de que en uso de su celo patriótico, cooperara con lo que voluntariamente quisiera aportar para la construcción del enrejado y pirámide que disponía el Artículo 15 del soberano decreto, firmando la orden del Supremo Gobierno los consiguientes efectos.
“Dios y Libertad, Chihuahua 18 de octubre de 1825”, firman: Manuel Simón de Escudero, José María de Irigoyen y el excelentísimo gobernador del estado, José Ignacio de Urquidi.
En relación a los fondos económicos faltantes que el Gobierno del Estado apoyaría para la construcción del monumento a los héroes y el Ayuntamiento, mandaría a formar un mapa de la pirámide que se levantaría en honor de los primeros héroes de la patria, por tanto, se mandarían los fondos necesarios y complementarios del total del costo del preciado monumento, siendo este del 25 de febrero de 1826.

La penuria situación en que se encontraba el erario público del Gobierno del Estado en aquellos años después de la Independencia, dificultó por algún tiempo la ejecución de los “patrióticos proyectos” y la pirámide no estuvo construida sino hasta 1830.
No obstante, los continuos esfuerzos de las autoridades una vez construida “La Pirámide”, como se le llamó por nuestros tatarabuelos con ligeras modificaciones y reparaciones, permanecería en el mismo estado en que fue fotografiado hasta el año de 1889 en que fue construido por donaciones nacionales el actual monumento a Hidalgo y demás caudillos.
En esos momentos supremos para la patria, la humilde pirámide de Hidalgo serviría de punto de reunión para todos los chihuahuenses que, al pie de ella, se congregarían para expresar el patriotismo y la renovación de los juramentos de lucha por la integridad nacional.
Así, en 1846 cuando se avizoraba la amenaza del invasor norteamericano a Chihuahua, los habitantes acudirían en masa a la plaza de “Los Ejercicios” en la mera “Pirámide de Hidalgo” a escuchar las arengas de las autoridades y de los patriotas que los exhortaban a la defensa en contra de los gringos.
Así sucedería años después al llegar el presidente, don Benito Juárez y sus ministros en esta ciudad, los que inmediatamente se trasladarían al pie de “La Pirámide” de Hidalgo a escuchar las ofertas de ayuda y apoyo que el pueblo de Chihuahua hacía en aquellos instantes por la encarnación de los ideales de libertad e independencia, amenazados por la intervención norteamericana y el imperio francés.

Llegaba el 16 de septiembre de 1871 cuando un grupo de niños, entre ellos estaba Enrique C.
Creel, quien después sería gobernador de Chihuahua (1904-1906) y además, el principal iniciador en la edificación del nuevo monumento a don Miguel Hidalgo y Costilla que, 34 años después en 1905, iniciaría también la edificación del monumento al Benemérito don Benito Juárez García en el antiguo Paso del Norte.
Estos niños entusiastas se habían reunido en el paraje denominado “La Junta de los Ríos” bajo la sombra de un enorme álamo, aquellos chamacos jugaban “trabajando” con fe y constancia hasta reunir los suficientes fondos para levantar un monumento de mármol, coronado por la estatua en bronce del Padre de la Patria.

Después para los sombríos días del mes de agosto de 1877, el gobernador don Ángel Trías Ochoa, motivaría al H.
Congreso una iniciativa que a la letra decía: “El inmortal Cura Hidalgo, primer héroe de la Independencia mexicana y una de las primeras víctimas de nuestros opresores, sería fusilado en esta ciudad en julio de 1811 por haber intentado darnos vida, un monumento grotesco (refiriéndose a “La Pirámide”), pobre y ruin, cuya vista causa profunda pena, tristeza y aún vergüenza para todos los que tienen algo de decoro nacional y amor a la patria, porque al contemplarlo con meditación, más que, motivar un recuerdo de respeto y veneración para el ilustre mártir a quien está dedicado, parece que tiene por objeto simbolizar la ingratitud de todo un pueblo, siendo el mudo acusador de una nación que olvida sus obligaciones para el primer hombre a quien se le debe nuestra libertad.
Me propongo solicitar la protección del Ejecutivo de la Unión y la cooperación de los gobernadores de todos los estados de la Federación, para que se consagre con un monumento digno en el lugar en que el venerable párroco de Dolores sería sacrificado (este dato es impreciso, porque el lugar donde fue sacrificado Hidalgo fue donde hoy está el altar de la Patria en el interior de Palacio de Gobierno), por haber procurado libertarnos de la esclavitud”.

El estado de Chihuahua, uno de los más pobres de la república en aquellos tiempos, no podía solo desgraciadamente con sus propios recursos para satisfacer esta necesidad nacional de construir un monumento digno, sin embargo, contribuiría con la suma de $3,000 que se tomarían de la cantidad asignada para gastos extraordinarios del gobierno y de las economías que pudieran hacerse en el presupuesto.
Se pondría a disposición del secretario de Fomento para que él fuera el director y protector de la obra, firmándose la liberación de los recursos el 2 de diciembre de 1877 por parte del gobernador Ángel Trias.

“La Pirámide”, primer monumento dedicado a Hidalgo en Chihuahua, forma parte de los Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua.
Si desea la colección de los Archivos Perdidos, tomos del I al XIII, adquiéralos en Librería Kosmos (Josué Neri Santos No.
111) o mande un WhatsApp al celular 614-148-85-03 y de inmediato nos comunicaremos con usted.

Fuentes

Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua.

Hemeroteca de la Mediateca Pública Municipal.

Hemeroteca del Centro de Información de Chihuahua (CIDECh).

Crónicas Urbanas de Chihuahua

violioscar@gmail.
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Hoy en día todos hemos apreciado en el centro de la ciudad de Chihuahua el monumento dedicado al Padre de la Patria, don Miguel Hidalgo y Costilla, así como a algunos de los héroes que lo acompañaron y que intervinieron en el conflicto Independentista de 1810 en la plaza que lleva el mismo nombre.
Escoltado por el Palacio de Gobierno (antiguo) hacia el norte; al sur, por la Rectoría de nuestra máxima casa de estudios; al este por el Palacio Héroes de Reforma (“La silla de King Kong”) y hacia el oeste, por algunos locales comerciales.
Sin embargo, hoy hablaremos de sus antecedentes y cómo se desarrolló el proyecto de edificación desde el antiguo monumento denominado “La Pirámide” hasta el que hoy en día conocemos.

Corría el año de 1811, momento determinante en la vida del país cuando en Chihuahua se llevaría a cabo el sacrificio y ejecución del Benemérito don Miguel Hidalgo y Costilla en el patio interior del antiguo Colegio Jesuita, hoy altar ubicado en el interior de Palacio de Gobierno, que se encontraba anexo a éste por su lado sur, entre el límite de la actual calle Aldama a la plaza Hidalgo, hasta la Escorza y su límite al Instituto Científico y Literario.
Esta enorme superficie constituía un solo solar donde estaba la llamada “plazuela” que era conocida con el nombre de la plaza de “Los Ejercicios” o de “San Felipe” y ahí, en esa importante extensión de terreno, serían fusilados algunos de los caudillos y compañeros del cura Hidalgo, los que serían exhibidos ante la mirada “atónita” de los ciudadanos en el caluroso escenario chihuahuense del 30 de julio de 1811.
Ahí, se expondría el cadáver decapitado del Padre de la Independencia Nacional, colocándolo sobre un tablado e instalado en el mismo sitio donde hoy se yergue el monumento a Miguel Hidalgo.

Santificada la antigua plaza de “Los Ejercicios” con los tristes sacrificios de los independentistas, quedaba como muda testigo y una vez alcanzada la victoria del conflicto en contra de España, el primer jefe político del estado de Chihuahua, Mariano Orcasitas (1823) y el Primer Congreso Constituyente de 1824, expedirían algunos decretos determinantes, ordenando la edificación de un modesto monumento de forma piramidal en el centro de la plaza de “Los Ejercicios” para dar así, cumplimiento a los artículos 15 y 16 del decreto del Congreso de la Unión con fecha del 19 de julio de 1823 que, textualmente decía: “Artículo 15: el terreno donde las víctimas fueron sacrificadas, se cerrará con verjas, se adornará con árboles y en su centro, se levantará una sencilla ‘pirámide’ que recuerde en la posteridad el nombre de sus primeros libertadores”.
El Artículo 16 mencionaba que, “los ayuntamientos cuidarían bajo la inspección de sus diputaciones provinciales, el cumplimiento de lo previsto en el artículo anterior, pudiendo sacar los gastos de los fondos propios y adquiridos por donaciones”.

En sesión ordinaria del Cabildo en la ciudad de Chihuahua del 16 de julio de 1823, tendría a bien decretar que por medio del Ayuntamiento Constitucional de la capital que a la brevedad posible como lo permitieran los fondos, se levantara “La Pirámide” que ordenaba el soberano Decreto del 19 de julio de 1823 y asimismo, motivara al vecindario “pudiente” de la ciudad a efecto de que en uso de su celo patriótico, cooperara con lo que voluntariamente quisiera aportar para la construcción del enrejado y pirámide que disponía el Artículo 15 del soberano decreto, firmando la orden del Supremo Gobierno los consiguientes efectos.
“Dios y Libertad, Chihuahua 18 de octubre de 1825”, firman: Manuel Simón de Escudero, José María de Irigoyen y el excelentísimo gobernador del estado, José Ignacio de Urquidi.
En relación a los fondos económicos faltantes que el Gobierno del Estado apoyaría para la construcción del monumento a los héroes y el Ayuntamiento, mandaría a formar un mapa de la pirámide que se levantaría en honor de los primeros héroes de la patria, por tanto, se mandarían los fondos necesarios y complementarios del total del costo del preciado monumento, siendo este del 25 de febrero de 1826.

La penuria situación en que se encontraba el erario público del Gobierno del Estado en aquellos años después de la Independencia, dificultó por algún tiempo la ejecución de los “patrióticos proyectos” y la pirámide no estuvo construida sino hasta 1830.
No obstante, los continuos esfuerzos de las autoridades una vez construida “La Pirámide”, como se le llamó por nuestros tatarabuelos con ligeras modificaciones y reparaciones, permanecería en el mismo estado en que fue fotografiado hasta el año de 1889 en que fue construido por donaciones nacionales el actual monumento a Hidalgo y demás caudillos.
En esos momentos supremos para la patria, la humilde pirámide de Hidalgo serviría de punto de reunión para todos los chihuahuenses que, al pie de ella, se congregarían para expresar el patriotismo y la renovación de los juramentos de lucha por la integridad nacional.
Así, en 1846 cuando se avizoraba la amenaza del invasor norteamericano a Chihuahua, los habitantes acudirían en masa a la plaza de “Los Ejercicios” en la mera “Pirámide de Hidalgo” a escuchar las arengas de las autoridades y de los patriotas que los exhortaban a la defensa en contra de los gringos.
Así sucedería años después al llegar el presidente, don Benito Juárez y sus ministros en esta ciudad, los que inmediatamente se trasladarían al pie de “La Pirámide” de Hidalgo a escuchar las ofertas de ayuda y apoyo que el pueblo de Chihuahua hacía en aquellos instantes por la encarnación de los ideales de libertad e independencia, amenazados por la intervención norteamericana y el imperio francés.

Llegaba el 16 de septiembre de 1871 cuando un grupo de niños, entre ellos estaba Enrique C.
Creel, quien después sería gobernador de Chihuahua (1904-1906) y además, el principal iniciador en la edificación del nuevo monumento a don Miguel Hidalgo y Costilla que, 34 años después en 1905, iniciaría también la edificación del monumento al Benemérito don Benito Juárez García en el antiguo Paso del Norte.
Estos niños entusiastas se habían reunido en el paraje denominado “La Junta de los Ríos” bajo la sombra de un enorme álamo, aquellos chamacos jugaban “trabajando” con fe y constancia hasta reunir los suficientes fondos para levantar un monumento de mármol, coronado por la estatua en bronce del Padre de la Patria.

Después para los sombríos días del mes de agosto de 1877, el gobernador don Ángel Trías Ochoa, motivaría al H.
Congreso una iniciativa que a la letra decía: “El inmortal Cura Hidalgo, primer héroe de la Independencia mexicana y una de las primeras víctimas de nuestros opresores, sería fusilado en esta ciudad en julio de 1811 por haber intentado darnos vida, un monumento grotesco (refiriéndose a “La Pirámide”), pobre y ruin, cuya vista causa profunda pena, tristeza y aún vergüenza para todos los que tienen algo de decoro nacional y amor a la patria, porque al contemplarlo con meditación, más que, motivar un recuerdo de respeto y veneración para el ilustre mártir a quien está dedicado, parece que tiene por objeto simbolizar la ingratitud de todo un pueblo, siendo el mudo acusador de una nación que olvida sus obligaciones para el primer hombre a quien se le debe nuestra libertad.
Me propongo solicitar la protección del Ejecutivo de la Unión y la cooperación de los gobernadores de todos los estados de la Federación, para que se consagre con un monumento digno en el lugar en que el venerable párroco de Dolores sería sacrificado (este dato es impreciso, porque el lugar donde fue sacrificado Hidalgo fue donde hoy está el altar de la Patria en el interior de Palacio de Gobierno), por haber procurado libertarnos de la esclavitud”.

El estado de Chihuahua, uno de los más pobres de la república en aquellos tiempos, no podía solo desgraciadamente con sus propios recursos para satisfacer esta necesidad nacional de construir un monumento digno, sin embargo, contribuiría con la suma de $3,000 que se tomarían de la cantidad asignada para gastos extraordinarios del gobierno y de las economías que pudieran hacerse en el presupuesto.
Se pondría a disposición del secretario de Fomento para que él fuera el director y protector de la obra, firmándose la liberación de los recursos el 2 de diciembre de 1877 por parte del gobernador Ángel Trias.

“La Pirámide”, primer monumento dedicado a Hidalgo en Chihuahua, forma parte de los Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua.
Si desea la colección de los Archivos Perdidos, tomos del I al XIII, adquiéralos en Librería Kosmos (Josué Neri Santos No.
111) o mande un WhatsApp al celular 614-148-85-03 y de inmediato nos comunicaremos con usted.

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