Venecia. El papa Francisco visitó ayer a la prisión femenil de Giudecca para asistir al pabellón de la Santa Sede en la Bienal de arte contemporáneo. Debido a que el Vaticano montó su exposición en la penitenciaría de Venecia, en la cual reclusas colaboraron con los artistas, todo el proyecto asumió un significado mucho más complejo, basado en la creencia de Jorge Mario Bergoglio en el poder del arte para elevar y unir, y de la necesidad de brindar esperanza y solidaridad a los más marginados de la sociedad. “Un periodo en prisión puede marcar el comienzo de algo nuevo, a través del redescubrimiento de la belleza insospechada en nosotros y en los demás, simbolizada por el encuentro artístico que ustedes organizan y el proyecto al que contribuyen activamente”, expresó el Papa.
Venecia.
El papa Francisco visitó ayer a la prisión femenil de Giudecca para asistir al pabellón de la Santa Sede en la Bienal de arte contemporáneo.
Debido a que el Vaticano montó su exposición en la penitenciaría de Venecia, en la cual reclusas colaboraron con los artistas, todo el proyecto asumió un significado mucho más complejo, basado en la creencia de Jorge Mario Bergoglio en el poder del arte para elevar y unir, y de la necesidad de brindar esperanza y solidaridad a los más marginados de la sociedad.
Un periodo en prisión puede marcar el comienzo de algo nuevo, a través del redescubrimiento de la belleza insospechada en nosotros y en los demás, simbolizada por el encuentro artístico que ustedes organizan y el proyecto al que contribuyen activamente, expresó el Papa.
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