El cine en Chihuahua: Calderón y Salas Porras 

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Crónicas Urbanas de Chihuahua

Importante hablar de un tema dentro de la serie que estamos exponiendo sobre cines en Chihuahua ya que, cabe hacer un gran paréntesis para hablar de dos hombres que representan el pilar de la cinematografía en el estado y ciudad de Chihuahua y más allá de sus fronteras, refiriéndome a la trayectoria de los distribuidores y exhibidores de películas, don José y don Rafael Calderón, quienes vieron la luz en el norteño estado mexicano de Chihuahua e interesados en explorar esta actividad empresarial en la enorme región del norte de México.
Creo que la gran tarea de estos dos “colosos” del cine en Chihuahua es meritorio recordarla y reconocerla, pues para la mayoría de quienes hemos disfrutado de una película en alguna sala de proyección, desde aquellos enormes edificios a los cuales nos llevaban nuestros abuelos o padres y de las modernas salas que existen en la actualidad.

Lo anterior, tiene un importante fundamento en 1919, una raíz, un cimiento que atinadamente dejaron los Calderón para delicia de chicos y grandes, por tanto, cabe señalar que estos hombres visionarios y soñadores siempre confiaron en el porvenir, construyendo enormes salas de cine en empresas que siempre dejaron huella en este tema, recordando las primeras de éstas, como la International Amusement Co.
, que sería su primogénita experiencia en la puesta en marcha de la distribución de películas, cuya sede sería la ciudad texana del Paso, siendo gerenciada por don José U.
Calderón; además, seguirían otras estrellitas en el firmamento como la “Azteca Films Distribution Company”, dedicada exclusivamente a la distribución de películas mexicanas allá en Estados Unidos; otra de las empresas que formarían sería: “Calderón Films”, que estaría enfocada a la distribución de cintas a nivel nacional y cuyas oficinas se establecerían en la Ciudad de México.
Seguirían otras, como la cadena de salas de cine llamada “Circuito Alcázar” de Calderón y Salas Porras y finalmente, la Cinematográfica Calderón S.
A.
y Producciones Calderón S.
, firmas vinculadas al área de producción.

Don José y Rafael Calderón tuvieron raíces ferrocarrileras que los hizo madurar en la vida en 1900 y en la década difícil de 1910, cuando la Revolución empezaría a ser un dolor de cabeza para todos lo mexicanos, estos grandes hombres tendrían en mente el concepto del cine que, a lo largo de este conflicto fratricida, les ayudaría a madurar esas grandes ideas del cine y a finales de la Revolución iniciarían con la idea de la distribución y producción cinematográfica y a lo largo de la segunda década del siglo XX, iniciarían formalmente con estas actividades, sentando las bases para el desarrollo del cine en la frontera mexicana, uniendo los lazos de amistad con el gran vecino del norte ya que, los mexicanos que radicaban en Estados Unidos, buscaban las películas mexicanas y por supuesto ahí entraban los hermanos Calderón.
Sin embargo, cabe recalcar que no sólo José y Rafael Calderón tendrían esa gran misión de divertir al público, ávido de espectáculos de calidad, pues también, estaría incluido su hermano Mauricio, quien era empresario musical en El Paso, Texas, aunado a Virgilio, quien produciría “Canto a mi Tierra”, siendo además promotor de la carrera de uno de los tenores más reconocidos en México durante la época de oro del cine mexicano y me refiero a Pedro Vargas: “El Samurái” de la canción, como le llamaron siempre.

Los Calderón, iniciarían sus actividades en Chihuahua, específicamente en 1919, en pleno apogeo del cine mudo mexicano e internacional, dando un importante paso al comprar el Cine Alcázar en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez, Chihuahua, junto con don Juan Salas Porras; posteriormente, en enero de 1927, los socios Calderón y Salas Porras, abrirían un nuevo espacio en la capital de Chihuahua, el Cine Alcázar, inaugurándose con la proyección de la película “Ben-Hur” de 1925, protagonizada por el actor duranguense Ramón Novarro.
Sin embargo, el Alcázar, destacaría de otros cines a la vez, gracias a sus innovadores interiores; con sus proyectores automáticos, luces de seguridad, baños, salidas de emergencia y sillones, por mencionar sólo algunos.
Así mismo, el nuevo Cine Alcázar tendría la primicia de exhibir en sus modernas salas, películas sonoras en la ciudad en noviembre de 1929, estrenándose la película sonora “El Cantor de Jazz” de 1927; este cine renovado, también fue famoso por sus exhibiciones en vivo de algunos importantes artistas de la época, tal fue la presencia de las hermanas Iris, Lupita Tovar, estrella internacional mexicana.

Otro de los artistas que se presentaría en la moderna sala del Alcázar sería José “Ché” Bohr en 1931, cantando tangos para beneplácito de todos los chihuahuenses y para 1933 le tocaría a este cine recibir al “Samurái” de la canción, al tenor don Pedro Vargas, junto al cubano “Bola de Nieve”, compartiendo algunas melodías y composiciones del “Flaco de Oro”, don Agustín Lara, quien también tendría el honor de caminar por los pasillos de tan importante escenario en 1934.
Todas estas personalidades del cine, la música y la cultura, darían a nuestra ciudad mayor importancia en esta rama del cine, sumándose posteriormente otros artistas de talla local, nacional e internacional.
Lo anterior, representó una gran “probadita” de los que se siguió presentando, donde las películas sólo representaban una parte de lo que tenían en mente los empresarios Calderón-Porras, sino la combinación con otras diversiones de corte cultural de calidad.

El prestigio del Alcázar contribuyó al aumento de taquilla en la cadena de cines Calderón y Salas Porras, sobre todo, si se toma en cuenta que, el cine sonoro en particular acapararía el 84% de la participación del público a partir de 1934 hasta 1939, comparados con otros espectáculos que se daban en la ciudad de Chihuahua en otros cines y teatros, polideportivos y tauromaquias.
Esta idea del corporativo Calderón y Salas Porras generaría la creación de nuevas salas y circuitos de exhibición, conocidos como “Circuito Alcázar”, que estaría formado por 36 salas de cine de las cuales, 30 estarían repartidas en las principales ciudades del estado de Chihuahua, destacando los cines Apolo, Azteca, Ideal, Estrella y Plaza; los Alcázar de Parral y Ciudad Juárez, además de seis en la ciudad fronteriza del Paso, Texas, destacando el cine Colón.

Por otro lado, otra de las salas que también fueron muy visitadas por los chihuahuenses fue el “Teatro Centenario” que, durante la Revolución, había sido fundada por el empresario Eduardo Albafull, quien además de proyectar películas mudas, también presentaba otros espectáculos de renombre durante la década de los años veinte; posteriormente, el Centenario sería adquirido por la empresa de los Calderón y Salas Porras, generando en este cine, un cambio de 180 grados, ya que se introducirían algunas novedades como cortos de películas sociales enfocados a matrimonios, la familia, presentándose también, conciertos con artistas de renombre.
Sin embargo, estos empresarios cinematografistas y su conexión estrecha con la cultura local destacaría la función que éstos desarrollarían dentro del mundo del espectáculo chihuahuense.

Es de reconocer la virtud de don José y don Rafael Calderón, así como don Juan Salas Porras, cineastas chihuahuenses que siempre estuvieron al pendiente de la totalidad de sus salas, las cuales, las conocieron “al dedillo” a diferencias de otros empresarios que llegaron a tener cadenas de cines grandes que no lograrían conocerlas en su totalidad; sin duda, estos empresarios chihuahuenses siempre se dejaron notar, haciendo verdaderas verbenas populares para poder tener ese vínculo con su público, con sus clientes, al inaugurar sala tras sala, donde asistían cientos de personas a ver el séptimo arte y respecto al teatro, apoyaron a muchos artistas locales.
Es de reconocer que los empresarios Calderón, serían parte de la Unión de Exhibidores del Norte, manteniendo una importante influencia en la frontera con Estados Unidos.
Una de sus acciones notables sería la proyección de material sonoro y en palabras de uno de los Calderón, dijo: “En México, pueden los exhibidores sostenerse con buenas vistas mudas por algún tiempo todavía, por tanto, no constituye el cine hablado una necesidad urgente.
Pero dudo que aún bajo esas circunstancias, se resuelvan a permanecer indiferentes a los buenos resultados pecuniarios que se están obteniendo con ALGUNAS vistas sonoras y pronto, estoy seguro, todos procurarán obtener sus aparatos para explotar discretamente este nuevo filón de la industria, so pena de pecar de retardatarios e inertes”…Esta Crónica continuará.

“El cine en Chihuahua: Calderón y Salas Porras”, forma parte de los Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua.
Si desea la colección de libros “Los Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua”, tomos del I al XIII, adquiéralos en Librería Kosmos (Josué Neri Santos No.
111) y si está interesado en los libros, mande un WhatsApp al 614 148 85 03 y con gusto le brindamos información.

Fuentes:

*Alma Montemayor, “Salón Rosa”, Cien años de cine en Chihuahua.
Universidad Autónoma de Chihuahua.

*Archivo Histórico del Municipio de Chihuahua, Fondo Revolución, Sec.
Secretaría, Caja 5, Exp.
17 “Se concede permiso a la Cía.
de anuncios y diversiones La República para funciones de cinematógrafo”.

Cine Silente Mexicano, “Los primeros cines en Chihuahua”, Cine Silente Mexicano, disponible en: https://cinesilentemexicano.
wordpress.
com/2011/02/25/los-primeros-cines-en-chihuahua/ (consultado 12-05-2023).

*Guía Histórica de la Ciudad de Chihuahua, Francisco R.
Almada.

Crónicas Urbanas de Chihuahua

Importante hablar de un tema dentro de la serie que estamos exponiendo sobre cines en Chihuahua ya que, cabe hacer un gran paréntesis para hablar de dos hombres que representan el pilar de la cinematografía en el estado y ciudad de Chihuahua y más allá de sus fronteras, refiriéndome a la trayectoria de los distribuidores y exhibidores de películas, don José y don Rafael Calderón, quienes vieron la luz en el norteño estado mexicano de Chihuahua e interesados en explorar esta actividad empresarial en la enorme región del norte de México.
Creo que la gran tarea de estos dos “colosos” del cine en Chihuahua es meritorio recordarla y reconocerla, pues para la mayoría de quienes hemos disfrutado de una película en alguna sala de proyección, desde aquellos enormes edificios a los cuales nos llevaban nuestros abuelos o padres y de las modernas salas que existen en la actualidad.

Lo anterior, tiene un importante fundamento en 1919, una raíz, un cimiento que atinadamente dejaron los Calderón para delicia de chicos y grandes, por tanto, cabe señalar que estos hombres visionarios y soñadores siempre confiaron en el porvenir, construyendo enormes salas de cine en empresas que siempre dejaron huella en este tema, recordando las primeras de éstas, como la International Amusement Co.
, que sería su primogénita experiencia en la puesta en marcha de la distribución de películas, cuya sede sería la ciudad texana del Paso, siendo gerenciada por don José U.
Calderón; además, seguirían otras estrellitas en el firmamento como la “Azteca Films Distribution Company”, dedicada exclusivamente a la distribución de películas mexicanas allá en Estados Unidos; otra de las empresas que formarían sería: “Calderón Films”, que estaría enfocada a la distribución de cintas a nivel nacional y cuyas oficinas se establecerían en la Ciudad de México.
Seguirían otras, como la cadena de salas de cine llamada “Circuito Alcázar” de Calderón y Salas Porras y finalmente, la Cinematográfica Calderón S.
A.
y Producciones Calderón S.
, firmas vinculadas al área de producción.

Don José y Rafael Calderón tuvieron raíces ferrocarrileras que los hizo madurar en la vida en 1900 y en la década difícil de 1910, cuando la Revolución empezaría a ser un dolor de cabeza para todos lo mexicanos, estos grandes hombres tendrían en mente el concepto del cine que, a lo largo de este conflicto fratricida, les ayudaría a madurar esas grandes ideas del cine y a finales de la Revolución iniciarían con la idea de la distribución y producción cinematográfica y a lo largo de la segunda década del siglo XX, iniciarían formalmente con estas actividades, sentando las bases para el desarrollo del cine en la frontera mexicana, uniendo los lazos de amistad con el gran vecino del norte ya que, los mexicanos que radicaban en Estados Unidos, buscaban las películas mexicanas y por supuesto ahí entraban los hermanos Calderón.
Sin embargo, cabe recalcar que no sólo José y Rafael Calderón tendrían esa gran misión de divertir al público, ávido de espectáculos de calidad, pues también, estaría incluido su hermano Mauricio, quien era empresario musical en El Paso, Texas, aunado a Virgilio, quien produciría “Canto a mi Tierra”, siendo además promotor de la carrera de uno de los tenores más reconocidos en México durante la época de oro del cine mexicano y me refiero a Pedro Vargas: “El Samurái” de la canción, como le llamaron siempre.

Los Calderón, iniciarían sus actividades en Chihuahua, específicamente en 1919, en pleno apogeo del cine mudo mexicano e internacional, dando un importante paso al comprar el Cine Alcázar en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez, Chihuahua, junto con don Juan Salas Porras; posteriormente, en enero de 1927, los socios Calderón y Salas Porras, abrirían un nuevo espacio en la capital de Chihuahua, el Cine Alcázar, inaugurándose con la proyección de la película “Ben-Hur” de 1925, protagonizada por el actor duranguense Ramón Novarro.
Sin embargo, el Alcázar, destacaría de otros cines a la vez, gracias a sus innovadores interiores; con sus proyectores automáticos, luces de seguridad, baños, salidas de emergencia y sillones, por mencionar sólo algunos.
Así mismo, el nuevo Cine Alcázar tendría la primicia de exhibir en sus modernas salas, películas sonoras en la ciudad en noviembre de 1929, estrenándose la película sonora “El Cantor de Jazz” de 1927; este cine renovado, también fue famoso por sus exhibiciones en vivo de algunos importantes artistas de la época, tal fue la presencia de las hermanas Iris, Lupita Tovar, estrella internacional mexicana.

Otro de los artistas que se presentaría en la moderna sala del Alcázar sería José “Ché” Bohr en 1931, cantando tangos para beneplácito de todos los chihuahuenses y para 1933 le tocaría a este cine recibir al “Samurái” de la canción, al tenor don Pedro Vargas, junto al cubano “Bola de Nieve”, compartiendo algunas melodías y composiciones del “Flaco de Oro”, don Agustín Lara, quien también tendría el honor de caminar por los pasillos de tan importante escenario en 1934.
Todas estas personalidades del cine, la música y la cultura, darían a nuestra ciudad mayor importancia en esta rama del cine, sumándose posteriormente otros artistas de talla local, nacional e internacional.
Lo anterior, representó una gran “probadita” de los que se siguió presentando, donde las películas sólo representaban una parte de lo que tenían en mente los empresarios Calderón-Porras, sino la combinación con otras diversiones de corte cultural de calidad.

El prestigio del Alcázar contribuyó al aumento de taquilla en la cadena de cines Calderón y Salas Porras, sobre todo, si se toma en cuenta que, el cine sonoro en particular acapararía el 84% de la participación del público a partir de 1934 hasta 1939, comparados con otros espectáculos que se daban en la ciudad de Chihuahua en otros cines y teatros, polideportivos y tauromaquias.
Esta idea del corporativo Calderón y Salas Porras generaría la creación de nuevas salas y circuitos de exhibición, conocidos como “Circuito Alcázar”, que estaría formado por 36 salas de cine de las cuales, 30 estarían repartidas en las principales ciudades del estado de Chihuahua, destacando los cines Apolo, Azteca, Ideal, Estrella y Plaza; los Alcázar de Parral y Ciudad Juárez, además de seis en la ciudad fronteriza del Paso, Texas, destacando el cine Colón.

Por otro lado, otra de las salas que también fueron muy visitadas por los chihuahuenses fue el “Teatro Centenario” que, durante la Revolución, había sido fundada por el empresario Eduardo Albafull, quien además de proyectar películas mudas, también presentaba otros espectáculos de renombre durante la década de los años veinte; posteriormente, el Centenario sería adquirido por la empresa de los Calderón y Salas Porras, generando en este cine, un cambio de 180 grados, ya que se introducirían algunas novedades como cortos de películas sociales enfocados a matrimonios, la familia, presentándose también, conciertos con artistas de renombre.
Sin embargo, estos empresarios cinematografistas y su conexión estrecha con la cultura local destacaría la función que éstos desarrollarían dentro del mundo del espectáculo chihuahuense.

Es de reconocer la virtud de don José y don Rafael Calderón, así como don Juan Salas Porras, cineastas chihuahuenses que siempre estuvieron al pendiente de la totalidad de sus salas, las cuales, las conocieron “al dedillo” a diferencias de otros empresarios que llegaron a tener cadenas de cines grandes que no lograrían conocerlas en su totalidad; sin duda, estos empresarios chihuahuenses siempre se dejaron notar, haciendo verdaderas verbenas populares para poder tener ese vínculo con su público, con sus clientes, al inaugurar sala tras sala, donde asistían cientos de personas a ver el séptimo arte y respecto al teatro, apoyaron a muchos artistas locales.
Es de reconocer que los empresarios Calderón, serían parte de la Unión de Exhibidores del Norte, manteniendo una importante influencia en la frontera con Estados Unidos.
Una de sus acciones notables sería la proyección de material sonoro y en palabras de uno de los Calderón, dijo: “En México, pueden los exhibidores sostenerse con buenas vistas mudas por algún tiempo todavía, por tanto, no constituye el cine hablado una necesidad urgente.
Pero dudo que aún bajo esas circunstancias, se resuelvan a permanecer indiferentes a los buenos resultados pecuniarios que se están obteniendo con ALGUNAS vistas sonoras y pronto, estoy seguro, todos procurarán obtener sus aparatos para explotar discretamente este nuevo filón de la industria, so pena de pecar de retardatarios e inertes”…Esta Crónica continuará.

“El cine en Chihuahua: Calderón y Salas Porras”, forma parte de los Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua.
Si desea la colección de libros “Los Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua”, tomos del I al XIII, adquiéralos en Librería Kosmos (Josué Neri Santos No.
111) y si está interesado en los libros, mande un WhatsApp al 614 148 85 03 y con gusto le brindamos información.

Fuentes:

*Alma Montemayor, “Salón Rosa”, Cien años de cine en Chihuahua.
Universidad Autónoma de Chihuahua.

*Archivo Histórico del Municipio de Chihuahua, Fondo Revolución, Sec.
Secretaría, Caja 5, Exp.
17 “Se concede permiso a la Cía.
de anuncios y diversiones La República para funciones de cinematógrafo”.

Cine Silente Mexicano, “Los primeros cines en Chihuahua”, Cine Silente Mexicano, disponible en: https://cinesilentemexicano.
wordpress.
com/2011/02/25/los-primeros-cines-en-chihuahua/ (consultado 12-05-2023).

*Guía Histórica de la Ciudad de Chihuahua, Francisco R.
Almada.

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