Post Content
Por: José Luis Jáquez
Cárcel para obispo que criticó al gobierno
Escritores, políticos y periodistas asilados en EU
En los regímenes populistas y dictatoriales, poco o nada importa la libertad de expresión, culto, empresarial y sufragio.
Es el poder por el poder.
Este terrible fenómeno ocurre por igual en “gobiernos” de izquierda, derecha, extrema izquierda o extrema derecha, como sucede en Nicaragua, Venezuela, Cuba y Brasil.
Los personajes que ostentan el poder llegaron mediante procesos democráticos o movimientos sociales, luego se postergaron en el mando a través del control de los órganos ciudadanos, (electorales) los tribunales de justicia, medios de comunicación, policías y ejército.
Los dictadores “ahogan” la democracia y la oposición con la cárcel, muerte y exilio, como lo hicieron recientemente en Nicaragua Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, presidente y vicepresidenta, respectivamente.
Es la familia dueña de la silla presidencial.
El gobierno de Nicaragua ha decidido unilateralmente expulsar a 222 opositores, entre los cuales figuran políticos, empresarios, activistas y periodistas, quienes fueron recibidos el pasado jueves 9 de febrero en el aeropuerto Dulles, en las afueras de Washington.
Todos recibirán una visa humanitaria para residir en Estados Unidos por dos años o bien solicitar el asilo político.
Los deportados fueron declarados “traidores a la patria” y sancionados por supuestos delitos graves e inhabilitados de “forma perpetua” para ejercer la función pública así como ocupar cargos de elección popular.
Esto, jamás sucede en una nación democrática.
Impensable.
Daniel Ortega ha sido cinco veces presidente de Nicaragua.
Su tercera reelección fue en el mes de noviembre de 2021, cuyo proceso fue cuestionado por la comunidad internacional debido a la detención, en las semanas previas, de los principales opositores y cierre de medios de comunicación críticos.
Se violaron casi todas las libertades de un pueblo.
Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, dijo en un comunicado que la liberación de los opositores "era un paso constructivo para abordar los abusos de los derechos humanos en ese país”.
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), dijo en un boletín que la liberación traía una "sensación de alivio".
En tanto, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) informó que se había logrado "salvar la vida" de los opositores, aunque la represión continúa.
Artículo 19 condenó la estrategia seguida por Daniel Ortega para expulsar a las voces críticas de Nicaragua, mediante el despojo de sus derechos civiles y políticos, así como la anulación de su nacionalidad.
Otra organización civil nicaragüense, “Urnas Abiertas” dio a conocer: “Abrazamos la liberación de las personas presas políticas; nunca tuvieron que ser detenidas ni verse limitadas en su derecho a la participación política, ni ningún otro derecho.
Rechazamos en su totalidad el destierro y la 'muerte civil' por inconstitucional”.
La Organización de Estados Americanos (OEA) advirtió, que no se trataba de una "liberación": "Estas personas fueron injustamente encarceladas, por pensar, manifestar o escribir sus opiniones contrarias al régimen.
Muchas de ellas fueron torturadas, aisladas de todo contacto con el mundo exterior".
Entre los expulsados se encuentran: Juan Sebastián Chamorro, ex candidato presidencial, y el intelectual Félix Maradiaga, quienes no fueron informados de la decisión del gobierno de Ortega.
Al llegar al avión, los hicieron firmar una nota, donde salían voluntariamente de su nación, sin ninguna otra explicación.
También se consideró como “enemigos de la patria” a los escritores Sergio Ramírez (premio Cervantes de Literatura 2017) y Gioconda Bell; la abogada Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), al periodista Carlos Fernando Chamorro, a la exguerrillera Mónica Baltodano y su familia, y al ex comandante sandinista Luis Carrión.
Además figuran en la lista: el obispo católico Silvio Báez y el sacerdote Edwin Román, ambos exiliados en Miami; la líder campesina Francisca Ramírez, el disidente ex embajador ante la OEA, Arturo McFields, el excanciller Norman Caldera y el ex vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia, Rafael Solís.
El obispo de Matagalpa (norte), Rolando Álvarez, fue condenado a 26 años de cárcel, por ser un crítico a la dictadura, así como por pedir elecciones libres y democráticas.
Hoy se encuentra en un penal de máxima seguridad, conocido como “El Infiernillo”.
Es visto como un delincuente de alta peligrosidad.
El Papa Francisco condenó la detención de monseñor Álvarez y pidió rezar por todos los que sufren en esa querida nación.
Una democracia es fuerte cuando se respetan los principios de libertad, de justicia y culto, que hoy en Nicaragua, poco o nada importa.
Es el poder por el poder.
Nos puede seguir: twiter@palabrapropia
Antena Radio 102.
5 FM, de lunes a viernes de 5 a 6 de la tarde.
Por: José Luis Jáquez
Cárcel para obispo que criticó al gobierno
Escritores, políticos y periodistas asilados en EU
En los regímenes populistas y dictatoriales, poco o nada importa la libertad de expresión, culto, empresarial y sufragio.
Es el poder por el poder.
Este terrible fenómeno ocurre por igual en “gobiernos” de izquierda, derecha, extrema izquierda o extrema derecha, como sucede en Nicaragua, Venezuela, Cuba y Brasil.
Los personajes que ostentan el poder llegaron mediante procesos democráticos o movimientos sociales, luego se postergaron en el mando a través del control de los órganos ciudadanos, (electorales) los tribunales de justicia, medios de comunicación, policías y ejército.
Los dictadores “ahogan” la democracia y la oposición con la cárcel, muerte y exilio, como lo hicieron recientemente en Nicaragua Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, presidente y vicepresidenta, respectivamente.
Es la familia dueña de la silla presidencial.
El gobierno de Nicaragua ha decidido unilateralmente expulsar a 222 opositores, entre los cuales figuran políticos, empresarios, activistas y periodistas, quienes fueron recibidos el pasado jueves 9 de febrero en el aeropuerto Dulles, en las afueras de Washington.
Todos recibirán una visa humanitaria para residir en Estados Unidos por dos años o bien solicitar el asilo político.
Los deportados fueron declarados “traidores a la patria” y sancionados por supuestos delitos graves e inhabilitados de “forma perpetua” para ejercer la función pública así como ocupar cargos de elección popular.
Esto, jamás sucede en una nación democrática.
Impensable.
Daniel Ortega ha sido cinco veces presidente de Nicaragua.
Su tercera reelección fue en el mes de noviembre de 2021, cuyo proceso fue cuestionado por la comunidad internacional debido a la detención, en las semanas previas, de los principales opositores y cierre de medios de comunicación críticos.
Se violaron casi todas las libertades de un pueblo.
Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, dijo en un comunicado que la liberación de los opositores "era un paso constructivo para abordar los abusos de los derechos humanos en ese país”.
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), dijo en un boletín que la liberación traía una "sensación de alivio".
En tanto, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) informó que se había logrado "salvar la vida" de los opositores, aunque la represión continúa.
Artículo 19 condenó la estrategia seguida por Daniel Ortega para expulsar a las voces críticas de Nicaragua, mediante el despojo de sus derechos civiles y políticos, así como la anulación de su nacionalidad.
Otra organización civil nicaragüense, “Urnas Abiertas” dio a conocer: “Abrazamos la liberación de las personas presas políticas; nunca tuvieron que ser detenidas ni verse limitadas en su derecho a la participación política, ni ningún otro derecho.
Rechazamos en su totalidad el destierro y la 'muerte civil' por inconstitucional”.
La Organización de Estados Americanos (OEA) advirtió, que no se trataba de una "liberación": "Estas personas fueron injustamente encarceladas, por pensar, manifestar o escribir sus opiniones contrarias al régimen.
Muchas de ellas fueron torturadas, aisladas de todo contacto con el mundo exterior".
Entre los expulsados se encuentran: Juan Sebastián Chamorro, ex candidato presidencial, y el intelectual Félix Maradiaga, quienes no fueron informados de la decisión del gobierno de Ortega.
Al llegar al avión, los hicieron firmar una nota, donde salían voluntariamente de su nación, sin ninguna otra explicación.
También se consideró como “enemigos de la patria” a los escritores Sergio Ramírez (premio Cervantes de Literatura 2017) y Gioconda Bell; la abogada Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), al periodista Carlos Fernando Chamorro, a la exguerrillera Mónica Baltodano y su familia, y al ex comandante sandinista Luis Carrión.
Además figuran en la lista: el obispo católico Silvio Báez y el sacerdote Edwin Román, ambos exiliados en Miami; la líder campesina Francisca Ramírez, el disidente ex embajador ante la OEA, Arturo McFields, el excanciller Norman Caldera y el ex vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia, Rafael Solís.
El obispo de Matagalpa (norte), Rolando Álvarez, fue condenado a 26 años de cárcel, por ser un crítico a la dictadura, así como por pedir elecciones libres y democráticas.
Hoy se encuentra en un penal de máxima seguridad, conocido como “El Infiernillo”.
Es visto como un delincuente de alta peligrosidad.
El Papa Francisco condenó la detención de monseñor Álvarez y pidió rezar por todos los que sufren en esa querida nación.
Una democracia es fuerte cuando se respetan los principios de libertad, de justicia y culto, que hoy en Nicaragua, poco o nada importa.
Es el poder por el poder.
Nos puede seguir: twiter@palabrapropia
Antena Radio 102.
5 FM, de lunes a viernes de 5 a 6 de la tarde.
Osvaldo
Cartones
