Desarrollo económico y progreso social: Las buenas y las malas

Post Content

Por: Víctor M.
Quintana S.

Los baños de realidad siempre son saludables.
A veces nos reconfortan y a veces nos pegan duro en el ego individual o colectivo.
Por eso es bueno vernos en el espejo -aunque no refleje a la perfección la realidad- de los estudios que presenta la organización México Cómo Vamos.

Por otra parte, el Índice de Progreso Social de la misma organización es una medición del desempeño social en los estados del país y es independiente de factores que miden ingreso o gasto.
El índice se calcula a partir de un rango de indicadores sociales y ambientales que capturan tres dimensiones del progreso social: Necesidades Humanas Básicas, Fundamentos del Bienestar y Oportunidades para el Desarrollo.

De las 32 entidades federativas, entre 2020 y 2021, 24 experimentaron caídas en este índice, Coahuila se mantuvo en el mismo valor y sólo siete entidades experimentaron un avance, encabezadas por Chihuahua, que mejoró en un 1.
5.
Esto le permitió pasar del lugar 17 en 2020 al 13 en 2022, con un puntaje de 65.
8, aunque en 2018 había subido hasta el lugar 11, con un puntaje mayor a 67.
En 2021 sólo la Ciudad de México, Aguascalientes y Nuevo León tienen puntajes por encima de 70.
En tanto, Chihuahua está entre las diez entidades con puntajes entre 65 y 69.
9.
Esas también son buenas noticias.

Pero también hay malas noticias: entre las nueve entidades con mayor producto interno bruto per cápita, Chihuahua es la peor en progreso social, en los tres rubros ya señalados.
Esto se debe a que en Chihuahua se presentan focos rojos en progreso social que nos hacen bajar el puntaje general y que nos marcan problemas y sufrimiento de muchas personas que tenemos que resolver:

El primer problema es para avergonzarnos: ocupamos el lugar 28 de las 32 entidades federativas, de menor a mayor mortalidad infantil.
Nos equiparamos a los estados más pobres del país: Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
Es un añejo problema que no hemos podido resolver.
Obviamente, la mortalidad se ubica casi exclusivamente en la Sierra Tarahumara.

El segundo problema está vinculado al primero: ocupamos el lugar número 18 en el país en mortalidad materna, de mayor a menor.
Es una situación totalmente previsible y atendible si se enfocan adecuadamente las políticas públicas orientadas a erradicarlo.
De nuevo, la mayor incidencia se presenta en la Sierra Tarahumara.

El tercer problema que lastra nuestro progreso social es el de los homicidios por 100 mil habitantes: ocupamos el cuarto lugar nacional y así hemos estado prácticamente desde el 2009.
La guerra contra el narcotráfico ha significado para Chihuahua decenas de miles de asesinatos dolosos.
Y se sigue insistiendo en una estrategia meramente policiaca.
No hay una estrategia de prevención social.

El cuarto problema es también muy preocupante: somos el primer estado de la república en suicidios por cada 100 mil habitantes.
Tanto en homicidios dolosos como en suicidios la gran mayoría de las víctimas son jóvenes.
Hay una verdadera situación de juvenicidio en nuestro estado.
Vivimos en la entidad donde es más peligroso ser joven.
Y aquí no es cuestión relacionada con la expansión económica, sino con la ausencia de los componentes psicosociales del desarrollo.

Es necesario que como sociedad caigamos en la cuenta que, si bien la principal responsabilidad de atender estos cinco problemas torales de progreso es de los gobiernos, también a la ciudadanía nos corresponde participar en la solución de los mismos.
No se requieren tantos recursos, sino más bien reorientarlos y promover una mayor participación social.
Historias de éxito, como la disminución del embarazo en adolescentes que ha habido en el estado nos muestran un rumbo a seguir.
Exigir y vigilar a los gobiernos e involucrarnos nosotros mismos es una tarea ineludible.

Por: Víctor M.
Quintana S.

Los baños de realidad siempre son saludables.
A veces nos reconfortan y a veces nos pegan duro en el ego individual o colectivo.
Por eso es bueno vernos en el espejo -aunque no refleje a la perfección la realidad- de los estudios que presenta la organización México Cómo Vamos.

Por otra parte, el Índice de Progreso Social de la misma organización es una medición del desempeño social en los estados del país y es independiente de factores que miden ingreso o gasto.
El índice se calcula a partir de un rango de indicadores sociales y ambientales que capturan tres dimensiones del progreso social: Necesidades Humanas Básicas, Fundamentos del Bienestar y Oportunidades para el Desarrollo.

De las 32 entidades federativas, entre 2020 y 2021, 24 experimentaron caídas en este índice, Coahuila se mantuvo en el mismo valor y sólo siete entidades experimentaron un avance, encabezadas por Chihuahua, que mejoró en un 1.
5.
Esto le permitió pasar del lugar 17 en 2020 al 13 en 2022, con un puntaje de 65.
8, aunque en 2018 había subido hasta el lugar 11, con un puntaje mayor a 67.
En 2021 sólo la Ciudad de México, Aguascalientes y Nuevo León tienen puntajes por encima de 70.
En tanto, Chihuahua está entre las diez entidades con puntajes entre 65 y 69.
9.
Esas también son buenas noticias.

Pero también hay malas noticias: entre las nueve entidades con mayor producto interno bruto per cápita, Chihuahua es la peor en progreso social, en los tres rubros ya señalados.
Esto se debe a que en Chihuahua se presentan focos rojos en progreso social que nos hacen bajar el puntaje general y que nos marcan problemas y sufrimiento de muchas personas que tenemos que resolver:

El primer problema es para avergonzarnos: ocupamos el lugar 28 de las 32 entidades federativas, de menor a mayor mortalidad infantil.
Nos equiparamos a los estados más pobres del país: Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
Es un añejo problema que no hemos podido resolver.
Obviamente, la mortalidad se ubica casi exclusivamente en la Sierra Tarahumara.

El segundo problema está vinculado al primero: ocupamos el lugar número 18 en el país en mortalidad materna, de mayor a menor.
Es una situación totalmente previsible y atendible si se enfocan adecuadamente las políticas públicas orientadas a erradicarlo.
De nuevo, la mayor incidencia se presenta en la Sierra Tarahumara.

El tercer problema que lastra nuestro progreso social es el de los homicidios por 100 mil habitantes: ocupamos el cuarto lugar nacional y así hemos estado prácticamente desde el 2009.
La guerra contra el narcotráfico ha significado para Chihuahua decenas de miles de asesinatos dolosos.
Y se sigue insistiendo en una estrategia meramente policiaca.
No hay una estrategia de prevención social.

El cuarto problema es también muy preocupante: somos el primer estado de la república en suicidios por cada 100 mil habitantes.
Tanto en homicidios dolosos como en suicidios la gran mayoría de las víctimas son jóvenes.
Hay una verdadera situación de juvenicidio en nuestro estado.
Vivimos en la entidad donde es más peligroso ser joven.
Y aquí no es cuestión relacionada con la expansión económica, sino con la ausencia de los componentes psicosociales del desarrollo.

Es necesario que como sociedad caigamos en la cuenta que, si bien la principal responsabilidad de atender estos cinco problemas torales de progreso es de los gobiernos, también a la ciudadanía nos corresponde participar en la solución de los mismos.
No se requieren tantos recursos, sino más bien reorientarlos y promover una mayor participación social.
Historias de éxito, como la disminución del embarazo en adolescentes que ha habido en el estado nos muestran un rumbo a seguir.
Exigir y vigilar a los gobiernos e involucrarnos nosotros mismos es una tarea ineludible.

Osvaldo

Cartones

Entrada siguiente

Jenna Ortega tenía Covid cuando grabó el baile de Merlina

mié Dic 7 , 2022
La productora de la serie aseguró que se siguieron protocolos estrictos de Covid y que una vez que se confirmó el contagio, se retiró a la actriz del set.

Puede que te guste

Generated by Feedzy