Desaprender

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Desde que nacemos empezamos a aprender, llegamos a un entorno que nos recibe con ciertos valores, creencias y verdades establecidos, y así con todo el bagaje que nos heredan desde el ADN, adoptamos tendencias, vivimos, descubriendo cómo acomodar todo eso con nuestro carácter, temperamento y gustos.

¿Hasta qué punto estás dispuesto a cuestionarte tus verdades, creencias y valores?

Pero ¿Para qué cuestionar todo ese paquete que ya nos conforma y nos guía?

Los tiempos cambian y las situaciones también y mucho de lo que creemos nos sirve de apoyo en el camino, pero ¿Qué pasa con lo que empieza a estorbar en situaciones que requieren un cambio porque ya se convirtieron en contradicciones para uno mismo y los demás? A veces una creencia nos impide reaccionar y nos quedamos donde no se vive plenamente, sólo se sobrevive.
La conformidad atrapa y no vemos más allá de lo establecido.
¡Es que así es y será para siempre! ¡Hay que aceptar la cruz!

Las verdades, creencias y valores son un puerto, ahí nos sentimos seguros, son base para actuar o dejar de hacerlo y los que coincidimos en ciertas creencias nos unimos para honrarlas y defenderlas, pero ¿Qué pasa cuando un giro de la vida nos lleva a desechar una creencia y nos aventuramos a buscar nuevas opciones? Para unos parecerá traición, pecado y para otros, valentía, pero ya el puerto donde estábamos nos cierra puertas porque se nos ve como una amenaza, como un foco rojo en un ambiente que no permite o se les teme a los cambios.

Y la pregunta es ¿Para quién son las verdades, creencias y valores? Sería maravilloso que parados en el convencimiento de las mismas las viviéramos como un ejemplo de vida, no como jueces implacables que juzgan al diferente, al que se salió de lo establecido.

Desaprender es una tarea difícil pero urgente en un mundo actual lleno de juicios.
Escuché una frase que me gustó: EL JUICIO FINAL ES EL FINAL DEL JUICIO.
¿Cuánto tiempo perdemos en juzgar al otro? ¿Creemos que nuestros valores, creencias y verdades son mejores que las del otro? ¿Por qué? Acordémonos que formamos parte de una unidad, Dios está en nosotros y nosotros en Él.
Entonces si Dios vive en cada ser humano, rechazar al otro es también rechazar a Dios y a nosotros mismos.
No estamos aquí para separar, sino para congregar con el ejemplo de ser incluyentes.

Seguiremos formando grupos afines porque las redes de apoyo, integración y afinidad son necesarias, pero desde ellas nos toca ser ejemplo, no jueces.
Cuando alguien juzga, separa.

¿Te has llegado a sentir más que los demás? ¿Por qué? ¿Para qué?

Todos tenemos derecho a tener verdades, creencias y valores propios, pero no tenemos derecho de juzgar los de los demás.
Podemos estar en nuestra realidad, pero nunca ignorando que los demás tienen la suya.

La inclusión de todo ser humano no quiere decir que lo debamos tener cerca en nuestro entorno, es simplemente ser y dejar ser, con los límites y consecuencias de las acciones de cada cual.
Tú puedes hacer lo que te plazca siempre y cuando no atentes con la integridad de los demás y no dañes propiedad privada y naturaleza.

Visualizo un caminar juntos, pero no revueltos, con un enfoque en ser y dejar ser, comprendiendo que cada cual tiene una historia que los define.

ROBERTA CORTAZAR BICKLEY

Desde que nacemos empezamos a aprender, llegamos a un entorno que nos recibe con ciertos valores, creencias y verdades establecidos, y así con todo el bagaje que nos heredan desde el ADN, adoptamos tendencias, vivimos, descubriendo cómo acomodar todo eso con nuestro carácter, temperamento y gustos.

¿Hasta qué punto estás dispuesto a cuestionarte tus verdades, creencias y valores?

Pero ¿Para qué cuestionar todo ese paquete que ya nos conforma y nos guía?

Los tiempos cambian y las situaciones también y mucho de lo que creemos nos sirve de apoyo en el camino, pero ¿Qué pasa con lo que empieza a estorbar en situaciones que requieren un cambio porque ya se convirtieron en contradicciones para uno mismo y los demás? A veces una creencia nos impide reaccionar y nos quedamos donde no se vive plenamente, sólo se sobrevive.
La conformidad atrapa y no vemos más allá de lo establecido.
¡Es que así es y será para siempre! ¡Hay que aceptar la cruz!

Las verdades, creencias y valores son un puerto, ahí nos sentimos seguros, son base para actuar o dejar de hacerlo y los que coincidimos en ciertas creencias nos unimos para honrarlas y defenderlas, pero ¿Qué pasa cuando un giro de la vida nos lleva a desechar una creencia y nos aventuramos a buscar nuevas opciones? Para unos parecerá traición, pecado y para otros, valentía, pero ya el puerto donde estábamos nos cierra puertas porque se nos ve como una amenaza, como un foco rojo en un ambiente que no permite o se les teme a los cambios.

Y la pregunta es ¿Para quién son las verdades, creencias y valores? Sería maravilloso que parados en el convencimiento de las mismas las viviéramos como un ejemplo de vida, no como jueces implacables que juzgan al diferente, al que se salió de lo establecido.

Desaprender es una tarea difícil pero urgente en un mundo actual lleno de juicios.
Escuché una frase que me gustó: EL JUICIO FINAL ES EL FINAL DEL JUICIO.
¿Cuánto tiempo perdemos en juzgar al otro? ¿Creemos que nuestros valores, creencias y verdades son mejores que las del otro? ¿Por qué? Acordémonos que formamos parte de una unidad, Dios está en nosotros y nosotros en Él.
Entonces si Dios vive en cada ser humano, rechazar al otro es también rechazar a Dios y a nosotros mismos.
No estamos aquí para separar, sino para congregar con el ejemplo de ser incluyentes.

Seguiremos formando grupos afines porque las redes de apoyo, integración y afinidad son necesarias, pero desde ellas nos toca ser ejemplo, no jueces.
Cuando alguien juzga, separa.

¿Te has llegado a sentir más que los demás? ¿Por qué? ¿Para qué?

Todos tenemos derecho a tener verdades, creencias y valores propios, pero no tenemos derecho de juzgar los de los demás.
Podemos estar en nuestra realidad, pero nunca ignorando que los demás tienen la suya.

La inclusión de todo ser humano no quiere decir que lo debamos tener cerca en nuestro entorno, es simplemente ser y dejar ser, con los límites y consecuencias de las acciones de cada cual.
Tú puedes hacer lo que te plazca siempre y cuando no atentes con la integridad de los demás y no dañes propiedad privada y naturaleza.

Visualizo un caminar juntos, pero no revueltos, con un enfoque en ser y dejar ser, comprendiendo que cada cual tiene una historia que los define.

ROBERTA CORTAZAR BICKLEY

Osvaldo

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