Decapitado, profanado o extraviado ¿Dónde quedaron los restos de Francisco Villa?

De acuerdo al mito popular, el cuerpo original de Francisco Villa no sería el que reposa en su tumba actual

Es imposible hablar de la Revolución Mexicana sin mencionar a una de sus principales figuras, el conocido general Francisco Villa, mejor conocido como El Centauro del Norte.
Personaje que se vio envuelto en toda clase de polémicas a lo largo de su vida e incluso, después de su muerte, siendo una de ellas el destino de sus restos luego de su asesinato.

Francisco Villa murió asesinado en una emboscada el día 20 de julio de 1923, en Hidalgo del Parral.
Fue en el momento en que su vehículo dio vuelta en la esquina de las calles Juárez y Gabino Barreda, cuando sorpresivamente, un grupo de hombres armados lo interceptaron y lo atacaron a balazos, hiriéndolo de muerte junto a sus acompañantes.

La noticia de su muerte dio la vuelta al mundo tras ser ampliamente documentada, dando lugar a toda clase de teorías en torno al histórico suceso.

Más que un héroe o villano, la figura del revolucionario pasó a ser recordada como objeto de culto, tras su asesinato, el general Villa se convierte en un mito, sujeto a toda clase de interpretaciones a lo largo de la historia.

No habían pasado ni tres años del sepelio en Parral, cuando su deceso volvió a ser noticia nacional, en esta ocasión por un perjurio cometido al mismo cadáver del general, ya que su cabeza había sido cercenada del cuerpo y robada por sujetos desconocidos.

De acuerdo al periódico "El Correo de Parral", publicado el 06 de febrero de 1926, el cadáver de Francisco Villa fue profanado de su tumba en el Panteón de Dolores, donde le cortaron el cráneo para llevárselo como una ofensa hacia su figura.

No obstante, tiempo antes de cometido el atraco, ya corría el rumor entre los habitantes de que el cuerpo sepultado en Parral no era realmente el del general, sino que éste habría sido cambiado de lugar hacía tiempo, por lo que los ladrones no se llevaron la auténtica cabeza de Villa.

Para complicar aún más las cosas, se cuenta que después de estos acontecimientos y con el fin de evitar nuevos actos de profanación, los restos se exhumaron en secreto y fueron removidos a otra tumba, a 120 metros de la original.

De igual manera, corre el rumor de que los restos que se encuentran sepultados bajo el monumento a la Revolución de la Ciudad de México no corresponden a los del Centauro del Norte, sino a una mujer, quien de acuerdo al mito popular, sería una persona que viajaba por Parral en el momento de fallecer súbitamente por una enfermedad, por lo que, al no ser reclamado el cuerpo, este sería sepultado en el Panteón de Dolores y luego exhumado.

Así mismo, el historiador y biógrafo de Francisco Villa, Friedrich Katz, afirma que los restos de Villa eran efectivamente los que se trasladaron a México desde Parral.

En cuanto a la desaparecida cabeza cercenada, se cuentan todo tipo de rumores, fue enterrada en el poblado de Salaices dentro de una caja, que fue llevada por cazarrecompensas, o hasta que fue robada por miembros de la sociedad secreta Skull and Bones, quienes la conservan en la Universidad de Yale, en Estados Unidos.

Independientemente donde estén realmente los restos del Centauro del Norte, su figura será siempre recordada por su ideal de justicia y su lucha para cambiar la historia de México, por lo que año con año, los sitios de su sepelio y muerte reciben a cientos de visitantes hasta el día de hoy.

Es imposible hablar de la Revolución Mexicana sin mencionar a una de sus principales figuras, el conocido general Francisco Villa, mejor conocido como El Centauro del Norte.
Personaje que se vio envuelto en toda clase de polémicas a lo largo de su vida e incluso, después de su muerte, siendo una de ellas el destino de sus restos luego de su asesinato.

Francisco Villa murió asesinado en una emboscada el día 20 de julio de 1923, en Hidalgo del Parral.
Fue en el momento en que su vehículo dio vuelta en la esquina de las calles Juárez y Gabino Barreda, cuando sorpresivamente, un grupo de hombres armados lo interceptaron y lo atacaron a balazos, hiriéndolo de muerte junto a sus acompañantes.

La noticia de su muerte dio la vuelta al mundo tras ser ampliamente documentada, dando lugar a toda clase de teorías en torno al histórico suceso.

Más que un héroe o villano, la figura del revolucionario pasó a ser recordada como objeto de culto, tras su asesinato, el general Villa se convierte en un mito, sujeto a toda clase de interpretaciones a lo largo de la historia.

No habían pasado ni tres años del sepelio en Parral, cuando su deceso volvió a ser noticia nacional, en esta ocasión por un perjurio cometido al mismo cadáver del general, ya que su cabeza había sido cercenada del cuerpo y robada por sujetos desconocidos.

De acuerdo al periódico "El Correo de Parral", publicado el 06 de febrero de 1926, el cadáver de Francisco Villa fue profanado de su tumba en el Panteón de Dolores, donde le cortaron el cráneo para llevárselo como una ofensa hacia su figura.

No obstante, tiempo antes de cometido el atraco, ya corría el rumor entre los habitantes de que el cuerpo sepultado en Parral no era realmente el del general, sino que éste habría sido cambiado de lugar hacía tiempo, por lo que los ladrones no se llevaron la auténtica cabeza de Villa.

Para complicar aún más las cosas, se cuenta que después de estos acontecimientos y con el fin de evitar nuevos actos de profanación, los restos se exhumaron en secreto y fueron removidos a otra tumba, a 120 metros de la original.

De igual manera, corre el rumor de que los restos que se encuentran sepultados bajo el monumento a la Revolución de la Ciudad de México no corresponden a los del Centauro del Norte, sino a una mujer, quien de acuerdo al mito popular, sería una persona que viajaba por Parral en el momento de fallecer súbitamente por una enfermedad, por lo que, al no ser reclamado el cuerpo, este sería sepultado en el Panteón de Dolores y luego exhumado.

Así mismo, el historiador y biógrafo de Francisco Villa, Friedrich Katz, afirma que los restos de Villa eran efectivamente los que se trasladaron a México desde Parral.

En cuanto a la desaparecida cabeza cercenada, se cuentan todo tipo de rumores, fue enterrada en el poblado de Salaices dentro de una caja, que fue llevada por cazarrecompensas, o hasta que fue robada por miembros de la sociedad secreta Skull and Bones, quienes la conservan en la Universidad de Yale, en Estados Unidos.

Independientemente donde estén realmente los restos del Centauro del Norte, su figura será siempre recordada por su ideal de justicia y su lucha para cambiar la historia de México, por lo que año con año, los sitios de su sepelio y muerte reciben a cientos de visitantes hasta el día de hoy.

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