Cuarenta años después de su primer triunfo europeo, la ultraderecha más cerca del poder en Francia

La oposición a la Agrupación Nacional forma un cordón político para frenar al partido de Marine Le Pen que venció en la primera vuelta de las legislativas el 30 de junio; hace cuatro décadas, el padre de la líder de la derechista, Jean Marie, se apuntó su primera victoria en las elecciones al Parlamento Europeo. El resultado desfavorable de este año en las euroelecciones, llevó al presidente Macron a disolver la Asamblea; hoy corre el peligro de una cohabitación política con Joan Bardella, presidente de AN. .

La oposición a la Agrupación Nacional forma un cordón político para frenar al partido de Marine Le Pen que venció en la primera vuelta de las legislativas el 30 de junio; hace cuatro décadas, el padre de la líder de la derechista, Jean Marie, se apuntó su primera victoria en las elecciones al Parlamento Europeo.
El resultado desfavorable de este año en las euroelecciones, llevó al presidente Macron a disolver la Asamblea; hoy corre el peligro de una cohabitación política con Joan Bardella, presidente de AN.
.

Mauricio Mejía

Los socialistas habían llegado al poder en mayo de 1981.
El empecinado François Mitterrand –cuyo muy remoto pasado lo hacía miembro de grupos políticos de derecha y ultraderecha antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial- encabezó una coalición de izquierdas que confirmaba su vocación política de largo aliento: desde antes de terminado el conflicto, François Maurice había jugado todas las cartas de la estructura -con todos colores- para alcanzar el poder en una Francia convulsa que parecía no quedarse quieta nunca.

Como ahora que la ultraderecha -40 años después de su aparición en las euroelecciones- de Agrupación Nacional amenaza con ocupar un altísimo puesto (primer ministro) en el gobierno de Emmanuel Macron, quien ha disuelto la Asamblea en un acto político que ha sido calificado por sus propios y sus rivales como un disparate, porque la convocatoria a las legislativas ha dejado en claro que no cuenta con el apoyo de la mayoría de los franceses, en un momento crítico para las democracias europeas, que ahora son gobernadas por la ultraderecha en Italia y son presionadas fuertemente por los ultraconservadores en Bélgica, Hungría y, lo peor de todo, en Alemania.
  

Mitterrand (1916-1996) había combatido -desde antes de la conformación de la V República Francesa (1958)-, a todos los gobiernos de todas las ideologías, desde el conservador de Chales De Gaulle hasta el derechista de Valéry Giscard d’Estaigne, contra quien perdió las elecciones a dos vueltas en 1974.

En abril de 1981, el incansable François perdió la primera vuelta ante Giscard d’Estaigne (25% de los sufragios contra 28% de su rival), pero en la segunda tanda, ya con Jacques Chirac, el tercer lugar en las primarias fuera de la competencia, Mitterrand se convirtió en presidente de Francia con tres puntos de ventaja sobre Valéry: 51% contra 48%.

Ya en el poder, el nuevo presidente disolvió la Asamblea Nacional para consolidar su legitimidad.
Objetivo que logró.
Pero tres años después, el electorado le dio el primer manotazo en las boletas.
Mitterrand promovió varias reformas económicas y sociales, entre las que destacaron aumento a los salarios, privatizaciones del aparato estatal y la despenalización de la homosexualidad (1982), pero en las primeras euroelecciones de su administración de 1984 la vieja fuerza ultraconservadora, encabezada por Jean Marie Le Pen dislocó el proyecto de François, quien pronto se acostumbraría a practicar un nuevo verbo en la política francesa: la cohabitación.

Le Pen, doce años menor que Mitterrand, se había convertido en el diputado más joven en la historia de París en 1956, cuando tenía 28 años, y luego había trabajado como miembro de la Asamblea “en defensa de todos los franceses”.
En 1972, cuando su hija Marine tenía cuatro años, fundó el Frente Nacional para la Unidad Francesa, partido ultra en el cual la sustancia política radicaba -entre otros perfiles- en el odio a la presencia de migrantes no europeos en toda Francia.
Además, en la cúpula de la agrupación se integraron varios miembros acusados de fascistas y de colaborar con organizaciones pronazis y cercanas a Benito Mussolini.
Le Pen siempre calificó -aunque su discurso se radicalizó- al Frente como un partido de centro-derecha.

Jean Marie se hizo del primer escaño en el Parlamento Europeo en 1984, a diez años de su primera aparición en las presidenciales francesas, a las que volvería en 1988, 1995 y 2002; en estas últimas forzaría a una segunda vuelta ante el conservador Jacques Chirac –exalcalde de París y primer ministro de cohabitación, quien presentó una infructuosa candidatura de París para los Juegos Olímpicos- y presidente de Francia después de Mitterrand.

La debilidad del candidato de izquierdas, Lionel Jospin, provocó que Le Pen consiguiera el 16% de las votaciones en la primera vuelta de ese año.
Paradójicamente, para la segunda vuelta hasta los grupos opositores a Chirac se sumaron a la campaña contra Le Pen -tal como sucede hoy en la segunda tanta del 7 de julio contra su hija Marine.
El 5 de mayo, Chirac ganó sobradamente las presidenciales con más del 80% de los votos.
Le Pen se olvidaría de la política en 2007 cuando el Frente Nacional no pudo obtener más del 10% de las presidenciales.

La intimidación de la extremaderecha en Francia pareció diluirse en los años siguientes.
Pero la crisis económica provocada por Lehman Brothers, que impactó de lleno en la economía europea, hizo posible que el discurso ultra apareciera de nueva cuenta en todas las campañas al parlamento europeo y a las locales en toda la zona euro: aumentó el discurso xenófobo, antiliberal y se radicalizó el relato contra la globalidad; Europa se estremeció ante la narrativa anti comunitaria, que se acentuó con la salida del Reino Unido de la UE, proceso iniciado en 2016

En 2011, Marien Le Pen logró apoderarse del Frente Nacional, al que llevó al tercer lugar de las presidenciales del año siguiente, detrás de François Hollande y Nicolás Sarkozy.
El ganador, Hollande, sería el encargado de firmar la candidatura de París ante el Comité Olímpico Internacional para la sede de este 2024.
Macron, ya presidente en 2017, sería el encargado de encabezar los festejos por la nominación.

No fue poca cosa el 17% de los votos emitidos en favor de Marine Le Pen en aquella jornada de 2012.
Un año después hizo cambiar el nombre del Frente Nacional por el del Agrupación Nacional, que hoy tiene en vilo a Francia, que puede tener a su primer ministro de ultraderecha desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
En 2002, Marine compitió hasta la segunda vuelta de las presidenciales contra Macron, frente al que perdió por apenas 17 puntos.
Fue la primera vez, desde (1974-1981) el doble duelo entre Mitterrand y Giscard ’Estaigne, que se presentaron los mismos candidatos en presidenciales consecutivas.

Ayer martes, previo a las segunda vuelta de las legislativas del 7 de julio, se ha creado un cordón político para hacer frente a la Agrupación Nacional que el domingo 30 de junio obtuvo el 33% de los votos emitidos.
218 de 311 diputados han renunciado a presentarse en la segunda vuelta para detener el avance del partido de Marine, cuyo eventual triunfo el próximo fin de semana le llevaría a tener mayoría relativa en la Asamblea (todavía se teme que pueda ser absoluta: 289 sobre un total de 577 escaños) y forzar a una cohabitación (al estilo de los años de Mitterrand con Chirac) entre Macron y un primer ministro opositor, esta vez de ultraderecha: Joan Bardella, dirigente de Agrupación Nacional.

Todo justo a 19 días del comienzo de los terceros Juegos Olímpicos de París.

Entrada siguiente

Confisca Israel 1.200 hectáreas palestinas del Valle del Jordán

mié Jul 3 , 2024
Grupos antiocupación, como Peace Now, consideran la mayor incautación israelita de tierras palestinas desde los Acuerdos de Oslo de 1993.

Puede que te guste

Generated by Feedzy