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Por: Francisco Santini
Alemania ha sobresalido por sus iniciativas en materia de compliance y anti corrupción, no solo de forma interna, sino en la promoción de estos programas en economías emergentes.
Además, cuenta con la ley de debida diligencia, una iniciativa que busca promover la responsabilidad corporativa y garantizar el respeto a los derechos humanos y laborales en las cadenas de suministro de las organizaciones.
Actualmente, esta ley aplica a grandes empresas establecidas en Alemania para que garanticen que su operación cuenta con medidas efectivas que prevengan violaciones a los derechos humanos, el trabajo forzado, la explotación infantil y el impacto ambiental negativo en toda su cadena de suministro (obtención de materia prima, producción, logística y venta - incluida la distribución).
¿Por qué es importante abordar este tema en las PyMEs chihuahuenses? Porque el compliance no es solo un tema de ética y responsabilidad social.
Es un mecanismo real que puede evitarnos caer en situaciones de incumplimiento, a normativas y leyes que no siempre conocemos, y que pueden convertirse en multas, afectar nuestra relación con clientes y proveedores, e incluso, imposibilitarnos para operar.
Un sistema de compliance puede hacer la diferencia para seguir existiendo como empresa, y más en tiempos de alta fiscalización por parte de nuestras autoridades.
Hoy en día no basta con tener una política anti corrupción, que cumpla únicamente con el ámbito legislativo.
Tiene que incluir políticas internas que den dirección a los comportamientos de nuestros colaboradores en el ámbito ético y en su relación e interacción con el resto de nuestros grupos de interés.
Si además integramos los principios de la debida diligencia, podemos promover la protección a los derechos humanos de todas las personas que interactúen con nuestra organización.
¿Cómo podríamos hacerlo de una forma sencilla pero efectiva? Primero, debemos identificar y evaluar riesgos en nuestros procesos, en materia de corrupción y derechos humanos, de forma transversal y en todos los niveles y departamentos.
Nos sorprenderán los resultados, si hacemos el ejercicio con los colaboradores responsables de los procesos.
Entonces podremos definir mecanismos para prevenir y mitigar estas situaciones, y reparar los impactos negativos, si se presentaran.
Y finalmente, medir la eficacia de estas acciones y realizar ajustes, buscando la mejora continua.
En todo momento, es clave contar con diferentes mecanismos de denuncia, que garanticen la confidencialidad del denunciante y que sigan un proceso claro y estructurado para atender los casos que se presenten.
Si más empresas nos sumamos e incorporamos estos programas, seguramente se reducirán los altos costos que genera la corrupción, tendremos empresas más eficientes y construiremos una economía más fuerte y una comunidad más justa.
Ing.
Francisco Santini
Presidente de Centro PERSÉ
f.
santini@ripipsa.
com
Por: Francisco Santini
Alemania ha sobresalido por sus iniciativas en materia de compliance y anti corrupción, no solo de forma interna, sino en la promoción de estos programas en economías emergentes.
Además, cuenta con la ley de debida diligencia, una iniciativa que busca promover la responsabilidad corporativa y garantizar el respeto a los derechos humanos y laborales en las cadenas de suministro de las organizaciones.
Actualmente, esta ley aplica a grandes empresas establecidas en Alemania para que garanticen que su operación cuenta con medidas efectivas que prevengan violaciones a los derechos humanos, el trabajo forzado, la explotación infantil y el impacto ambiental negativo en toda su cadena de suministro (obtención de materia prima, producción, logística y venta - incluida la distribución).
¿Por qué es importante abordar este tema en las PyMEs chihuahuenses? Porque el compliance no es solo un tema de ética y responsabilidad social.
Es un mecanismo real que puede evitarnos caer en situaciones de incumplimiento, a normativas y leyes que no siempre conocemos, y que pueden convertirse en multas, afectar nuestra relación con clientes y proveedores, e incluso, imposibilitarnos para operar.
Un sistema de compliance puede hacer la diferencia para seguir existiendo como empresa, y más en tiempos de alta fiscalización por parte de nuestras autoridades.
Hoy en día no basta con tener una política anti corrupción, que cumpla únicamente con el ámbito legislativo.
Tiene que incluir políticas internas que den dirección a los comportamientos de nuestros colaboradores en el ámbito ético y en su relación e interacción con el resto de nuestros grupos de interés.
Si además integramos los principios de la debida diligencia, podemos promover la protección a los derechos humanos de todas las personas que interactúen con nuestra organización.
¿Cómo podríamos hacerlo de una forma sencilla pero efectiva? Primero, debemos identificar y evaluar riesgos en nuestros procesos, en materia de corrupción y derechos humanos, de forma transversal y en todos los niveles y departamentos.
Nos sorprenderán los resultados, si hacemos el ejercicio con los colaboradores responsables de los procesos.
Entonces podremos definir mecanismos para prevenir y mitigar estas situaciones, y reparar los impactos negativos, si se presentaran.
Y finalmente, medir la eficacia de estas acciones y realizar ajustes, buscando la mejora continua.
En todo momento, es clave contar con diferentes mecanismos de denuncia, que garanticen la confidencialidad del denunciante y que sigan un proceso claro y estructurado para atender los casos que se presenten.
Si más empresas nos sumamos e incorporamos estos programas, seguramente se reducirán los altos costos que genera la corrupción, tendremos empresas más eficientes y construiremos una economía más fuerte y una comunidad más justa.
Ing.
Francisco Santini
Presidente de Centro PERSÉ
f.
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