Cohete Xitle II de la UNAM, segundo lugar en EU

El equipo, llamado Propulsión UNAM y que diseñó y desarrolló este proyecto, está conformado por 41 estudiantes de distintas facultades.

El equipo, llamado Propulsión UNAM y que diseñó y desarrolló este proyecto, está conformado por 41 estudiantes de distintas facultades.

El equipo Propulsión UNAM logró el segundo lugar en la competencia internacional más grande en cohetería experimental, la Spaceport America Cup 2024.
Este certamen se llevó a cabo del 17 al 22 de junio en Nuevo México, Estados Unidos.

El logro fue gracias a la creación del cohete Xitle II, mismo que se presentó en la competencia y que, de acuerdo con Santiago Arroyo Lozano, estudiante de la Facultad de Ciencias de la UNAM y líder del proyecto, destaca por su combustible híbrido, similar al que se utiliza en el mundo real con cohetes orbitales y suborbitales, lo que significa que requirió de electrónica y herramientas más complejas para poder controlarlo, de acuerdo con una nota informativa del portal de la Gaceta UNAM.

Propulsión UNAM está conformado por 41 estudiantes de distintas facultades de la UNAM, y fue distinguido con especial mérito en la categoría 30K Hybrid/Liquid SRAD (Student Research and Developed), que es un lanzamiento a 30 mil pies de híbridos y líquidos.
Todo el desarrollo y la investigación para el motor fue hecha por alumnos.
Esta categoría es la más compleja de la competencia, pues no consta únicamente de desarrollar el motor de combustible híbrido, sino de tener uno que pueda ser controlable durante la emisión.

“Son dos categorías en las que se puede participar.
Una es con un cohete cuyo motor es comprado y la otra fue en la que participamos, ya que en nuestro caso el cohete fue hecho en un 90 % por el equipo”; indica Julio Alberto Cárdenas Hernández, alumno de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional e integrante del conjunto.

“Xitle II mide aproximadamente 4.
2 metros de altura y está diseñado para llegar a alturas de 9 kilómetros.
El 22 de junio, cuando sucedieron la mayoría de vuelos de las más de 150 instituciones académicas que participaron, el proyecto que representó a la UNAM, aún con fuertes vientos, alcanzó los 7 kilómetros de altura, quedando a poca distancia del apogeo, siendo el cohete más alto que ha volado el equipo y que se ha lanzado en México en varios años”, refiere Arroyo Lozano.

El líder del proyecto agrega: “Quedamos a 90 kilómetros del objetivo técnico de los 100 kilómetros conocido como la línea de Kármán, donde decimos que comienza el espacio.
No obstante, ya dominamos este tipo de combustión y nuestra escala en los sistemas más complejos que se necesitan para ir al espacio.
A partir de aquí trabajaremos con tanques de mayor tamaño y en hacer el fuselaje del cohete a manera que soporte velocidades superiores”.

Your browser doesn’t support iframes Arroyo Lozano expresa que “se siente mucho orgullo por este logro internacional pues, durante la competencia escuadras de Polonia y Canadá se acercaron a preguntar dudas sobre el proyecto, algo que cambió nuestro panorama de cómo nos ven”.

Al equipo, que se formó en 2020, le bastaron cuatro años para pasar de hacer cohetes de motores sencillos a supersónicos, que alcanzan mayores velocidades.

En 2022, concursaron en el Latin American Space Challenge, en Brasil, con el motor de combustible sólido, el cohete Insurgente, que llegó a 3 kilómetros de apogeo y ganó un segundo lugar.

El tercer desarrollo del conjunto es Xitle II, rediseño y mejoramiento de Xitle, cohete con el cual el equipo participó el año pasado en la Spaceport America Cup, en la que quedaron en quinto puesto por mejor diseño, de acuerdo la Gaceta UNAM.

Xitle también era un cohete de combustible híbrido, pero este último diseño se mejoró en la optimización, lo que ayudará a seguir iterando sobre él para lograr emisiones más grandes.

“En el desarrollo de este proyecto entendimos más sobre todos los protocolos de seguridad para las pruebas de motor, Xitle pesaba casi 50 kilos y ahora se concursó con un cohete que pesa 35 kilos; es decir, también aprendimos a optimizar peso, quitar todo lo que no era necesario para el cohete, por lo que es más ligero y aerodinámico”, explica Arroyo Lozano.

Your browser doesn’t support iframes Cárdenas Hernández precisa que “se cambiaron ciertos materiales respecto a las válvulas y plomería, pero lo principal a destacar es que se hicieron mejoras para la seguridad, ya que se trabaja con tanques de presión”.

El alumno de la Facultad de Ciencias agrega que Xitle II “es un paso bien fundamentado que sí nos llevó a la meta, que es la realidad de todas las metodologías, y se tuvo que trabajar en él casi dos años para hacerlo realidad”.

Otro punto a destacar, según Arroyo Lozano, no es únicamente la distancia a la que llegan los cohetes, sino también tener el propósito de llevar una carga útil en éstos y pueda ponerse en el espacio, ya que la importancia radica en subir un satélite o un experimento.
Xitle II subió una carga médica de 4 kilogramos a 7 kilómetros de altura.

(Con información de Gaceta UNAM)

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