Claudia Marcucetti disecciona la muerte de Tina Modotti en Fuego que no muere

Su novela Fuego que no muere reconstruye los hechos a través de la mirada de un fotógrafo aficionado y el último amante de la artista

Es justo ahí, sobre la fría plancha de metal en la morgue donde abrirían el aún joven cuerpo de Tina Modotti, que comienza Fuego que no muere, la más reciente novela de la escritora Claudia Marcucetti Pascoli (Planeta, 2022).
Se trata de un thriller, en el que el fotógrafo Armando Zárate, hijo del médico forense que realizaría la autopsia, tras entablar una peculiar relación con la difunta Modotti, investiga el pasado político y artístico de la fotógrafa, indagación que lo conducirá hasta la figura de su último amante, el radical comunista italiano Vittorio Vidali.

“Esta novela narra la historia de dos hombres cuyos ideales, tiempos y modos difieren, pero cuyas pasiones se consumen en la misma hoguera, el recuerdo de Tina Modotti”, explica, en entrevista con El Sol de México, la autora, quien confiesa que nunca había pensado en escribir una novela sobre la reconocida fotógrafa, pues su acercamiento había sido pensado para escribir un guión de cine a partir de la biografía de Modotti, dirigida por Ferdinando Vicentini Organi, y que originalmente se quería fuera escrito por Elena Poniatowska.

Desafortunada o afortunadamente el proyecto no logró concretarse y no fue sino hasta que Claudia Marcucetti entabló una conversación con el historiador Hugh Thomas que descubrió que sus investigaciones hechas anteriormente la habían llevado a descubrir la intriga de esta historia, para la cual tuvo que hacer un profundo trabajo documental y periodístico.

“Esta historia se basa en todos los libros que se han escrito de Tina, desde Tinísima, de Elena Poniatowska, hasta los libros de fotografía y catálogos que existen de ella.
Pero para construir a Vittorio me basé en los 11 libros que escribió, de los cuales sólo se han traducido dos al inglés y al español, así como los tres textos inéditos que me facilitó su familia, dos de ellos hablan de su periodo en México y el tercero habla sobre el asesinato de Trotsky”, explica la escritora.

Sobre el personaje de Vidali, la escritora, quien también revisó el libro escrito por Patrick Karlsen sobre su juventud, dice: “Vittorio Vidali es el hombre italiano con más archivos en Rusia.
Él tenía un acercamiento muy estrecho con las agencias soviéticas.
Es un hombre fascinante que tenía una personalidad arrolladora, murió rodeado por sus mujeres más cercanas, ―su esposa, su amante, su novia y su asistente― en su cama, siendo a los 83 años senador del Partido Comunista en Italia.
Un hombre que murió creyendo en su ideología”.

La impresión de este personaje, a la autora la había seducido para hacer una biografía novelada exclusivamente de él, pero su empatía por la figura femenina que representa Tina Modotti la hizo recuperarla dentro de esta nueva publicación.

“Tina Modotti es un ícono feminista, sin embargo, jamás luchó expresamente por los derechos feministas.
Ella sabía que no era necesario decirse feminista para abogar por la causa; con su pura actitud, desenfado y libertad de acción, simplemente era ella misma.
Creo que esa es la actualidad de Tina, que es inspiración de muchas mujeres, pero también porque tuvo una visión en la que antepuso la cuestión de género”, concluye la autora.

Es justo ahí, sobre la fría plancha de metal en la morgue donde abrirían el aún joven cuerpo de Tina Modotti, que comienza Fuego que no muere, la más reciente novela de la escritora Claudia Marcucetti Pascoli (Planeta, 2022).
Se trata de un thriller, en el que el fotógrafo Armando Zárate, hijo del médico forense que realizaría la autopsia, tras entablar una peculiar relación con la difunta Modotti, investiga el pasado político y artístico de la fotógrafa, indagación que lo conducirá hasta la figura de su último amante, el radical comunista italiano Vittorio Vidali.

“Esta novela narra la historia de dos hombres cuyos ideales, tiempos y modos difieren, pero cuyas pasiones se consumen en la misma hoguera, el recuerdo de Tina Modotti”, explica, en entrevista con El Sol de México, la autora, quien confiesa que nunca había pensado en escribir una novela sobre la reconocida fotógrafa, pues su acercamiento había sido pensado para escribir un guión de cine a partir de la biografía de Modotti, dirigida por Ferdinando Vicentini Organi, y que originalmente se quería fuera escrito por Elena Poniatowska.

Desafortunada o afortunadamente el proyecto no logró concretarse y no fue sino hasta que Claudia Marcucetti entabló una conversación con el historiador Hugh Thomas que descubrió que sus investigaciones hechas anteriormente la habían llevado a descubrir la intriga de esta historia, para la cual tuvo que hacer un profundo trabajo documental y periodístico.

“Esta historia se basa en todos los libros que se han escrito de Tina, desde Tinísima, de Elena Poniatowska, hasta los libros de fotografía y catálogos que existen de ella.
Pero para construir a Vittorio me basé en los 11 libros que escribió, de los cuales sólo se han traducido dos al inglés y al español, así como los tres textos inéditos que me facilitó su familia, dos de ellos hablan de su periodo en México y el tercero habla sobre el asesinato de Trotsky”, explica la escritora.

Sobre el personaje de Vidali, la escritora, quien también revisó el libro escrito por Patrick Karlsen sobre su juventud, dice: “Vittorio Vidali es el hombre italiano con más archivos en Rusia.
Él tenía un acercamiento muy estrecho con las agencias soviéticas.
Es un hombre fascinante que tenía una personalidad arrolladora, murió rodeado por sus mujeres más cercanas, ―su esposa, su amante, su novia y su asistente― en su cama, siendo a los 83 años senador del Partido Comunista en Italia.
Un hombre que murió creyendo en su ideología”.

La impresión de este personaje, a la autora la había seducido para hacer una biografía novelada exclusivamente de él, pero su empatía por la figura femenina que representa Tina Modotti la hizo recuperarla dentro de esta nueva publicación.

“Tina Modotti es un ícono feminista, sin embargo, jamás luchó expresamente por los derechos feministas.
Ella sabía que no era necesario decirse feminista para abogar por la causa; con su pura actitud, desenfado y libertad de acción, simplemente era ella misma.
Creo que esa es la actualidad de Tina, que es inspiración de muchas mujeres, pero también porque tuvo una visión en la que antepuso la cuestión de género”, concluye la autora.

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