Chihuahua, tierra de empresas familiares

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Cuando escuchamos hablar de una empresa familiar nos viene a la mente algún restaurant, taller o comercio tradicional de nuestra ciudad; empresas que fueron fundadas por el abuelo o el papá de quienes son los actuales empresarios.

Pero no sólo existen pequeñas empresas familiares.
A nivel mundial hay grandes corporaciones que son empresas familiares y que actualmente están en la cuarta o quinta generación; empresas mexicanas como Bimbo, Cemex, América Móvil, Soriana, Maseca o Televisa; grandes marcas locales como Alsuper, GCC o Interceramic.
Y a nivel global grandes corporativos como Wal-Mart, Ford, Tyson, BMW o Continental, sólo por mencionar algunas.

La mayoría de estas empresas iniciaron con un emprendedor que en muchos de los casos se apoyó en sus familiares: como asesores, ayudantes o trabajadores… incluso el único acceso a financiamiento es con la familia; los primeros créditos vienen de sus padres, hermanos o tíos.

México es el país que más empresas familiares tiene en Latinoamérica, y Estados Unidos es el que más tiene en el mundo.

¿Qué nos hace diferentes? En Estados Unidos gran parte de las pequeñas y medianas empresas no pasan a la segunda generación por falta de interés de la nueva generación (las venden), mientras que en México no trascienden por falta de institucionalización.

Según la consultora de empresas familiares Unilco, de cada 100 empresas fundadas, 50 llegan a la segunda generación, sólo 15 llegan a la tercera generación y sólo 5 llegan a la cuarta generación; por supuesto que además del entorno difícil de los negocios, la combinación empresa-familia es complicada.

Hay empresas pequeñas que trascienden, pero no crecen.
¿Cuál es la fórmula para que nuestras pequeñas y medianas empresas trasciendan y crezcan?

Una guía muy práctica nos la da Alfonso Urrea Martin en su libro “Vivir, Trabajar y Crecer en Familia”, basado en su experiencia como empresario, de la tercera generación en una empresa familiar exitosa que, por supuesto, ha tenido grandes problemas, pero que ha tomado decisiones trascendentales, algunas exitosas y otras que no funcionaron, pero sirvieron como experiencia para cambiar el rumbo.

Si como pequeños o medianos empresarios queremos trascender a otras generaciones tenemos que seguir algunas reglas básicas de la empresa familiar:

- Primero, tenemos que separar los roles de la familia y el trabajo.

- Crear un consejo de familia (diferente al consejo de administración).

- Hacer un protocolo familiar que defina lo que puede y no puede hacer la familia en la empresa, reglas de entrada y responsabilidad.

- Entender nuestro rol como accionista, consejero o colaborador.

- Definir un código de ética y valores.

- Tener claro y mantener vigente el propósito de la empresa, así como su misión, visión y valores.

- Crear órganos de gobierno que regulen la operación:

·Asamblea de accionistas

·Consejo de administración: presidente del consejo, consejeros y comités.

·Director general.

- Dar paso a nuevas generaciones: preparar la sucesión en tiempo y forma, buscando lo mejor para la empresa, sea familiar o no familiar.

Alfonso Urrea plantea que “las mejores y más longevas empresas familiares han logrado su permanencia con base en el equilibrio de sus tres sistemas: propietario, empresarial y operativo”.

Los mexicanos, y en especial los chihuahuenses, tenemos como gran ventaja el arraigo y pertenencia familiar, que si ponemos a trabajar de forma articulada con la esencia de un negocio, pueden generar un gran valor no sólo para nuestra familia y sus futuras generaciones, sino para una comunidad empresarial, competitiva y con visión a largo plazo.

Ing.
Francisco Santini

Presidente de Centro PERSÉ

Cuando escuchamos hablar de una empresa familiar nos viene a la mente algún restaurant, taller o comercio tradicional de nuestra ciudad; empresas que fueron fundadas por el abuelo o el papá de quienes son los actuales empresarios.

Pero no sólo existen pequeñas empresas familiares.
A nivel mundial hay grandes corporaciones que son empresas familiares y que actualmente están en la cuarta o quinta generación; empresas mexicanas como Bimbo, Cemex, América Móvil, Soriana, Maseca o Televisa; grandes marcas locales como Alsuper, GCC o Interceramic.
Y a nivel global grandes corporativos como Wal-Mart, Ford, Tyson, BMW o Continental, sólo por mencionar algunas.

La mayoría de estas empresas iniciaron con un emprendedor que en muchos de los casos se apoyó en sus familiares: como asesores, ayudantes o trabajadores… incluso el único acceso a financiamiento es con la familia; los primeros créditos vienen de sus padres, hermanos o tíos.

México es el país que más empresas familiares tiene en Latinoamérica, y Estados Unidos es el que más tiene en el mundo.

¿Qué nos hace diferentes? En Estados Unidos gran parte de las pequeñas y medianas empresas no pasan a la segunda generación por falta de interés de la nueva generación (las venden), mientras que en México no trascienden por falta de institucionalización.

Según la consultora de empresas familiares Unilco, de cada 100 empresas fundadas, 50 llegan a la segunda generación, sólo 15 llegan a la tercera generación y sólo 5 llegan a la cuarta generación; por supuesto que además del entorno difícil de los negocios, la combinación empresa-familia es complicada.

Hay empresas pequeñas que trascienden, pero no crecen.
¿Cuál es la fórmula para que nuestras pequeñas y medianas empresas trasciendan y crezcan?

Una guía muy práctica nos la da Alfonso Urrea Martin en su libro “Vivir, Trabajar y Crecer en Familia”, basado en su experiencia como empresario, de la tercera generación en una empresa familiar exitosa que, por supuesto, ha tenido grandes problemas, pero que ha tomado decisiones trascendentales, algunas exitosas y otras que no funcionaron, pero sirvieron como experiencia para cambiar el rumbo.

Si como pequeños o medianos empresarios queremos trascender a otras generaciones tenemos que seguir algunas reglas básicas de la empresa familiar:

- Primero, tenemos que separar los roles de la familia y el trabajo.

- Crear un consejo de familia (diferente al consejo de administración).

- Hacer un protocolo familiar que defina lo que puede y no puede hacer la familia en la empresa, reglas de entrada y responsabilidad.

- Entender nuestro rol como accionista, consejero o colaborador.

- Definir un código de ética y valores.

- Tener claro y mantener vigente el propósito de la empresa, así como su misión, visión y valores.

- Crear órganos de gobierno que regulen la operación:

·Asamblea de accionistas

·Consejo de administración: presidente del consejo, consejeros y comités.

·Director general.

- Dar paso a nuevas generaciones: preparar la sucesión en tiempo y forma, buscando lo mejor para la empresa, sea familiar o no familiar.

Alfonso Urrea plantea que “las mejores y más longevas empresas familiares han logrado su permanencia con base en el equilibrio de sus tres sistemas: propietario, empresarial y operativo”.

Los mexicanos, y en especial los chihuahuenses, tenemos como gran ventaja el arraigo y pertenencia familiar, que si ponemos a trabajar de forma articulada con la esencia de un negocio, pueden generar un gran valor no sólo para nuestra familia y sus futuras generaciones, sino para una comunidad empresarial, competitiva y con visión a largo plazo.

Ing.
Francisco Santini

Presidente de Centro PERSÉ

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mié Feb 8 , 2023
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