Cartucheras al cañón… | Democracia  moral

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Por: Ernesto Visconti Elizalde

“La democracia ha de ser… tutelada por valores; y no anarquía de dolores, arbitrados a placer”.

Democracia: demos, pueblo; y kratos, autoridad.
Gobierno en el que el pueblo ejerce la soberanía.
Esto que en apariencia pudiera ser el modelo ideal de un Estado conlleva un gran riesgo, pues si la democracia no es tutelada o vigilada en base a valores éticos o morales perennes, corre el riesgo de caer en la anarquía; que es: la ausencia de autoridad; el desorden; la confusión por falta de dirección.

Cada uno de nosotros tenemos la obligación ciudadana de hacer perfectible nuestro régimen socio-político; cada uno y en base a la experiencia, debemos valorar la dinámica acertada o no del Estado.
México está inmerso en una transformación tendente a la anarquía gubernamental, de origen ancestral; y resulta válido proponer un modelo mejor, más equitativo y congruente.
Según mi criterio, México, requiere de una “democracia moral”; el poder del pueblo, pero moderado, tutelado o guiado, por los valores morales imprescindibles y axiales; y no hablo de los valores de la moral religiosa, que sin descartarlos por su basicidad dan pertinencia a la “moral de la razón”; valores deontológicos, que eviten el abuso de una democracia disimulada, deformada, exagerada, anárquica o absurda; que lejos de equiparar a los ciudadanos, los enfrenta, los agrede y los despoja.
Valores como la igualdad, la honestidad el respeto en la expresión pública, y aquí mencionaré un aspecto controvertido, los “derechos humanos” son inalienables, para los ciudadanos honestos, pero los delincuentes deben tener restringidos muchos de esos derechos; tal y como se les restringe actualmente la libertad, cuando se les demuestra culpabilidad.
Pero vayamos por partes.
El régimen económico del país debe ser mixto, no porque se nos ocurra, sino por la circunstancia geopolítica de México, cuya relación comercial se fundamenta principalmente con los países de norteamérica; USA, fundamentalmente; el capitalismo es nuestra mayor y mejor realidad, sólo que a diferencia de otros países, nuestra vocación no será el acumulamiento de riqueza por y para unos cuantos, sino la búsqueda de la dispersión del capital en la gran masa, un Estado con orientación socialista, que deje de lado las oligocracias y las teocracias, sin restarle méritos y ámbitos existenciales a los miembros de esos estamentos constitutivos de la sociedad.

La laicidad es otro valor incontrovertible, que en muchos estados de México no se atiende; ni en la educación por religiosos, ni en la salud, por empresarios que han agredido y boicoteado la labor de la salud pública, en aras de intereses pecuniarios.
Es imprescindible el monopolio y control del Estado, en materia de energía, recurso hidráulico, vías de comunicación, y comunicaciones, seguridad nacional y banca; sobre todo la banca; “los dientes” de un régimen con autonomía de Estado.
Debemos detener el ocurso a la anarquía; y debemos paliar el lucro de la oligarquía.
Tutelemos con nuestros mejores valores obligatorios, para corregir esta imperfecta democracia.
Esto apenas es el preámbulo de este medular tema a desarrollar.
Otros temas y poemas en ‘Facebook’ Ernesto Visconti.

Por: Ernesto Visconti Elizalde

“La democracia ha de ser… tutelada por valores; y no anarquía de dolores, arbitrados a placer”.

Democracia: demos, pueblo; y kratos, autoridad.
Gobierno en el que el pueblo ejerce la soberanía.
Esto que en apariencia pudiera ser el modelo ideal de un Estado conlleva un gran riesgo, pues si la democracia no es tutelada o vigilada en base a valores éticos o morales perennes, corre el riesgo de caer en la anarquía; que es: la ausencia de autoridad; el desorden; la confusión por falta de dirección.

Cada uno de nosotros tenemos la obligación ciudadana de hacer perfectible nuestro régimen socio-político; cada uno y en base a la experiencia, debemos valorar la dinámica acertada o no del Estado.
México está inmerso en una transformación tendente a la anarquía gubernamental, de origen ancestral; y resulta válido proponer un modelo mejor, más equitativo y congruente.
Según mi criterio, México, requiere de una “democracia moral”; el poder del pueblo, pero moderado, tutelado o guiado, por los valores morales imprescindibles y axiales; y no hablo de los valores de la moral religiosa, que sin descartarlos por su basicidad dan pertinencia a la “moral de la razón”; valores deontológicos, que eviten el abuso de una democracia disimulada, deformada, exagerada, anárquica o absurda; que lejos de equiparar a los ciudadanos, los enfrenta, los agrede y los despoja.
Valores como la igualdad, la honestidad el respeto en la expresión pública, y aquí mencionaré un aspecto controvertido, los “derechos humanos” son inalienables, para los ciudadanos honestos, pero los delincuentes deben tener restringidos muchos de esos derechos; tal y como se les restringe actualmente la libertad, cuando se les demuestra culpabilidad.
Pero vayamos por partes.
El régimen económico del país debe ser mixto, no porque se nos ocurra, sino por la circunstancia geopolítica de México, cuya relación comercial se fundamenta principalmente con los países de norteamérica; USA, fundamentalmente; el capitalismo es nuestra mayor y mejor realidad, sólo que a diferencia de otros países, nuestra vocación no será el acumulamiento de riqueza por y para unos cuantos, sino la búsqueda de la dispersión del capital en la gran masa, un Estado con orientación socialista, que deje de lado las oligocracias y las teocracias, sin restarle méritos y ámbitos existenciales a los miembros de esos estamentos constitutivos de la sociedad.

La laicidad es otro valor incontrovertible, que en muchos estados de México no se atiende; ni en la educación por religiosos, ni en la salud, por empresarios que han agredido y boicoteado la labor de la salud pública, en aras de intereses pecuniarios.
Es imprescindible el monopolio y control del Estado, en materia de energía, recurso hidráulico, vías de comunicación, y comunicaciones, seguridad nacional y banca; sobre todo la banca; “los dientes” de un régimen con autonomía de Estado.
Debemos detener el ocurso a la anarquía; y debemos paliar el lucro de la oligarquía.
Tutelemos con nuestros mejores valores obligatorios, para corregir esta imperfecta democracia.
Esto apenas es el preámbulo de este medular tema a desarrollar.
Otros temas y poemas en ‘Facebook’ Ernesto Visconti.

Osvaldo

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