Camino Real | ¡Ah! ¿Ya conocieron a los vecinos?

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Un hombre, que en el pasado fue un célebre luchador profesional de la Triple A, está de visita en el departamento de un par de amigos, uno de ellos se fue a buscar una camisa mientras el mismo gladiador y el otro conocido esperan en la sala intentando entablar una conversación.
El problema es que dicha plática se ve constantemente interrumpida por el estruendoso ruido que genera un guacamayo, que se encuentra en el departamento al otro lado del pasillo.

Ante la frustración de ver entrecortadas las palabras, éstos deciden ir a confrontar a los vecinos para “solicitarles amablemente…que callen a ese #$%&3 pájaro de &¡#*/…” añadiendo al reclamo un sentido “¡¿qué no saben qué clase de gente vive aquí?!”.

De pronto el ritmo de la apertura de los múltiples cerrojos de la puerta, se ve interrumpido por la aparición de un sujeto de complexión muy grande, que con el ceño molesto les recibe la queja.
De barba abundante, con tatuajes y portando una camiseta de tirantes que alguna vez fue blanca, el morador contiguo ahora les apunta a las caras con dos armas semiautomáticas, mientras les responde que el ave “fue un regalo de su abuela antes de morir” y que es muy querido, “¿no les molesta, verdad?”, les inquiere, mientras los quejosos permanecen en un estado catatónico que les impide pronunciar mayor palabra.
La puerta se cierra y entonces el primer hombre —el que había ido a buscar la camisa— sale y les pregunta con cierto desenfado y una sonrisa en el rostro: “¡Ah! ¿Ya conocieron a los vecinos?”.
\u0009\u0009

La anterior escena nos ayuda a entender cómo es que los chihuahuenses aún no conocemos a nuestros vecinos, en particular a los texanos .
Hasta ahora, en los pocos contactos que hemos tenido con ellos nos han intimidado con acciones políticas y económicas que entre otras cosas incluyen: retrasos en las revisiones de los puentes internacionales, asesinatos de connacionales en sus centros comerciales y el retorno inmediato de las personas en situación de tránsito, amparados bajo el Título 42 y otros artilugios legales.

Cuando nos acercamos al estudio de la historia encontramos hechos que parecieran repetirse o que pudiesen estarse moviendo de manera muy lenta, casi de forma imperceptible para nuestra corta presencia en este mundo.
Esos hechos tienen una relación causal y los conocemos como “procesos de larga duración”.
Dentro de estos procesos histórico-políticos de largo alcance, debemos reconocer que la fundación de Texas como república independiente de México —para 1836— se basó firmemente en mantener la esclavitud, pues el reclamo principal de los texanos era que la constitución centralista conocida como las “Siete Leyes”, no les garantizaba su derecho a la “propiedad” entendida ésta como su derechos a mantener a sus esclavos.

Sí, es tiempo de reconocerlo, nuestros vecinos tienen un origen eminentemente esclavista, adorador de las armas y racista.
De hecho, en la elaboración de su carta magna, los texanos fueron muy específicos en cuanto a la condición de las personas afrodescendientes en su territorio.
Si revisamos el segmento de “Condiciones Generales, Sección 9” de la Constitución Texana de 1836, habremos de encontrar criterios raciales como los siguientes:

1.
- “Todas las personas de color que fueron esclavas en su vida previa a la migración a Texas y los que están pagando préstamos con su cuerpo, deben permanecer en servidumbre… ningún descendiente africano libre… debe residir permanentemente en la república…”.
Eso explica el trasfondo histórico y racial de la expresión “Hispanic invasion” utilizada en su manifiesto por el tirador que asesinó e hirió a decenas de connacionales en un centro comercial de la ciudad de El Paso, en agosto de 2019.

2.
- “La importación o admisión de africanos o negros dentro de la República [Texana] —exceptuando a los que llegan desde los Estados Unidos de América— está prohibida para siempre, y declarada como piratería”.
Es decir, no sólo es el continuo contrabando de personas, alcohol y drogas hacia el territorio norteamericano, es el ingreso irregular de sujetos no deseables lo que les molesta gravemente a nuestros vecinos, en particular el de personas de origen hispano o de color, y eso, desde que Texas existe, “está prohibido”.

“¡Ah! ¿Ya conocieron a los vecinos?”.

Un hombre, que en el pasado fue un célebre luchador profesional de la Triple A, está de visita en el departamento de un par de amigos, uno de ellos se fue a buscar una camisa mientras el mismo gladiador y el otro conocido esperan en la sala intentando entablar una conversación.
El problema es que dicha plática se ve constantemente interrumpida por el estruendoso ruido que genera un guacamayo, que se encuentra en el departamento al otro lado del pasillo.

Ante la frustración de ver entrecortadas las palabras, éstos deciden ir a confrontar a los vecinos para “solicitarles amablemente…que callen a ese #$%&3 pájaro de &¡#*/…” añadiendo al reclamo un sentido “¡¿qué no saben qué clase de gente vive aquí?!”.

De pronto el ritmo de la apertura de los múltiples cerrojos de la puerta, se ve interrumpido por la aparición de un sujeto de complexión muy grande, que con el ceño molesto les recibe la queja.
De barba abundante, con tatuajes y portando una camiseta de tirantes que alguna vez fue blanca, el morador contiguo ahora les apunta a las caras con dos armas semiautomáticas, mientras les responde que el ave “fue un regalo de su abuela antes de morir” y que es muy querido, “¿no les molesta, verdad?”, les inquiere, mientras los quejosos permanecen en un estado catatónico que les impide pronunciar mayor palabra.
La puerta se cierra y entonces el primer hombre —el que había ido a buscar la camisa— sale y les pregunta con cierto desenfado y una sonrisa en el rostro: “¡Ah! ¿Ya conocieron a los vecinos?”.
\u0009\u0009

La anterior escena nos ayuda a entender cómo es que los chihuahuenses aún no conocemos a nuestros vecinos, en particular a los texanos .
Hasta ahora, en los pocos contactos que hemos tenido con ellos nos han intimidado con acciones políticas y económicas que entre otras cosas incluyen: retrasos en las revisiones de los puentes internacionales, asesinatos de connacionales en sus centros comerciales y el retorno inmediato de las personas en situación de tránsito, amparados bajo el Título 42 y otros artilugios legales.

Cuando nos acercamos al estudio de la historia encontramos hechos que parecieran repetirse o que pudiesen estarse moviendo de manera muy lenta, casi de forma imperceptible para nuestra corta presencia en este mundo.
Esos hechos tienen una relación causal y los conocemos como “procesos de larga duración”.
Dentro de estos procesos histórico-políticos de largo alcance, debemos reconocer que la fundación de Texas como república independiente de México —para 1836— se basó firmemente en mantener la esclavitud, pues el reclamo principal de los texanos era que la constitución centralista conocida como las “Siete Leyes”, no les garantizaba su derecho a la “propiedad” entendida ésta como su derechos a mantener a sus esclavos.

Sí, es tiempo de reconocerlo, nuestros vecinos tienen un origen eminentemente esclavista, adorador de las armas y racista.
De hecho, en la elaboración de su carta magna, los texanos fueron muy específicos en cuanto a la condición de las personas afrodescendientes en su territorio.
Si revisamos el segmento de “Condiciones Generales, Sección 9” de la Constitución Texana de 1836, habremos de encontrar criterios raciales como los siguientes:

1.
- “Todas las personas de color que fueron esclavas en su vida previa a la migración a Texas y los que están pagando préstamos con su cuerpo, deben permanecer en servidumbre… ningún descendiente africano libre… debe residir permanentemente en la república…”.
Eso explica el trasfondo histórico y racial de la expresión “Hispanic invasion” utilizada en su manifiesto por el tirador que asesinó e hirió a decenas de connacionales en un centro comercial de la ciudad de El Paso, en agosto de 2019.

2.
- “La importación o admisión de africanos o negros dentro de la República [Texana] —exceptuando a los que llegan desde los Estados Unidos de América— está prohibida para siempre, y declarada como piratería”.
Es decir, no sólo es el continuo contrabando de personas, alcohol y drogas hacia el territorio norteamericano, es el ingreso irregular de sujetos no deseables lo que les molesta gravemente a nuestros vecinos, en particular el de personas de origen hispano o de color, y eso, desde que Texas existe, “está prohibido”.

“¡Ah! ¿Ya conocieron a los vecinos?”.

Osvaldo

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--El TEJA ni con Dios ni con el diablo… --MC ni el pésame a los deudos del seccional

vie Feb 17 , 2023
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