Calle Aldama: de gozar una pujante vida nocturna pasó a la decadencia y abandono

En la calle se observan inmuebles abandonados que las personas utilizan para el consumo de sustancias ilícitas

A principios de la segunda mitad del siglo XX, el tramo de la calle Aldama, de la calle 19 hacia el oriente, era el lugar preferido para contratar mariachis y grupos musicales para llevar serenata, había restaurantes, bares y una activa vida nocturna para salir a pasear; sin embargo, ahora se encuentran cuadras enteras de locales abandonados, otros a punto de colapsar y una población con situaciones de adicciones, que se refugian para ingerir sustancias entre tapias y basura.

Así se puede observar a partir de la calle 21, con dirección hacia el este, en ambos lados de la acera, donde la actividad económica en temas de lugares de esparcimiento floreció en los años sesentas a los ochentas, que se extendió hacia el norte, en lo que se denominó la Zona Dorada, en las inmediaciones de la avenida Juárez, donde se establecieron salones de baile y reconocidos restaurantes.

Desafortunadamente, en esta década de los veintes de este siglo, se aprecian construcciones de muros con los adobes desnudos, los pisos tapizados de escombro y basura, sin techos, y personas –presuntamente en situación de calle-, que ocasionalmente entran y salen del resguardo de las tapias.

Así se puede ver en el edificio abandonado de la calle Aldama y calle 23, donde había una cantina y salón de baile de doble piso, en las ventanas se pueden ver los vestigios de haberse incendiado, por el hollín que sale de las ventanas superiores.

A un costado está el antiguo Garibaldi, que se ubicada en la calle Aldama y Constitución, y cuyo edificio fue totalmente derribado, y el terreno ahora, ya se usa como estacionamiento.
Está protegido con malla ciclónica, sin embargo, adentro está lleno de maleza.
En el frente por la calle Aldama, tiene rótulos en los que se informa que es propiedad de Gobierno del Estado, Coesvi, de la Comisión Estatal de la Vivienda del Gobierno del Estado.

En la otra esquina de la calle 23 y calle Aldama, era otra cantina –bar, denominado OK, que solo conserva las paredes exteriores y se ha marcado como clausurado.
El predio tiene escombro, que se está sacando en pequeños volúmenes, y por la alta incidencia de personas que consumen drogas, por lo que se escribió con pintura en spray “No queremos crikos aquí”, para ahuyentar a las personas consumidoras de ese tipo de sustancia, que no ingresen al lugar a consumir.

En la calle 23, en el numeral 405 – 407, hay dos viviendas abandonadas, aún conserva el rótulo de Reparación de Calzado, de lo que era la zona comercial.
Está cerrada y con candado, sin embargo, por debajo de las ventanas se aprecia que se ha desmoronado el muro de adobe, y corre riesgo su estructura.
Se teme que en la próxima temporada de lluvia, continúe el desgaste, y termine por colapsar.

Entre la calle 19 y 21, se encontraba el Hotel Pacífico, que era uno de los negocios más concurridos de la calle Aldama, y actualmente sus instalaciones, se encuentran desocupadas.

Adicionalmente, el derrumbe de edificios, también afectó a la esquina de la calle 27 y Rosales, donde era el Bar la Camelia, que permanece con una pared cubierta de tablas, luego de que se formara un boquete en el muro, por las lluvias.
Unas cuadras hacia el poniente, en la avenida 20 de Noviembre y Ocampo, colapsó la planta de arriba y cayó sobre la planta baja.
En el lugar continúan los escombros, que cayeron durante la temporada de lluvias del pasado verano de 2022.

A principios de la segunda mitad del siglo XX, el tramo de la calle Aldama, de la calle 19 hacia el oriente, era el lugar preferido para contratar mariachis y grupos musicales para llevar serenata, había restaurantes, bares y una activa vida nocturna para salir a pasear; sin embargo, ahora se encuentran cuadras enteras de locales abandonados, otros a punto de colapsar y una población con situaciones de adicciones, que se refugian para ingerir sustancias entre tapias y basura.

Así se puede observar a partir de la calle 21, con dirección hacia el este, en ambos lados de la acera, donde la actividad económica en temas de lugares de esparcimiento floreció en los años sesentas a los ochentas, que se extendió hacia el norte, en lo que se denominó la Zona Dorada, en las inmediaciones de la avenida Juárez, donde se establecieron salones de baile y reconocidos restaurantes.

Desafortunadamente, en esta década de los veintes de este siglo, se aprecian construcciones de muros con los adobes desnudos, los pisos tapizados de escombro y basura, sin techos, y personas –presuntamente en situación de calle-, que ocasionalmente entran y salen del resguardo de las tapias.

Así se puede ver en el edificio abandonado de la calle Aldama y calle 23, donde había una cantina y salón de baile de doble piso, en las ventanas se pueden ver los vestigios de haberse incendiado, por el hollín que sale de las ventanas superiores.

A un costado está el antiguo Garibaldi, que se ubicada en la calle Aldama y Constitución, y cuyo edificio fue totalmente derribado, y el terreno ahora, ya se usa como estacionamiento.
Está protegido con malla ciclónica, sin embargo, adentro está lleno de maleza.
En el frente por la calle Aldama, tiene rótulos en los que se informa que es propiedad de Gobierno del Estado, Coesvi, de la Comisión Estatal de la Vivienda del Gobierno del Estado.

En la otra esquina de la calle 23 y calle Aldama, era otra cantina –bar, denominado OK, que solo conserva las paredes exteriores y se ha marcado como clausurado.
El predio tiene escombro, que se está sacando en pequeños volúmenes, y por la alta incidencia de personas que consumen drogas, por lo que se escribió con pintura en spray “No queremos crikos aquí”, para ahuyentar a las personas consumidoras de ese tipo de sustancia, que no ingresen al lugar a consumir.

En la calle 23, en el numeral 405 – 407, hay dos viviendas abandonadas, aún conserva el rótulo de Reparación de Calzado, de lo que era la zona comercial.
Está cerrada y con candado, sin embargo, por debajo de las ventanas se aprecia que se ha desmoronado el muro de adobe, y corre riesgo su estructura.
Se teme que en la próxima temporada de lluvia, continúe el desgaste, y termine por colapsar.

Entre la calle 19 y 21, se encontraba el Hotel Pacífico, que era uno de los negocios más concurridos de la calle Aldama, y actualmente sus instalaciones, se encuentran desocupadas.

Adicionalmente, el derrumbe de edificios, también afectó a la esquina de la calle 27 y Rosales, donde era el Bar la Camelia, que permanece con una pared cubierta de tablas, luego de que se formara un boquete en el muro, por las lluvias.
Unas cuadras hacia el poniente, en la avenida 20 de Noviembre y Ocampo, colapsó la planta de arriba y cayó sobre la planta baja.
En el lugar continúan los escombros, que cayeron durante la temporada de lluvias del pasado verano de 2022.

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