Aprendamos a ejecutar prioridades

Post Content

Ante un mundo cambiante y con una visión materialista de la vida, muchos tendemos a priorizar en función de factores que, en muchas de las veces, no responden a nuestra forma de pensar, pero sí a las creencias de nuestro entorno.
Esta forma de actuar como un torbellino de acciones que requieren atención inmediata, pero que no nos ayudan a enfocarnos en lo que queremos ser, en lo que queremos hacer y en lo que queremos tener.
Cuando tenemos una claridad de estos rumbos, la toma de decisiones es mucho más sencilla.

Por ejemplo , está de moda, pasar horas respondiendo correos electrónicos y mensajes instantáneos en lugar de trabajar en un proyecto importante para el trabajo o la familia, e igualmente las distracciones para ver quién respondió nuestros mensajes, nos restan productividad y enfoque.
Muchas veces optamos por actividades más fáciles o placenteras sabiendo que las difíciles y retadoras tenemos que enfrentarlas.
Ver alguna serie de televisión en lugar de concentrarnos en el proyecto o en la solución de un problema ya sea familiar o del trabajo es un comportamiento de “prioridades”.
O cuando decidimos realizar actividades secundarias, como limpieza y orden de algún archivo viejo, contra la atención de una necesidad básica , como hacer ejercicio o comer bien o mas importante fortalecer alguna relación que dejamos pendiente porque “no teníamos tiempo”

A veces, priorizamos tareas para cumplir con las expectativas de otros, en lugar de centrarnos en lo que realmente es importante para nosotros.
La presión social puede desviar nuestra atención de nuestras verdaderas prioridades.
Asistir a una fiesta o evento porque todos los amigos van, aunque teníamos planeado terminar un proyecto crucial para nuestro desarrollo profesional.
Normalmente, subestimamos el tiempo que tomará completar ciertas tareas.
Esto puede llevarnos a dejar cosas importantes para más tarde, creyendo que tendremos tiempo suficiente para hacerlas después.
Pensar que preparar una presentación solo tomará una hora y, como resultado, posponerla hasta el último minuto, lo que genera estrés y un trabajo de menor calidad.

Es más fácil perderse en tareas menores y descuidar las más importantes.
La incapacidad de planear y organizar nuestra vida adecuadamente puede llevar a una mala priorización.
Pasar demasiado tiempo en detalles menores de un proyecto en lugar de enfocarse en completar las partes más críticas primero.
Vivimos en una era de sobrecarga de información, donde estamos constantemente bombardeados con datos, notificaciones y distracciones.
Esto puede dificultar identificar qué es realmente importante.
Revisar constantemente las redes sociales o las noticias en lugar de concentrarse en una tarea importante.

Aprendamos a priorizar; estableciendo metas claras, organizando las tareas en función de lo importante o sea lo que aporta a lograr tus metas y minimizando fuertemente actividades que no aportan a tus logros; un punto muy relevante es aprender a decir no, a uno mismo y a los demás.
No tengas miedo de rechazar tareas o compromisos que no son esenciales para tus objetivos; minimiza las distracciones para mantenerte enfocado en lo que realmente importa.

Aprendamos a priorizar, no solo en nuestros pensamientos, sino en nuestras acciones.
Ser conscientes de estas causas y tomar medidas para gestionarlas puede ayudarnos a enfocar nuestras energías en lo que realmente importa, mejorando nuestra efectividad y satisfacción personal.
En cada actividad preguntémonos ¿esto aporta a lo que quiero lograr?

Ante un mundo cambiante y con una visión materialista de la vida, muchos tendemos a priorizar en función de factores que, en muchas de las veces, no responden a nuestra forma de pensar, pero sí a las creencias de nuestro entorno.
Esta forma de actuar como un torbellino de acciones que requieren atención inmediata, pero que no nos ayudan a enfocarnos en lo que queremos ser, en lo que queremos hacer y en lo que queremos tener.
Cuando tenemos una claridad de estos rumbos, la toma de decisiones es mucho más sencilla.

Por ejemplo , está de moda, pasar horas respondiendo correos electrónicos y mensajes instantáneos en lugar de trabajar en un proyecto importante para el trabajo o la familia, e igualmente las distracciones para ver quién respondió nuestros mensajes, nos restan productividad y enfoque.
Muchas veces optamos por actividades más fáciles o placenteras sabiendo que las difíciles y retadoras tenemos que enfrentarlas.
Ver alguna serie de televisión en lugar de concentrarnos en el proyecto o en la solución de un problema ya sea familiar o del trabajo es un comportamiento de “prioridades”.
O cuando decidimos realizar actividades secundarias, como limpieza y orden de algún archivo viejo, contra la atención de una necesidad básica , como hacer ejercicio o comer bien o mas importante fortalecer alguna relación que dejamos pendiente porque “no teníamos tiempo”

A veces, priorizamos tareas para cumplir con las expectativas de otros, en lugar de centrarnos en lo que realmente es importante para nosotros.
La presión social puede desviar nuestra atención de nuestras verdaderas prioridades.
Asistir a una fiesta o evento porque todos los amigos van, aunque teníamos planeado terminar un proyecto crucial para nuestro desarrollo profesional.
Normalmente, subestimamos el tiempo que tomará completar ciertas tareas.
Esto puede llevarnos a dejar cosas importantes para más tarde, creyendo que tendremos tiempo suficiente para hacerlas después.
Pensar que preparar una presentación solo tomará una hora y, como resultado, posponerla hasta el último minuto, lo que genera estrés y un trabajo de menor calidad.

Es más fácil perderse en tareas menores y descuidar las más importantes.
La incapacidad de planear y organizar nuestra vida adecuadamente puede llevar a una mala priorización.
Pasar demasiado tiempo en detalles menores de un proyecto en lugar de enfocarse en completar las partes más críticas primero.
Vivimos en una era de sobrecarga de información, donde estamos constantemente bombardeados con datos, notificaciones y distracciones.
Esto puede dificultar identificar qué es realmente importante.
Revisar constantemente las redes sociales o las noticias en lugar de concentrarse en una tarea importante.

Aprendamos a priorizar; estableciendo metas claras, organizando las tareas en función de lo importante o sea lo que aporta a lograr tus metas y minimizando fuertemente actividades que no aportan a tus logros; un punto muy relevante es aprender a decir no, a uno mismo y a los demás.
No tengas miedo de rechazar tareas o compromisos que no son esenciales para tus objetivos; minimiza las distracciones para mantenerte enfocado en lo que realmente importa.

Aprendamos a priorizar, no solo en nuestros pensamientos, sino en nuestras acciones.
Ser conscientes de estas causas y tomar medidas para gestionarlas puede ayudarnos a enfocar nuestras energías en lo que realmente importa, mejorando nuestra efectividad y satisfacción personal.
En cada actividad preguntémonos ¿esto aporta a lo que quiero lograr?

Osvaldo

Cartones

Entrada siguiente

Los Principios de Ecuador y la creación de valor sostenible: Una estrategia para enverdecer las economías (parte II)

mar Jun 25 , 2024
Post Content

Puede que te guste

Generated by Feedzy