Antes que se nos olvide | Vámonos respetando

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Pareciera que, para detractores y simpatizantes del gobierno de López Obrador, todo es extremo, totalmente negro o completamente blanco, no hay ecuanimidad en ambas partes y por eso la pasión se desborda, principalmente en las discusiones de redes sociales, que se han convertido en enormes campos de batalla.
Los que están a favor del presidente, lo aman ciegamente como si fuera un dios, mientras los opositores, lo detestan como si fuera el mismísimo diablo, ocasionando fuertes altercados entre amigos cercanos o familiares, ha habido casos, que después de la discusión se han dejado de hablar para siempre.
Cada quién es libre de discutir y apoyar lo que desee, pero creo que es un grave error perder a un amigo o familiar, por defender a un partido o un político, que seguramente ni en el mundo lo hace.

El fanatismo es muy peligroso, sobre todo en temas religiosos y políticos, por culpa de un apasionamiento excesivo, se han desatado conflictos bélicos en varios países, con trágicos desenlaces.

El ciudadano no debe perder objetividad, debe ser cuidadoso al momento de evaluar un gobierno o un político, y no permitir que el fanatismo lo haga defender lo indefendible.
Es lamentable ver en redes sociales a simpatizantes y detractores de López Obrador enfrascados en discusiones, que algunas veces son inteligentes o bien fundamentadas, pero en otras, sólo se insultan, no reconocen nada o se aferran a que sólo su opinión es la que cuenta, ya sea a favor o en contra.
Una sociedad que escucha todas las opiniones es más analítica y por ende tendrá mejores gobiernos y políticos.

En el gobierno de López Obrador, no todo está mal como lo quieren ver sus detractores, pero tampoco vivimos en un paraíso como lo ven sus simpatizantes, hay mucho por hacer todavía.
Por eso reitero, al momento de evaluar un gobierno o un funcionario público, no pierda ecuanimidad porque recibe una ayuda económica o algún otro apoyo, y por otro lado, no busque el “prietito en el arroz” cuando el gobierno hace algo positivo, reconózcalo, que el odio o la antipatía por una persona o partido, no le hagan perder objetividad.

No se vale que actualmente exista una división tan marcada entre simpatizantes y detractores de López Obrador, mal llamados chairos y fifís, respectivamente, dejemos a un lado los apodos e insultos, todos somos mexicanos, vámonos respetando, o esto terminará mal.

Pareciera que, para detractores y simpatizantes del gobierno de López Obrador, todo es extremo, totalmente negro o completamente blanco, no hay ecuanimidad en ambas partes y por eso la pasión se desborda, principalmente en las discusiones de redes sociales, que se han convertido en enormes campos de batalla.
Los que están a favor del presidente, lo aman ciegamente como si fuera un dios, mientras los opositores, lo detestan como si fuera el mismísimo diablo, ocasionando fuertes altercados entre amigos cercanos o familiares, ha habido casos, que después de la discusión se han dejado de hablar para siempre.
Cada quién es libre de discutir y apoyar lo que desee, pero creo que es un grave error perder a un amigo o familiar, por defender a un partido o un político, que seguramente ni en el mundo lo hace.

El fanatismo es muy peligroso, sobre todo en temas religiosos y políticos, por culpa de un apasionamiento excesivo, se han desatado conflictos bélicos en varios países, con trágicos desenlaces.

El ciudadano no debe perder objetividad, debe ser cuidadoso al momento de evaluar un gobierno o un político, y no permitir que el fanatismo lo haga defender lo indefendible.
Es lamentable ver en redes sociales a simpatizantes y detractores de López Obrador enfrascados en discusiones, que algunas veces son inteligentes o bien fundamentadas, pero en otras, sólo se insultan, no reconocen nada o se aferran a que sólo su opinión es la que cuenta, ya sea a favor o en contra.
Una sociedad que escucha todas las opiniones es más analítica y por ende tendrá mejores gobiernos y políticos.

En el gobierno de López Obrador, no todo está mal como lo quieren ver sus detractores, pero tampoco vivimos en un paraíso como lo ven sus simpatizantes, hay mucho por hacer todavía.
Por eso reitero, al momento de evaluar un gobierno o un funcionario público, no pierda ecuanimidad porque recibe una ayuda económica o algún otro apoyo, y por otro lado, no busque el “prietito en el arroz” cuando el gobierno hace algo positivo, reconózcalo, que el odio o la antipatía por una persona o partido, no le hagan perder objetividad.

No se vale que actualmente exista una división tan marcada entre simpatizantes y detractores de López Obrador, mal llamados chairos y fifís, respectivamente, dejemos a un lado los apodos e insultos, todos somos mexicanos, vámonos respetando, o esto terminará mal.

Osvaldo

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Acta non verba

vie Nov 3 , 2023
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