Antes que se nos olvide | Un cochinero

Post Content

Hace 23 años, PRI, PAN y PRD dominaban el país, en ese entonces Morena no existía, simple y sencillamente porque su fundador era parte del PRD.
El PRI, a pesar de haber perdido por primera vez la silla presidencial, lucía fuerte, seguía siendo el partido oficial, pero luego perdió nuevamente y entonces sí comenzó a disminuir su poderío, claro, para esa debacle influyó la enorme corrupción que hubo en sus gobiernos.
Emergiendo el PAN como la mejor opción, el partido de derecha, que tuvo su oportunidad durante dos sexenios, pero sus mandatos fueron algo contradictorios respecto a su ideología, decepcionando a un sector de la población.
Por otro lado, el PRD estuvo picando piedra, colocándose posteriormente a la par del PAN, como el segundo partido más importante de México.
Teniendo como estandarte a su fundador, Cuauhtémoc Cárdenas, quien antes, había estado cerca de ganar las elecciones de 1988, como candidato del Frente Democrático Nacional; durante el preconteo se perfilaba como el triunfador, pero “de repente”, el sistema se “cayó”, ganando Salinas de Gortari.
Luego surgió López Obrador, que vino a dar un mayor empuje al PRD, pero “pequeños detalles”, como el video de René Bejarano embolsándose fajos de billetes, la acusación a Rosario Robles, que presuntamente benefició con licitaciones a su novio el empresario Carlos Ahumada, cuando era jefa de Gobierno del entonces D.
F.
, entre otras cuestiones, perjudicaron la reputación del PRD.

Los tres partidos continuaron en caída libre, hasta llegar a la actualidad, donde hay poca esperanza de recuperar la hegemonía, pues a sus dirigentes nacionales les ha faltado liderazgo, visión y quizá les ha quedado grande el puesto, como a Alejandro Moreno, que no sale de un problema para meterse en otro, sorprende que continúe al frente del PRI, haciendo, deshaciendo y que los priistas lo permitan.
Por otro lado, está Jesús Zambrano, un hombre al que no le gustan los reflectores y está bien, su labor es impulsar a su partido, sin embargo, el PRD ha disminuido su protagonismo en las elecciones y no se ve que haga mucho por ponerlo nuevamente en los primeros planos.
En el PAN está Marko Cortés, se ve que le echa ganas, quiere, pero su esfuerzo no es suficiente para convertirse en el líder que necesita con urgencia su partido.

A pesar de las diferencias en ideología del PRI, PAN y PRD, aun cuando históricamente se han dado hasta con las “urnas”, no les quedó de otra y decidieron unirse para tratar de vencer a Morena, un partido que, con sólo 12 años de existencia, los ha superado, sin duda un enorme logro, pero no por eso están exento de fallas, de hecho, aún están lejos de ser el partido honesto e incorruptible que presumen ser.
Su líder, Mario Delgado, ha tenido varios problemas, además, su forma de hablar y actuar es como la de aquellos dirigentes priistas de los años setenta u ochenta, que dicen aborrecer.
Recientemente, Marcelo Ebrard, llamó cobarde a Delgado y dijo que cada vez se parecían más al PRI de antes, para luego abandonar la contienda interna presidencial, acusando supuestas irregularidades en las encuestas.
Esto deja muy mal parado a Morena, es evidente que hay errores graves.

Morena se auto denomina el partido de la esperanza, el PRI, PAN y PRD, se unen supuestamente por el bien de México, mientras tanto, el ciudadano ve con tristeza que la política mexicana sigue siendo un cochinero.

Hace 23 años, PRI, PAN y PRD dominaban el país, en ese entonces Morena no existía, simple y sencillamente porque su fundador era parte del PRD.
El PRI, a pesar de haber perdido por primera vez la silla presidencial, lucía fuerte, seguía siendo el partido oficial, pero luego perdió nuevamente y entonces sí comenzó a disminuir su poderío, claro, para esa debacle influyó la enorme corrupción que hubo en sus gobiernos.
Emergiendo el PAN como la mejor opción, el partido de derecha, que tuvo su oportunidad durante dos sexenios, pero sus mandatos fueron algo contradictorios respecto a su ideología, decepcionando a un sector de la población.
Por otro lado, el PRD estuvo picando piedra, colocándose posteriormente a la par del PAN, como el segundo partido más importante de México.
Teniendo como estandarte a su fundador, Cuauhtémoc Cárdenas, quien antes, había estado cerca de ganar las elecciones de 1988, como candidato del Frente Democrático Nacional; durante el preconteo se perfilaba como el triunfador, pero “de repente”, el sistema se “cayó”, ganando Salinas de Gortari.
Luego surgió López Obrador, que vino a dar un mayor empuje al PRD, pero “pequeños detalles”, como el video de René Bejarano embolsándose fajos de billetes, la acusación a Rosario Robles, que presuntamente benefició con licitaciones a su novio el empresario Carlos Ahumada, cuando era jefa de Gobierno del entonces D.
F.
, entre otras cuestiones, perjudicaron la reputación del PRD.

Los tres partidos continuaron en caída libre, hasta llegar a la actualidad, donde hay poca esperanza de recuperar la hegemonía, pues a sus dirigentes nacionales les ha faltado liderazgo, visión y quizá les ha quedado grande el puesto, como a Alejandro Moreno, que no sale de un problema para meterse en otro, sorprende que continúe al frente del PRI, haciendo, deshaciendo y que los priistas lo permitan.
Por otro lado, está Jesús Zambrano, un hombre al que no le gustan los reflectores y está bien, su labor es impulsar a su partido, sin embargo, el PRD ha disminuido su protagonismo en las elecciones y no se ve que haga mucho por ponerlo nuevamente en los primeros planos.
En el PAN está Marko Cortés, se ve que le echa ganas, quiere, pero su esfuerzo no es suficiente para convertirse en el líder que necesita con urgencia su partido.

A pesar de las diferencias en ideología del PRI, PAN y PRD, aun cuando históricamente se han dado hasta con las “urnas”, no les quedó de otra y decidieron unirse para tratar de vencer a Morena, un partido que, con sólo 12 años de existencia, los ha superado, sin duda un enorme logro, pero no por eso están exento de fallas, de hecho, aún están lejos de ser el partido honesto e incorruptible que presumen ser.
Su líder, Mario Delgado, ha tenido varios problemas, además, su forma de hablar y actuar es como la de aquellos dirigentes priistas de los años setenta u ochenta, que dicen aborrecer.
Recientemente, Marcelo Ebrard, llamó cobarde a Delgado y dijo que cada vez se parecían más al PRI de antes, para luego abandonar la contienda interna presidencial, acusando supuestas irregularidades en las encuestas.
Esto deja muy mal parado a Morena, es evidente que hay errores graves.

Morena se auto denomina el partido de la esperanza, el PRI, PAN y PRD, se unen supuestamente por el bien de México, mientras tanto, el ciudadano ve con tristeza que la política mexicana sigue siendo un cochinero.

Osvaldo

Cartones

Entrada siguiente

La sucesión presidencial

vie Sep 8 , 2023
Post Content

Puede que te guste

Generated by Feedzy