Antes que se nos olvide | Nunca está de más

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El tiempo avanza muy rápido, tanto que ni nos damos cuenta y de pronto los niños se convierten en adultos, antes llevábamos a mis hijas a fiestas infantiles y ahora las dejamos en antros o bares.
Pero hay que ir soltándolos poco a poco, sobre todo en cuestión de salidas nocturnas o fiestas, hay padres que en cuanto cumplen los 18 años los dejan hacer prácticamente lo que quieran, pues ya cumplieron la mayoría de edad, sin embargo, no es lo más conveniente, muchos aún están inmaduros.
En nuestro país, antes se alcanzaba la ciudadanía a los 21 años, pero en el gobierno de Diaz Ordaz se modificó.
En Estados Unidos, continúa a los 21, y considero que es lo mejor.
Por supuesto, cada padre y madre manejan la autonomía de sus hijos como mejor les parezca, en nuestro caso, todavía los llevamos al antro y más tarde pasamos por ellos.

En la actual administración de Marco Bonilla, se ha observado una mayor supervisión en bares o centros nocturnos, las autoridades han clausurado varios establecimientos que no cumplen con los lineamientos del municipio, esto es muy positivo, sin embargo, deberían de enfocarse un poco más en cuestiones de protección al consumidor y de seguridad, por ejemplo, en algunos establecimientos, si llega un grupo de jóvenes y uno de ellos decide retirarse del lugar, el personal de seguridad no le permite salir hasta que muestre el comprobante de pago total de la cuenta, quizá lo hacen porque en ocasiones hay gente que se van sin pagar, pero deben utilizar el sentido común.
En los antros que están de moda o tienen mayor demanda, algunos meseros y personal de seguridad, se comportan un tanto prepotentes, con quienes no van dispuestos a gastarse una gran cantidad de dinero y esto puede provocar un conflicto entre cliente y empleados, no digo que sea el caso, pero una de las veces que esperaba en el estacionamiento a una de mis hijas, observé que salía un joven con su novia algo alcoholizada, ella inmediatamente hizo una llamaba a su padre para decirle que durante una discusión entre un mesero y su novio, el mesero la había golpeado.
Luego de colgar, interceptaron una patrulla y comentaron al oficial el problema, éste, tal vez porque estaban alcoholizados y eran jovencitos, minimizó el problema, le dijo que no podía hacer nada, pero en cuanto llegaron los padres de la joven, cambió su actitud.
En otra ocasión, mientras mi esposa esperaba, le tocó una pelea entre varios jóvenes en el estacionamiento, mientras los guardias de seguridad del lugar solo observaban a distancia, claro, no son referees de lucha libre, pero mínimo llamar a la policía, de pronto uno de los jóvenes peleoneros sacó una pistola para amedrentar a sus rivales, afortunadamente el conflicto no pasó a mayores y la policía brilló por su ausencia.

Es parte de la vida, los tiempos cambian, pero el peligro persiste, aun cuando nuestros hijos alcanzaron la mayoría de edad, nunca está de más estar al pendiente de ellos.

El tiempo avanza muy rápido, tanto que ni nos damos cuenta y de pronto los niños se convierten en adultos, antes llevábamos a mis hijas a fiestas infantiles y ahora las dejamos en antros o bares.
Pero hay que ir soltándolos poco a poco, sobre todo en cuestión de salidas nocturnas o fiestas, hay padres que en cuanto cumplen los 18 años los dejan hacer prácticamente lo que quieran, pues ya cumplieron la mayoría de edad, sin embargo, no es lo más conveniente, muchos aún están inmaduros.
En nuestro país, antes se alcanzaba la ciudadanía a los 21 años, pero en el gobierno de Diaz Ordaz se modificó.
En Estados Unidos, continúa a los 21, y considero que es lo mejor.
Por supuesto, cada padre y madre manejan la autonomía de sus hijos como mejor les parezca, en nuestro caso, todavía los llevamos al antro y más tarde pasamos por ellos.

En la actual administración de Marco Bonilla, se ha observado una mayor supervisión en bares o centros nocturnos, las autoridades han clausurado varios establecimientos que no cumplen con los lineamientos del municipio, esto es muy positivo, sin embargo, deberían de enfocarse un poco más en cuestiones de protección al consumidor y de seguridad, por ejemplo, en algunos establecimientos, si llega un grupo de jóvenes y uno de ellos decide retirarse del lugar, el personal de seguridad no le permite salir hasta que muestre el comprobante de pago total de la cuenta, quizá lo hacen porque en ocasiones hay gente que se van sin pagar, pero deben utilizar el sentido común.
En los antros que están de moda o tienen mayor demanda, algunos meseros y personal de seguridad, se comportan un tanto prepotentes, con quienes no van dispuestos a gastarse una gran cantidad de dinero y esto puede provocar un conflicto entre cliente y empleados, no digo que sea el caso, pero una de las veces que esperaba en el estacionamiento a una de mis hijas, observé que salía un joven con su novia algo alcoholizada, ella inmediatamente hizo una llamaba a su padre para decirle que durante una discusión entre un mesero y su novio, el mesero la había golpeado.
Luego de colgar, interceptaron una patrulla y comentaron al oficial el problema, éste, tal vez porque estaban alcoholizados y eran jovencitos, minimizó el problema, le dijo que no podía hacer nada, pero en cuanto llegaron los padres de la joven, cambió su actitud.
En otra ocasión, mientras mi esposa esperaba, le tocó una pelea entre varios jóvenes en el estacionamiento, mientras los guardias de seguridad del lugar solo observaban a distancia, claro, no son referees de lucha libre, pero mínimo llamar a la policía, de pronto uno de los jóvenes peleoneros sacó una pistola para amedrentar a sus rivales, afortunadamente el conflicto no pasó a mayores y la policía brilló por su ausencia.

Es parte de la vida, los tiempos cambian, pero el peligro persiste, aun cuando nuestros hijos alcanzaron la mayoría de edad, nunca está de más estar al pendiente de ellos.

Osvaldo

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Persuadir y convencer

vie Ene 5 , 2024
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