Antes que se nos olvide | La silla presidencial marea

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Por: Carlos A.
Esparza Deister

En noviembre de 2006, días antes de tomar posesión como presidente, Felipe Calderón visitó al mandatario estadounidense George W.
Bush, conversaron sobre migración, en ese entonces también se especulaba sobre la construcción de un muro fronterizo; según Calderón, le hizo ver que era una equivocación, aunque Bush reviró señalando que se trataba de una medida precautoria para tener una frontera segura y evitar el tráfico de drogas, armas y migración ilegal.

Así mismo, dialogaron sobre el Tratado de Libre Comercio, acordando reuniones de trabajo en cuanto se convirtiera en presidente, pues entraría en vigor una desgravación de aranceles en frijol y maíz.
Como presidente electo, Calderón recalcó que la única solución para el problema migratorio era crear empleos bien pagados en México, para ello se necesitaba impulsar la inversión en nuestro país, para demostrar que el comercio, la democracia y el respeto a los derechos humanos dan resultados entre la población.
Reiteró que el narcotráfico era una “papa hirviendo” y sería prioridad en su gobierno.

Sin embargo, durante todo su sexenio, según cifras oficiales, el salario mínimo tuvo un incremento de sólo 13.
62 pesos, la cifra más baja desde 1970 y en cuanto al narcotráfico, lo combatió, pero, como es sabido, la estrategia fue un desastre.
Durante todo su mandato, México se tiñó de rojo, y continúa hasta nuestros días, como quien dice, sólo levantó la piedra, surgiendo alacranes, viudas negras, víboras, entre otras peligrosas alimañas que jamás se pudieron controlar durante su administración, luego se fue muy campante.
Claro, no fue únicamente su culpa, pero si hubiese dado un golpe de timón durante su mandato, probablemente hubiese dejado un mejor país.

Antes de ocupar la silla presidencial, Peña Nieto visitó algunos países de América Latina y Europa, finalizando en noviembre de 2012 con una visita a Estados Unidos, al entonces reelegido Barack Obama; durante la plática, Peña Nieto prometió una estrategia para disminuir la violencia en México, propuso un replanteamiento de la relación entre ambas naciones para lograr una región más competitiva con capacidad de generar mayor número de empleos.

Obama destacó que Peña tenía una ambiciosa agenda de reformas, era cierto, en cuanto tomó posesión, comenzó a implementarlas, sin embargo, beneficiaron poco al ciudadano promedio, con la reforma energética Peña Nieto presumió que disminuyó el precio de la electricidad, sin embargo, se incrementó el precio de la gasolina.
Así mismo, su promesa de disminuir la violencia nunca se cumplió.
Además, su imagen presidencial se fue debilitando ante la sociedad, a pesar de eso, nunca giró el timón.

Se dice que la silla presidencial marea, que quienes se han sentado en ella enferman de poder, se vuelven soberbios.
López Obrador no ha sido inmune a ese mal, aunque al principio llegó pacífico, mesurado, pero paulatinamente su rostro se ha ido endureciendo, varios de sus discursos son agresivos en contra de quien osa criticar sus decisiones, por supuesto, su gestión ha tenido aspectos positivos, pero prometió tanto en campaña que quizás ahora no sabe cómo hacerle para cumplir todo y lo tiene muy molesto.
Faltan dos años para que finalice su mandato, es el momento de dar un golpe de timón, para que no deje un México tan dividido, tan violento, tan inseguro, tan enfermo, pero obviamente no lo hará, pues la silla presidencial marea, hasta a la persona más humilde.

Sígame en Face:@Antes que se nos olvide

esparzadeister@gmail.
com

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Esparza Deister

En noviembre de 2006, días antes de tomar posesión como presidente, Felipe Calderón visitó al mandatario estadounidense George W.
Bush, conversaron sobre migración, en ese entonces también se especulaba sobre la construcción de un muro fronterizo; según Calderón, le hizo ver que era una equivocación, aunque Bush reviró señalando que se trataba de una medida precautoria para tener una frontera segura y evitar el tráfico de drogas, armas y migración ilegal.

Así mismo, dialogaron sobre el Tratado de Libre Comercio, acordando reuniones de trabajo en cuanto se convirtiera en presidente, pues entraría en vigor una desgravación de aranceles en frijol y maíz.
Como presidente electo, Calderón recalcó que la única solución para el problema migratorio era crear empleos bien pagados en México, para ello se necesitaba impulsar la inversión en nuestro país, para demostrar que el comercio, la democracia y el respeto a los derechos humanos dan resultados entre la población.
Reiteró que el narcotráfico era una “papa hirviendo” y sería prioridad en su gobierno.

Sin embargo, durante todo su sexenio, según cifras oficiales, el salario mínimo tuvo un incremento de sólo 13.
62 pesos, la cifra más baja desde 1970 y en cuanto al narcotráfico, lo combatió, pero, como es sabido, la estrategia fue un desastre.
Durante todo su mandato, México se tiñó de rojo, y continúa hasta nuestros días, como quien dice, sólo levantó la piedra, surgiendo alacranes, viudas negras, víboras, entre otras peligrosas alimañas que jamás se pudieron controlar durante su administración, luego se fue muy campante.
Claro, no fue únicamente su culpa, pero si hubiese dado un golpe de timón durante su mandato, probablemente hubiese dejado un mejor país.

Antes de ocupar la silla presidencial, Peña Nieto visitó algunos países de América Latina y Europa, finalizando en noviembre de 2012 con una visita a Estados Unidos, al entonces reelegido Barack Obama; durante la plática, Peña Nieto prometió una estrategia para disminuir la violencia en México, propuso un replanteamiento de la relación entre ambas naciones para lograr una región más competitiva con capacidad de generar mayor número de empleos.

Obama destacó que Peña tenía una ambiciosa agenda de reformas, era cierto, en cuanto tomó posesión, comenzó a implementarlas, sin embargo, beneficiaron poco al ciudadano promedio, con la reforma energética Peña Nieto presumió que disminuyó el precio de la electricidad, sin embargo, se incrementó el precio de la gasolina.
Así mismo, su promesa de disminuir la violencia nunca se cumplió.
Además, su imagen presidencial se fue debilitando ante la sociedad, a pesar de eso, nunca giró el timón.

Se dice que la silla presidencial marea, que quienes se han sentado en ella enferman de poder, se vuelven soberbios.
López Obrador no ha sido inmune a ese mal, aunque al principio llegó pacífico, mesurado, pero paulatinamente su rostro se ha ido endureciendo, varios de sus discursos son agresivos en contra de quien osa criticar sus decisiones, por supuesto, su gestión ha tenido aspectos positivos, pero prometió tanto en campaña que quizás ahora no sabe cómo hacerle para cumplir todo y lo tiene muy molesto.
Faltan dos años para que finalice su mandato, es el momento de dar un golpe de timón, para que no deje un México tan dividido, tan violento, tan inseguro, tan enfermo, pero obviamente no lo hará, pues la silla presidencial marea, hasta a la persona más humilde.

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sáb Oct 29 , 2022
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