Año 1916: Movimiento contra chinos dejó 200 asiáticos asesinados en Chihuahua

La estancia de los chinos en el norte del país fue trágica: víctimas de discriminación, maltrato y hasta de asesinatos.

El aumento de la población inmigrante proveniente de China en el país, se expandió gracias a la política mercantil de Díaz y al Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre China y México que se firmó en 1899.

Durante la Revolución Mexicana hubo campañas antichinas, una de las más conocidas fue en Torreón, Coahuila, pues para 1911 las tropas maderistas que arribaron a la ciudad, saquearon los negocios de los chinos y mataron a más de 300 inmigrantes, el gobierno de China protestó y actuó por medio de la vía legal.

El blanco favorito de los revolucionarios eran los chinos, debido a su estatus neutral durante los conflictos; fue más fácil robarles.

El primer movimiento antichino en Chihuahua se dio en 1916 cuando más de doscientos chinos fueron asesinados al saqueárseles sus propiedades.

Los ancianos cuentan que cuando Francisco Villa residía en Chihuahua, le gustaba perseguir chinos, y si los atrapaba los mataba.

Cualquier cosa relacionada con Porfirio Díaz estaba mal y había que destruirla, era el pensamiento posrevolucionario; en el caso de los chinos, ellos fueron traídos por él, razón por la cual existía un odio hacia ellos.

Para la década siguiente los gobiernos de ambos países trabajaron para darles calidad a los inmigrantes chinos que trabajaban en México.
Todo se quedó en un frívolo intento, ya que en 1921 el gobierno mexicano decretó una ley que prohibía la inmigración china, únicamente las esposas y los hijos de quienes eran residentes podían ingresar al país.

A finales de la década de 1920 y principios de la de 1930 la inmigración china decayó, la ley era más rígida; ahora los chinos que tuvieran un establecimiento comercial debían contratar a nueve mexicanos por cada patriota suyo.

El movimiento antichino en el norte del país se recrudeció a partir de 1930, entre 1931 y 1933 fueron expulsados los chinos de los estados de Sonora, Baja California, Chihuahua y Tamaulipas.

El antichinismo en México adquirió carácter institucional al verse apoyado hasta por la mismísima Cámara de Diputados y el entonces Partido Nacional Revolucionario (PNR), el cual gobernaba la nación.

La situación xenófoba en Sonora llegó a tal extremo de haber casi mutilado su población proveniente de China, en el caso de Chihuahua fue mucho más moderada.
La realidad en Chihuahua, en relación con los chinos, era más discriminatoria que salvaje.
Los chihuahuenses evitaban tener contacto con ellos porque si no degenerarían su raza, o la podía empeorar.
Era vergonzoso relacionarse con los chinos.

Una cosa contradictoria entre la población racista fue la preferencia de productos vendidos por el asiático, el chino siempre ofrecía de todo a bajo costo.
La mayoría de sus problemas eran causados por esto, las envidias les ocasionaron muchos problemas.

Hicieron quebrar muchos negocios nacionales, eran competitivos; su administración era raquítica tratándose de su subsistencia, pues eran tan ahorradores que vivían en sus propios negocios.

La cuestión ahorradora a la cual se sometían, era muy criticada por los mexicanos; fue vista sucia y degenerada.
A ellos se les atribuían todos los males, los vicios y las enfermedades.

El aumento de la población inmigrante proveniente de China en el país, se expandió gracias a la política mercantil de Díaz y al Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre China y México que se firmó en 1899.

Durante la Revolución Mexicana hubo campañas antichinas, una de las más conocidas fue en Torreón, Coahuila, pues para 1911 las tropas maderistas que arribaron a la ciudad, saquearon los negocios de los chinos y mataron a más de 300 inmigrantes, el gobierno de China protestó y actuó por medio de la vía legal.

El blanco favorito de los revolucionarios eran los chinos, debido a su estatus neutral durante los conflictos; fue más fácil robarles.

El primer movimiento antichino en Chihuahua se dio en 1916 cuando más de doscientos chinos fueron asesinados al saqueárseles sus propiedades.

Los ancianos cuentan que cuando Francisco Villa residía en Chihuahua, le gustaba perseguir chinos, y si los atrapaba los mataba.

Cualquier cosa relacionada con Porfirio Díaz estaba mal y había que destruirla, era el pensamiento posrevolucionario; en el caso de los chinos, ellos fueron traídos por él, razón por la cual existía un odio hacia ellos.

Para la década siguiente los gobiernos de ambos países trabajaron para darles calidad a los inmigrantes chinos que trabajaban en México.
Todo se quedó en un frívolo intento, ya que en 1921 el gobierno mexicano decretó una ley que prohibía la inmigración china, únicamente las esposas y los hijos de quienes eran residentes podían ingresar al país.

A finales de la década de 1920 y principios de la de 1930 la inmigración china decayó, la ley era más rígida; ahora los chinos que tuvieran un establecimiento comercial debían contratar a nueve mexicanos por cada patriota suyo.

El movimiento antichino en el norte del país se recrudeció a partir de 1930, entre 1931 y 1933 fueron expulsados los chinos de los estados de Sonora, Baja California, Chihuahua y Tamaulipas.

El antichinismo en México adquirió carácter institucional al verse apoyado hasta por la mismísima Cámara de Diputados y el entonces Partido Nacional Revolucionario (PNR), el cual gobernaba la nación.

La situación xenófoba en Sonora llegó a tal extremo de haber casi mutilado su población proveniente de China, en el caso de Chihuahua fue mucho más moderada.
La realidad en Chihuahua, en relación con los chinos, era más discriminatoria que salvaje.
Los chihuahuenses evitaban tener contacto con ellos porque si no degenerarían su raza, o la podía empeorar.
Era vergonzoso relacionarse con los chinos.

Una cosa contradictoria entre la población racista fue la preferencia de productos vendidos por el asiático, el chino siempre ofrecía de todo a bajo costo.
La mayoría de sus problemas eran causados por esto, las envidias les ocasionaron muchos problemas.

Hicieron quebrar muchos negocios nacionales, eran competitivos; su administración era raquítica tratándose de su subsistencia, pues eran tan ahorradores que vivían en sus propios negocios.

La cuestión ahorradora a la cual se sometían, era muy criticada por los mexicanos; fue vista sucia y degenerada.
A ellos se les atribuían todos los males, los vicios y las enfermedades.

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