Acta non verba

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ACTA NON VERBA

La única forma de tener más, es producir más.
Nadie tiene en sus manos el poder prometernos “bajar la gasolina” o “bajar la luz”, pues trabajando a medias, jamás podrán ser cumplidas tales promesas.
O trabajamos todos muy duro y alcanzamos el éxito o hacemos como que trabajamos y vamos derecho al fracaso.

El trabajo bien realizado es la única opción que tenemos los mexicanos.
Las palabras y promesas populistas nunca se convierten en hechos.

Ninguna nación en la tierra es rica por accidente ni por producto de la casualidad.
Se obtiene la riqueza gracias al esfuerzo y eficiencia de sus hijos.
Atrás de la pobreza se esconden la desidia, la flojera, la corrupción y las falsas promesas de obtener algo por nada.

La única forma en que nuestro país puede progresar no es escogiendo al “más prometedor o hablador” de los candidatos, sino aumentando la responsabilidad, la constancia, la rectitud y la obediencia a las leyes.
Es absolutamente imposible que un dirigente se pueda convertir en nuestro salvador.
Cada uno de nosotros es responsable de su propio mundo.

Si hablamos de producir más, el problema es siempre el ser humano y para solucionarlo, son indispensables no únicamente la voluntad sino el carácter de la persona, sus actitudes y la eficiencia.
Aquellos países que tienen más que nosotros lo tienen por su mayor capacidad de ideas, de trabajo y de espíritu.

En nuestro país lo que más necesitamos no son ni las promesas ni los proyectos, sino hombres de verdad.
Un buen proyecto sin los hombres que lo ejecuten es tiempo perdido.
Necesitamos hombres que además de iniciativa, tengan la capacidad y el valor para la ejecución de los planes.

Mil cosas que pensamos hacer no tienen el valor de una que ya estamos haciendo.
Hoy es más importante que mañana.
Y ningún país podrá llegar al límite de su capacidad productiva si las ideas y las energías de sus ciudadanos estarían subordinadas al capricho de un hablador irresponsable que dice que “él sí lo haría mejor”.

Si tenemos que cuidarnos de individuos bien intencionados que no saben cómo hacer las cosas como a nosotros nos gustan, más lo tenemos que hacer de los que dicen saber, pero cuya mala intención es manifiesta.

La prosperidad nunca es producto de la caridad, sino de la industria.
De producir, no de pedir.
Mucho menos lo es de prometer, sino de hacer.

El único dirigente que necesitamos es aquel que logre convencernos de volvernos laboriosos, eficientes, responsables, modestos y respetuosos.

ACTA NON VERBA

La única forma de tener más, es producir más.
Nadie tiene en sus manos el poder prometernos “bajar la gasolina” o “bajar la luz”, pues trabajando a medias, jamás podrán ser cumplidas tales promesas.
O trabajamos todos muy duro y alcanzamos el éxito o hacemos como que trabajamos y vamos derecho al fracaso.

El trabajo bien realizado es la única opción que tenemos los mexicanos.
Las palabras y promesas populistas nunca se convierten en hechos.

Ninguna nación en la tierra es rica por accidente ni por producto de la casualidad.
Se obtiene la riqueza gracias al esfuerzo y eficiencia de sus hijos.
Atrás de la pobreza se esconden la desidia, la flojera, la corrupción y las falsas promesas de obtener algo por nada.

La única forma en que nuestro país puede progresar no es escogiendo al “más prometedor o hablador” de los candidatos, sino aumentando la responsabilidad, la constancia, la rectitud y la obediencia a las leyes.
Es absolutamente imposible que un dirigente se pueda convertir en nuestro salvador.
Cada uno de nosotros es responsable de su propio mundo.

Si hablamos de producir más, el problema es siempre el ser humano y para solucionarlo, son indispensables no únicamente la voluntad sino el carácter de la persona, sus actitudes y la eficiencia.
Aquellos países que tienen más que nosotros lo tienen por su mayor capacidad de ideas, de trabajo y de espíritu.

En nuestro país lo que más necesitamos no son ni las promesas ni los proyectos, sino hombres de verdad.
Un buen proyecto sin los hombres que lo ejecuten es tiempo perdido.
Necesitamos hombres que además de iniciativa, tengan la capacidad y el valor para la ejecución de los planes.

Mil cosas que pensamos hacer no tienen el valor de una que ya estamos haciendo.
Hoy es más importante que mañana.
Y ningún país podrá llegar al límite de su capacidad productiva si las ideas y las energías de sus ciudadanos estarían subordinadas al capricho de un hablador irresponsable que dice que “él sí lo haría mejor”.

Si tenemos que cuidarnos de individuos bien intencionados que no saben cómo hacer las cosas como a nosotros nos gustan, más lo tenemos que hacer de los que dicen saber, pero cuya mala intención es manifiesta.

La prosperidad nunca es producto de la caridad, sino de la industria.
De producir, no de pedir.
Mucho menos lo es de prometer, sino de hacer.

El único dirigente que necesitamos es aquel que logre convencernos de volvernos laboriosos, eficientes, responsables, modestos y respetuosos.

Osvaldo

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Acapulco

vie Nov 3 , 2023
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